La Universidad de Oxford desarrolló una vacuna contra el
COVID. University of Oxford/John Cairns
Por Laura QUIÑONESPeriodista de nuestra asociada RNU
Una tercera vacuna candidata contra el nuevo coronavirus, la
de Oxford y AstraZeneca, reveló resultados preliminares prometedores de la fase
tres de sus ensayos clínicos. La inmunización, a diferencia de la Moderna y
Pfizer, no requiere de una ultra cadena de frío, y sería mucho más fácil de
distribuir logísticamente. Los expertos de la agencia de salud de la ONU
advirtieron que existe un riesgo real de que los más pobres sean pisoteados en
la estampida por las vacunas.
“Con las últimas noticias positivas de los ensayos de las
vacunas, la luz al final de este túnel largo y oscuro se vuelve más brillante”,
dijo el director de la Organización Mundial de la Salud este lunes, cuando se
dieron a conocer los resultados preliminares positivos de una tercera vacuna
candidata contra el COVID-19.
La inmunización desarrollada por la Universidad de Oxford y
la farmacéutica AstraZeneca tendría hasta un 90% de efectividad, según los
datos de un primer análisis de ensayos clínicos en el Reino Unido y Brasil. Dos
vacunas más, de las compañías Pfizer y Moderna, también han demostrado una
efectividad similar.
"No se puede subestimar la importancia de este logro
científico. Ninguna vacuna en la historia se ha desarrollado tan rápidamente como
estas. La comunidad científica ha establecido un nuevo estándar para el
desarrollo. Ahora hay una esperanza real de que las vacunas, en combinación con
otras medidas de salud pública probadas y comprobadas, ayudarán a poner fin a
la pandemia COVID-19”, afirmó Tedros Adhanom Gebreyesus durante su conferencia
de prensa bisemanal.
La científica jefa de la Organización, la doctora Soumya
Swaminathan, dijo que se encontraban “muy alentados” por los resultados
preliminares de Oxford y Astrazeneca, al igual que por los de las dos vacunas
anteriores, pero que esta última tenía una especial ventaja logística al no
requerir de una cadena de ultra frío.
“La ventaja de esta vacuna es que puede ser guardada en
refrigeradores ordinarios de 2 a 8 grados centígrados y mantenerse estable.
Esto tiene una gran cantidad de ventajas logísticas para transportar y entregar
esta vacuna a ciudades, y lugares rurales en todo el mundo, y esperamos tener
más vacunas de este tipo”, explicó.
La vacuna desarrollada por Oxford y manufacturada por
AstraZeneca tendría hasta un 90% de efectividad. University of Oxford/John
Cairns
Todavía hay que esperar los resultados finales
La doctora Swaminathan dijo sin embargo que aún se debe
esperar por los resultados finales de los ensayos, ya que los datos revelados
actualmente solo son de dos países.
“Hemos recibido los resultados preliminares con dosis
diferentes. Entre los pacientes que recibieron la misma dosis dos veces, se
reporta una efectividad del 62%, mientras que entre aquellos que recibieron una
dosis menor al comienzo y luego un refuerzo mayor, la eficacia llegó al 90%.
Sin embargo, esto está basado en relativamente pocos números, y debemos esperar
para ver los verdaderos resultados de seguridad y efectividad. Esta vacuna se
está probando en muchos otros países y pronto tendremos los datos de 60.000
pacientes, lo que nos va a permitir tomar una decisión mucho más informada”,
aseguró.
La científica recalcó que la buena noticia es saber que si
es posible lograr una vacuna contra el COVID-19, y que todo indica que habrá
muchas vacunas candidatas para poder luchar contra la enfermedad.
“Esto es muy relevante ya que en la OMS a través del mecanismo
COVAX quisiéramos proveer el acceso a la mayor cantidad que podamos. Tenemos
que cubrir a miles de millones de personas, algo sin precedentes y vamos a
necesitar toda la capacidad de manufactura en el mundo para lograrlo”, expresó.
La doctora envió un mensaje a todos los demás
desarrolladores en ensayos clínicos y les pidió que continúen, ya que entre más
opciones de vacunas haya, más fácil se podrá inmunizar a la población mundial.
“El portafolio COVAX tiene que incluir otras vacunas además
de las tipo mRNA como las de Pfizer y moderna, ya que son más fáciles de
utilizar en el terreno. Además, se necesitarán para distintas poblaciones,
también es importante tener en cuenta qué tan asequibles serán”, añadió la
experta en vacunas de la OMS, la doctora Mariaangela Simao.
Simao informó que ya han tenido varias discusiones con
AstraZeneca, que recibirán más datos clínicos la próxima semana para discutir
su precalificación, y tomar una decisión final a comienzos de 2021.
Científicos trabajando en la Universidad de Oxford
para desarrollar una vacuna contra el COVID-19. University of Oxford/John
Cairns
Una distribución equitativa es vital para acabar con la pandemia
El doctor Tedros expresó que la misma urgencia que se ha
puesto para desarrollar las vacunas contra el COVID-19 debe manifestarse a la
hora de distribuirlas de manera justa.
“Todo gobierno, con
razón, quiere hacer todo lo posible para proteger a su gente. Pero ahora existe
un riesgo real de que los más pobres y vulnerables sean pisoteados en la
estampida por las vacunas”, advirtió.
El director de la Organización Mundial de la Salud dijo que la
comunidad internacional debe establecer un nuevo estándar de acceso.
"Es por eso lo que en abril, con el apoyo de múltiples
socios, la OMS estableció el ACT-Accelerator. Esto para apoyar el esfuerzo más
rápido, más coordinado y exitoso de la historia para desarrollar vacunas,
diagnósticos y terapias”, explicó.
Pero solo un cambio fundamental en la financiación y el
enfoque hará realidad la promesa de esa iniciativa, dijo, ya que se necesitan
4300 millones de dólares de manera inmediata para respaldar la adquisición y
entrega masiva de vacunas, pruebas y tratamiento contra el COVID-19, y se
necesitarán otros 23.800 millones el próximo año.
Según Tedros no se trata de caridad, sino que es la forma
más rápida e inteligente de poner fin a la pandemia e impulsar la recuperación
económica mundial. El Fondo Monetario Internacional estima que, si las
soluciones médicas pueden estar disponibles más rápido y más ampliamente, esto
conducirá a un aumento acumulativo para fines de 2025.
"La verdadera pregunta no es si el mundo puede
permitirse compartir las vacunas COVID-19 y otras herramientas; es si puede
permitirse no hacerlo", recalcó.
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