* Actitud negacionista de las autoridades americanas hacia los derechos humanos: González Pérez
* Antecedente del Muro de Trump el de Varsovia, Polonia en 1940 para delimitar el Gueto
Por Carla GARCÍA y Gisel DUCATENZEILER
Periodistas de nuestra asociada RNU
El Secretario General de la
ONU,
António Guterres.
Foto de archivo: ONU/ Jean
Marc-Ferré
|
En un mensaje de video, António Guterres dijo que el mundo
tiene el deber de recordar esa tragedia sin parangón en la historia de la
humanidad, que intentó eliminar al pueblo judío y a muchas otras personas.
Guterres alertó sobre el resurgimiento de esos sentimientos contra algunos
colectivos.
"Por desgracia, y en contra de nuestro propósito, el
antiantisemitismo sigue proliferando. También estamos viviendo un aumento muy
preocupante del extremismo, la xenofobia, el racismo y el odio dirigido contra
los musulmanes. La irracionalidad y la intolerancia están de regreso",
advirtió Guterres.
El Secretario General insistió en que esta tendencia va en
contra de los valores consagrados en la Carta de las Naciones Unidas y la
Declaración Universal de Derechos Humanos.
Añadió que la ONU nunca podrá permanecer en silencio ante el
sufrimiento humano y que seguirá abogando por la defensa de los más vulnerables
y por llevar a los criminales ante la justicia.
Para concluir su mensaje, Guterres llamó a honrar a las
víctimas del holocausto y a construir un futuro de dignidad e igualdad para
todos.
Actitud negacionista de las autoridades americanas hacia los derechos humanos
De la Mesa de Redacción Rafael Castilleja
De Arcano Político
Entrevista de los medios al presidente de la CNDH, Luis Raúl
González Pérez
Pregunta: ¿Cuál es este momento que vive el país?
Respuesta: Pues es un momento delicado, es un momento donde
pues se cambió radicalmente las relaciones entre los países. Ustedes están
viendo que hay una actitud negacionista de las autoridades americanas hacia los
derechos humanos, que es el tema que yo puedo hablar.
No se puede entender esos discursos que incurren en esta
denostación de lo que es la dignidad humana, el muro es una expresión
precisamente de ese sentimiento de xenofobia, de racismo, de discriminación que
hemos rechazado y condenado.
Yo he dicho el único muro es el de la dignidad. Y ayer decía
yo que cualquier negociación que tengan las autoridades mexicanas, tiene que
privilegiarse la dignidad de las personas, el bienestar de los mexicanos.
Y por eso decía yo ayer, que suscribo esto que dijo el
presidente de la República. De los 10 objetivos que planteó, el primero es
precisamente la atención hacia nuestros connacionales, hacia los migrantes; por
eso todos debemos estar de acuerdo en que esa deba ser la actitud. Y como lo
dije en este discurso, estar atentos a la unidad, son momentos precisamente de
que todos los mexicanos y mexicanas, todos los sectores estemos atentos
precisamente hacer un frente común, de alzar la voz en contra de estos
discursos que van en contra de los derechos humanos universalmente reconocidos,
que lamentablemente los Estados Unidos no han reconocido mucho de los tratados.
Esa es la diferencia de México, fíjense, con los Estados
Unidos. México se abrió al escrutinio y tenemos aquí la presencia del Alto
Comisionado, tenemos varios comités, tenemos relatores.
Quiero decirles que nosotros nos vamos a dirigir al relator
de migrantes de los Estados Unidos, haciéndole ver la situación para que esté
atento a esta circunstancia.
Más allá del reconocimiento o no a esas jurisdicciones de
parte de los Estados Unidos, el relator creo que tendría la capacidad de la ONU
de alzar la voz y ver por los connacionales, y no solamente por nuestros
connacionales, sino por los migrantes en los Estados Unidos.
Muchas gracias, muy amables.
Antecedente del Muro de Trump el de Varsovia, Polonia en 1940 para delimitar el Gueto
De la Mesa de Redacción Rafael Castilleja
De Arcano Político
Palabras de Luis Raúl González Pérez, presidente de la CNDH
en el Museo Memoria y Tolerancia de la Ciudad de México en el Día Internacional
de Conmemoración en Memoria de las Víctimas del Holocausto establecido por la
ONU el 27 de enero
Saludo y agradezco a nuestra anfitriona, Sharon Zaga,
Presidenta del Museo Memoria y Tolerancia y reconocida con la Mención
Honorífica del Premio Nacional de Derechos Humanos 2016, quien se ha convertido
en una cercana amiga del Organismo Nacional de Protección de los Derechos
Humanos.
Muy querida Alexandra Haas, Presidenta del Consejo Nacional
para Prevenir la Discriminación, colega y aliada en la construcción de una
cultura de igualdad en la que las diferencias no sean motivo de discriminación,
sino causa de nuestra riqueza cultural, muchas gracias por la colaboración del
CONAPRED en la organización y convocatoria de este evento.
A la Presidenta de la Asociación Yad Vashem México, Señora
Eva Lijtszain, quiero reiterarle el agradecimiento de la Comisión Nacional de
los Derechos Humanos y propio por ayudarnos a preservar la memoria de un
acontecimiento tan lamentable que debe servirnos para recordar aquellos errores
que no podemos volver a cometer.
Saludo al Señor Moses Romano Jafif, Presidente del Comité
Central de la Comunidad Judía en México, asociación con la que encontramos
importantes vínculos de identidad como son el respeto, la tolerancia y la
construcción de una sociedad donde la paz y la armonía sean base para el
entendimiento.
Finalmente, saludo y agradezco profundamente a Miriam
Stillman por sus palabras que nos llenan el espíritu al saber que, frente a la
adversidad, por más profunda que esta sea, siempre existirá un resquicio por el
que la luz de la esperanza logre colarse para demostrarnos que una realidad
distinta, más humana y benevolente, es posible. Muchas gracias, Miriam, porque
su testimonio es historia viva y su valentía ejemplo que debe ser imitado.
Señoras y señores:
Conocer la realidad del pasado nos abre una puerta para
entender mejor la realidad de nuestro presente. A través de sus constancias, de
sus evidencias, el registro de lo pasado se vuelve memoria, para perpetuar todo
lo bueno y digno que merece ser recordado. Para no permitirnos olvidar todo lo
indigno y obscuro que no debería repetirse. La memoria implica una historia de
vidas, de testimonios, que tienen el poder de transformar y dar sentido a
nuestra propia vida. Al recuperar el pasado es posible redefinir el presente,
de ahí la importancia de la memoria.
Hace un año, cuando nos reunimos en este mismo espacio con
motivo del Día Internacional de Conmemoración en Memoria de las Víctimas del
Holocausto, recordamos a las mujeres, hombres, niñas y niños que perdieron la
vida o fueron víctimas de sufrimientos atroces, como consecuencia de las
acciones de un régimen autoritario que alegando una pretendida superioridad
racial y haciendo uso de la fuerza, la violencia y el miedo, llevaron a cabo
acciones genocidas que hasta el día de hoy permanecen como uno de los peores
actos que jamás se hubiesen cometido, en perjuicio de la dignidad humana.
En ese momento supusimos que recordar y rendir homenaje a
las víctimas, así como alzar nuestra voz para decir que “nunca más”
permitiríamos que el odio y el rechazo estuvieran por encima de la tolerancia y
la inclusión, era suficiente para prevenir que algún régimen, con sustento en
un discurso contrario al reconocimiento y respeto de la dignidad humana,
pudiera implicar una amenaza para nuestros derechos. Desafortunadamente, los
hechos nos están demostrando que estábamos equivocados. La conmemoración de
este año se realiza en un contexto en que los derechos humanos están en riesgo.
Como lo he indicado en otros espacios, más allá de la
potestad soberana que asiste a todo Estado para organizarse y velar por sus
intereses, los cambios que empiezan a suceder en la política migratoria,
económica y social de los Estados Unidos de América, al estar acompañados de
expresiones de discriminación, misoginia, exclusión, racismo, xenofobia o que
atentan contra la dignidad de las personas, deben ponernos en estado de alerta
para denunciar y oponernos a las mismas. No podemos permitir que la indiferencia
o la resignación haga que asumamos, como parte de nuestra normalidad, el
menoscabo a los derechos de las personas y los abusos de poder.
Ayer se anunció el inicio de los trabajos para la
construcción de un muro que dividirá México de los Estados Unidos, y que tiene
entre otros propósitos contener a las personas que habitan en uno de sus lados,
para proteger a quienes lo hacen del otro. No es la primera vez que un muro se
alza para dividir comunidades, para dividir y distinguir entre personas que dependiendo
de su nacionalidad u origen étnico tienen mayores o menores derechos. Tal vez,
el peor ejemplo de ello, sea aquel que se comenzó a construir en noviembre de
1940, en Varsovia, Polonia para delimitar el Gueto que se estableció en dicha
ciudad y restringir los derechos de quienes fueron forzados a habitar en el
mismo.
El muro, es tan sólo una de las manifestaciones externas de
un régimen cuya forma de ejercer el poder, aparentemente implicará la promoción
de expresiones que vulneran o desconocen los principios más elementales de
dignidad de las personas. La soberbia autoritaria debe ser erradicada. Ante
ello, no podemos dar cabida a la indiferencia, a la indecisión, a la falta de
acción. En principio, es preciso que denunciemos, advirtamos y condenemos
cualquier expresión o medida de este tipo, para lo cual, todos los que estamos
comprometidos con el reconocimiento, defensa y promoción de los derechos
humanos, debemos integrar un frente común. Que ante la fuerza o la violencia
reivindique y recuerde el valor de la vida humana. Que ante el absurdo oponga
la razón y ante las amenazas apele al orden y a la justicia.
Hoy vuelvo a insistir en la necesidad de que las y los
defensores de derechos humanos, los organismos nacionales y las instancias
internacionales, coordinemos nuestros esfuerzos y capacidades para actuar por
la defensa de las personas, por la vigencia del régimen internacional de los
derechos humanos y por el respeto a la dignidad humana. Estamos ante el inicio
de una etapa que demanda nuestra acción coherente, responsable y decidida.
El día de ayer, el Gobierno de la República anunció su
compromiso de llevar a cabo un ejercicio pleno de la asistencia consular para
procurar la defensa de las mexicanas y mexicanos que viven en los Estados Unidos
de América. Dicha medida había sido esbozada por esta Comisión Nacional, por lo
que saludamos tal determinación y manifestamos nuestro compromiso con colaborar
en el ámbito de nuestras atribuciones en su implementación. Sin embargo, su
éxito dependerá de que se cuente con los recursos materiales y el personal
debidamente capacitado para llevarla a cabo, lo cual, indudablemente requerirá
del concurso y compromiso de los distintos poderes y órdenes de gobierno.
Los momentos que vivimos deben ser de unidad y no de
distancia, de entendimiento y no de diferencia, de conciliación y no de
enfrentamiento. Supusimos que nunca más tendríamos que actuar ante voces cuyo
sonido fuera el eco de la discriminación y la exclusión. Hoy, las amenazas que
se ciernen en torno a los derechos y la dignidad de las personas nos llaman a
la acción. Estamos ante un punto de inflexión en el que la manera como
enfrentemos el entorno que se nos presenta definirá los puntos de equilibrio
que como país y sociedad tengamos en el futuro. La suma de voluntades y
acciones responsables que cada uno realice, serán la mejor forma de incidir en
una defensa positiva de la justicia, de la equidad y de los derechos de las
personas, para dejar de lado cualquier política de exclusión, discriminación o
miedo.
Espacios como el que hoy nos convoca adquieren una especial
relevancia y significación en el contexto actual. La posibilidad de que la
dignidad humana se niegue y trasgreda no debe verse como una cuestión del
pasado, es un riesgo presente, una realidad. La forma como respondamos a los
retos que se nos presentan formará parte de la memoria que leguemos a las
generaciones futuras. En razón de ello, considero relevante que realicemos en
lugares como este Museo, que es un espacio público de la memoria, actividades
que refuercen en nuestra sociedad la conciencia sobre el valor de los derechos
humanos, así como la larga ruta y las luchas que han propiciado llegar a su
estatus actual de reconocimiento. Un valor y condición que no debemos permitir
que se pierda.
La peor traición que podríamos hacer a la memoria es voltear
la cara y no enfrentar la realidad que se está construyendo. La paz, la
tolerancia, el entendimiento, el respeto mutuo y la concordia no pueden dejar
de ser las bases que sustenten la convivencia entre los países y las personas.
Muchas gracias
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