Análisis a Fondo
* Mexicanos, más racistas que Donald J. Trump
* De “pinches negros” no bajan a los de color
Por Francisco GÓMEZ MAZA
Para Arcano Radio
¿Y ya se dieron ustedes cuenta de que, del presidente de la
república para abajo, los mexicanos no solamente son tontos para votar por el
impuesto por el PRI, sino que somos más racistas que los estadounidenses más
racistas?
En general, los mexicanos no pueden ver a una persona de
color, si en el metro de Ciudad de México, o a una dama de color en el
Metrobús, porque inmediatamente empiezan a murmurar del “pinche negro”, del
cochino que no se baña, que apesta, y si tienen la oportunidad inmediatamente
le lanzan por lo menos una indirecta relacionada con su color y su olor… Como
si los prietos mexicanos olieran a aceite de oliva.
Y esa discriminación gringa ocurre también entre mexicanos,
desde Los Pinos o la famosa casa blanca hasta una mansión de Tepito’s Down
Town. Los menos morenos no pueden ver a los morenos y estos se enfadan cuando
ven a un prieto. Y vaya que los que se enojan son prietísimos. Lo menos que le
endilgan es lo que le dicen a los de color: pinche prieto.
Y eso ocurre también con las mujeres, aunque si un macho
mexicano desprecia a una mujer por su color o su olor, si tiene la oportunidad
de violentarla sexualmente no pierde el tiempo. No le importa que sea prieta o
de color. O que huela a rayos.
Eso ocurre también en la relación de las clases medias
acomodadas o dominantes. Los dueños del poder polí8tico o el económico, o los
que se sienten con poder económico porque son hijos de papi (los que odian a la
“prole” desde Los Pinos) con la gente de abajo. El “señor” de la casa acosa a
la muchacha que prepara los alimentos, lava y plancha la ropa de los señores y
de los niños, hace el aseo. Más si es bonita y tiene un lindo cuerpo. El marido
de la señora de la casa no pierde el tiempo y cuando su esposa se ausenta se
dedica a acosar y a enamorar a la ayudante, prometiéndole el oro y el moro con
tal de que se acueste con él hasta que la pendeja se acuesta. Ah, pero si la
embaraza, inmediatamente la corre del empleo. No se vaya a dar cuenta la esposa
de que su ayudante fue embarazada por el marido. Ni siquiera se toman la
molestia los maridos de usar preservativo cuando se acuestan con la muchacha.
Este es el verosímil de los mexicanos todos, de los
ciudadanos en edad de ir a votar a las urnas. Son violados constantemente por
las clases dominantes. Por los mapaches electorales, por los que les ofrecen
dinero por su voto. Y nadie protesta. Nadie dice me violaron. ¿Será porque les
agrada la mala vida? Los mexicanos son sirvientes violentados a cada momento.
Violados pues, por políticos, por empresarios poderosos, por obispos y
sacerdotes, por empleadores y hasta por
jefecillos, quienes a quienes más violan es a las mujeres que solicitan
empleo. O un ascenso en el escalafón salarial. Eso ocurrió, por ejemplo, en las
elecciones del 5 de junio aunque muchos mexicanos ya no se dejaron violar y
sólo lo hicieron aquellos ciudadanos muertos de hambre o ambiciosos que se
entregan por un monedero electrónico con un saldo de dos mil pesos. Cuánto
sufren esos mexicanos que ni siquiera saben valorar el precio de su honra y de
su dignidad, sus rodillas y su trasero,
Y los mexicanos, por su lado, son más violadores cuando
consiguen un puesto de relativa importancia en las estructuras gubernamentales,
o uno de elección popular. Por ejemplo, cuando les encargan las llaves del
excusado (Quieres ver a un mexicano alzado, encárgale las llaves del excusado).
Se convierten en salvadores y ofrecen canonjías y prerrogativas a cambio de
intercambios carnales. Y la cultura de la denuncia aún no está nada arraigada
en nuestras sociedades por el miedo a perder el empleo. Lo peor de todo es que
violan porque odian, porque son racistas,
Pero si los mexicanos en México son racistas entre ellos.
Son más cuando se asumen estadounidenses, güeritos de ojos azules, cuando
reciben su documento de nacionalización, Entonces, muchos, por milagro del
papelito que los transustancia en güeritos, en anglosajoncitos nacuales,
compran su condominio en Miami, en California, en Quad Cities, donde está o
estaba el arsenal militar más importante, cerca de Chicago, y pueden mandar a
su hijito al College, una escuela entre las más caras. Ah. Se vuelven
insoportables. Morenos, prietos, se vuelven de cabello color naranja y ojos
verdes.
Pero no todo se queda ahí. Después de ser objeto de
discriminación en México y en Estados Unidos, ellos se vengan porque se
convierten en discriminadores de otros tan prietos como ellos, o menos prietos
que ellos; Los migrantes de Centroamérica, quienes se enfrentan no sólo a la
discriminación sino a maltratos cuando solicitan asilo en Estados Unidos, sobre
todo ahora que es presidente uno de los más acérrimos racistas entre los
racistas.
Amnistía Internacional advierte que "Lo que nos
preocupa es que los derechos humanos y las vidas de las personas pueden ser una
ficha de negociación entre un gobierno mexicano (racista) y uno de Estados
Unidos (racista), que tienen muchas negociaciones abiertas", dijo a
Reuters Madeleine Penman, autora del informe publicado el jueves.
@AFDiario
@analisisafondo
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