* La controversia entre Trump y el representante John Lewis ha desatado el rechazo el debate sobre la "legitimidad" del presidente electo
De la Mesa de Redacción
De nuestra afiliada La Voz de América
Reince Priebus, el nuevo jefe de personal de la Casa Blanca de Trump, dijo que los comentarios “irresponsables” de Lewis habían desatado una " tormenta de fuego". |
Las ceremonias de toma de posesión presidencial en Estados
Unidos suelen ser eventos unificadores políticamente, pero este año un número
récord de legisladores planea rechazar al presidente electo durante su
investidura.
Más de 40 representantes demócratas en el Congreso, de los
535 legisladores electos, han dicho que planean boicotear la toma de posesión
del presidente electo Donald Trump el viernes, alegando que el empresario
republicano es una amenaza para la democracia.
Los legisladores Steve Cohen de Tennessee, Jerrold Nadler de
Nueva York y Don Beyer de Virginia se unieron el lunes a la cada vez más larga
lista de representantes que no presenciarán en vivo el juramento de Trump en el
Capitolio.
La lista también incluye a los congresistas hispanos Raúl
Grijalva (Arizona), Luis Gutiérez (Illinois), Raúl Ruíz (California) y Nidya
Velázquez (Nueva York).
El estilo político divisivo de Trump que le dio la victoria
en las urnas, entra en una nueva fase al convertirse en presidente.
Un nuevo sondeo de la opinión pública estadounidense indica
que Trump asumirá el cargo con el 51 por ciento de los estadounidenses
desaprobando su transición, y un 40 por ciento de calificación favorable, que
es menor que sus tres predecesores inmediatos.
Esa encuesta se llevó a cabo antes de que el presidente
electo tuiteara duras críticas al respetado legislador y líder de derechos
civiles, el representante John Lewis, quien dijo que no veía a Trump como un
"presidente legítimo". Trump respondió el sábado, diciendo que los
congresistas deberían dedicar más tiempo a ayudar a sus electores en lugar de
"quejarse falsamente de los resultados electorales”.
El politólogo John Hudak dice que la naturaleza inusualmente
contenciosa de esta elección, empañada por amenazas de interferencia
extranjera, ha creado una atmósfera propicia para un boicot.
"No es tradicional que los miembros del partido opuesto
eviten una ceremonia inaugural presidencial, incluso cuando alguien pierde o
hay alguna disputa, típicamente los funcionarios electos del Congreso
asisten", dijo Hudak, un investigador senior en estudios de gobierno en la
Brookings Institution.
Crítica sobre la interferencia rusa
La polémica comenzó el viernes cuando Lewis, que ha servido
en la Cámara de Representantes de Estados Unidos durante treinta años, dijo a
NBC News que no asistiría a la toma de posesión de Trump porque no ve al
"presidente electo como presidente legítimo".
"Creo que los rusos participaron en ayudar a este
hombre a ser elegido, y ayudaron a destruir la candidatura de Hillary
Clinton", dijo Lewis.
Trump respondió con dos tuits en la mañana del sábado por la
mañana criticando al legislador demócrata por no dedicar más tiempo "en
arreglar y ayudar a su distrito, que está en condición horrible y
desmoronándose (sin mencionar el crimen infestado) en lugar de quejarse
falsamente de los resultados de la elección".
Lewis representa un distrito que incluye barrios ricos y
pobres de Atlanta, Georgia. Genera un nivel inusual de respeto bipartidista en
el Capitolio, debido en gran parte a su papel en el movimiento de los Derechos
Civiles a principios de los años sesenta. De joven, Lewis ayudó a dirigir la
histórica Marcha hacia Washington de 1963 y fue golpeado y encarcelado por
protestar contra la segregación en el sur de Estados Unidos.
El vicepresidente electo Mike Pence dijo a CBS News el
domingo que respeta el "sacrificio" de Lewis, pero agregó que
"Donald Trump tiene todo el derecho de defenderse". Reince Priebus,
el nuevo jefe de personal de la Casa Blanca de Trump, dijo que los comentarios
“irresponsables” de Lewis habían desatado una" tormenta de fuego".
Priebus urgió al presidente saliente, Barack Obama, que
"intervenga" y denuncie el trato a Trump por parte de los demócratas.
La Casa Blanca dijo que no involucraría en la controversia.
El senador Marco Rubio, un republicano de Florida que
desafió a Trump por la nominación en las primarias, dijo el lunes que aunque
creía que gobiernos extranjeros habían intentado influir en las elecciones,
discrepó con la calificación de ilegítima de Lewis.
Ocho años de debate
El debate sobre la legitimidad estuvo presente durante los
dos períodos de Obama, ya que Trump y otros republicanos cuestionaron la
validez de su nacimiento en los Estados Unidos.
"Eso estableció una ruptura de las normas que ahora los
republicanos están lamentando", señaló Hudak.
"Pero hace ocho años, estaban felices de aplaudir con
tal de potenciar algunas bases dentro de su partido. Así que en lo que muchos
políticos deben caer en cuenta es que la satisfacción de objetivos políticos
inmediatos a menudo puede tener consecuencias políticas imprevistas a largo
plazo, y eso es lo que estamos viendo ahora", señala el experto.
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