jueves, 22 de junio de 2017

La tónica del día

De la Mesa de Redacción Rafael Castilleja
De Arcano Político


A 192 días para finalizar el año este Día de Júpiter, 22 de junio, de cuidado con la irrealidad


Celebra el Santoral Católico al británico patrón de políticos y gobernantes Santo Tomás Moro,

a San Flavio Clemente,

al patrón de los campaneros San Paulino de Nola

Cánticos de cohabitación redentora

Decodificación

(Fragmento)

Con ese canto místico que encuentro
Codificado en cada célula, en cada átomo
De la grandiosa tríada de mi Templo

Crean en 1963 los Diputados de Partido al presentarse el decreto de reformas y adiciones al artículo 54 constitucional

La iniciativa fue del presidente Adolfo López Mateos.De esa forma, el sistema de diputados de partido otorga incentivos a los partidos que logren  porcentajes de votación superiores al 2.5%, ya que se les otorgaran 5 diputados si obtienen ese mínimo, más un diputado adicional por cada medio punto por ciento por arriba de esa cifra. Para ello se disponen un máximo de 20 diputados de partido. En caso de que un partido supere ese número con triunfos en distritos de mayoría relativa, no tendrían acceso a los diputados de partido. El tope de 20 incluye a los diputados de mayoría que cada partido pueda ganar.

Recupera en 1911 el queretano interino Francisco León de la Barra y Quijano, a Tijuana, tomada por los Flores Magón

La población con menos de cien casas fue tomada por los hermanos Flores Magón y anarquistas de Estados Unidos, fue tomada a principios de mayo, antes de la renuncia de Porfirio Días Mori. Tenían la intención de hacer de Baja California una república socialista al amparo del Partido Liberal Mexicano que ellos habían fundado.

Los habitantes de Tijuana y del resto del estado se sintieron agredidos por los que llamaron filibusteros y se aprestaron a luchar contra ellos. En este proceso de lucha, después de algunas escaramuzas en las cuales no faltaron los muertos, los llamados filibusteros se regresaron a los Estados Unidos.

Nace en 1875 Pascual Díaz y Barreto en Zapopan, Jalisco, obispo autor de la Guerra Cristera con 300 mil muertos

Murió el 19 de mayo de 1936, en la Ciudad de México, el VI Obispo de Tabasco de 1922 a 1929 y el trigésimo segundo arzobispo de México de 1929 a 1936.

Desafió al Estado Mexicano antes, durante y después del conflicto cristero que se prolongó desde 1926 a 1929 entre el gobierno y milicias de laicos, presbíteros y religiosos católicos que resistían la aplicación de legislación y políticas públicas orientadas a restringir la participación de la Iglesia católica sobre los bienes de la nación así como en procedimientos civiles.

El Obispo de Tabasco Pascual Díaz Barreto, fue designado Secretario del Comité Episcopal y nombrado por la Santa Sede "intermediario oficial" para solucionar el conflicto Iglesia-Estado y junto con el delegado apostólico Señor Leopoldo Ruiz y Flores, se entrevistaron con el presidente, Emilio Portes Gil, para llegar a un acuerdo el 21 de junio de 1929 sobre la cuestión religiosa.

Para que los obispos del país no se pronunciarían en materias de política nacional, dejando cualquier opinión en manos del arzobispo de México, el gobierno les entregó la inoperatividad de la legislación en materia de cultos, “moderar” las reformas en materia educativa contra la llamada "educación socialista", pero sobre todo a centralizar, una vez más en la figura del presidente, el manejo de la relación con la Iglesia.

Dio vida al peculiar arreglo logrado luego del armisticio, el así llamado modus vivendi.

Nace en 1818 Juan Ignacio Paulino Ramírez Calzada en San Miguel Allende, Guanajuato, 1 de los artífices  del Estado laico

Murió en la Ciudad de México, el 15 de junio de 1879, también conocido como El Nigromante, fue un escritor, poeta, periodista, abogado, político e ideólogo liberal mexicano. Es considerado uno de los artífices más importantes del Estado laico mexicano. Además, fue un reconocido masón, y varias logias en México llevan su nombre. También se le conoció con el sobrenombre El Voltaire mexicano.

Ignacio Manuel Altamirano escribió: “(Ignacio Ramírez) fue "el sublime destructor del pasado y el obrero de la Revolución", como decía Justo Sierra en la admirable poesía que pronunció en los funerales del eminente republicano”.

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