De la Mesa de Redacción
De Radio Vaticana
Motu Proprio del Papa Francisco sobre ofrecimiento de la
vida: mensaje central, criterios y ejemplos.
Ante la publicación de la Carta Apostólica en forma motu
Proprio Maiorem hac dilectionem, del Papa Francisco, que establece que el
ofrecimiento de la vida es un nuevo caso en el proceso de beatificación y
canonización, distinto del caso del
martirio y de la heroicidad de
las virtudes, el Rector de la Pontificia Universidad Lateranense, Mons. Enrico
Dal Covolo, fue entrevistado por Debora Donini:
«El mensaje central es éste: el ofrecimiento de la vida se
vuelve un nuevo caso – hasta ahora inédito – del proceso de beatificación y
canonización y se distingue de los otros dos casos tradicionales, que son
el martirio y la heroicidad de las
virtudes. El problema que se plantea enseguida es éste: en qué consiste este
ofrecimiento de la vida, para que sea válido y eficaz para la beatificación de
un Siervo de Dios».
Mons. Dal Covolo, que presidió el Congreso peculiar de la
Congregación para las Causas de los Santos sobre el ofrecimiento de la
vida, explicó los criterios que presenta
el Santo Padre:
«Los criterios que el Papa indica son cinco. El primero y el
segundo me parecen los más destacados. Debe ser un ofrecimiento libre y
voluntario de la vida y de heroica aceptación propter caritatem – hay que
subrayar esto - por la caridad, por el
amor a Dios y al prójimo, de una muerte segura y a corto plazo y debe haber una
relación – éste es el tercer criterio – entre el ofrecimiento de la vida y la
muerte prematura».
También se requiere el milagro en el caso del ofrecimiento
de la vida:
«Exactamente. La necesidad del milagro para la beatificación
y luego para la canonización y, naturalmente, el milagro debe suceder después
de la muerte del siervo de Dios y por su intercesión demostrada».
El Rector de la Pontificia Universidad Lateranense nos habló
de algunos ejemplos
Esta decisión del Santo Padre se debe a que, algunas veces,
se encontraban dificultades durante el desarrollo del proceso canónico. Es
decir, se empezaba quizá con el proceso sobre el martirio y luego había que
pasar al proceso sobre la heroicidad de las virtudes, que son muy distintas
entre sí, porque en realidad no se entendía bien si se trataba de un caso o de otro.
Por ejemplo, por citar casos que todos conocen: los casos del Siervo de Dios
Salvo D’Acquisto, o el caso de Maximiliano Kolbe, que fue beatificado por la
heroicidad de la vida y de las virtudes y luego fue canonizado por martirio. Es
evidente que había alguna dificultad en el proceder. Ahora, este nuevo camino
consiente resolver muchos casos ambiguos, porque así no hay necesidad, por
ejemplo, de que haya un persecutor, no hay necesidad de que haya odium fidei.
Sobre todo, no hay necesidad de que haya efusión de la sangre, como prevé el
martirio. Es suficiente demostrar – y esto es esencial – esta relación profunda
entre el ofrecimiento de la propia vida y una muerte prematura y aceptada por
amor a Dios y a los hermanos. Esto, por ejemplo, se podría sostener en algunos
casos de muerte aceptada voluntariamente yendo a socorrer a personas enfermas
durante una epidemia. Es decir, arriesgando la propia vida por el bien del
prójimo».
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