*Ayuda ONU a más de tres millones de damnificados del huracán Eta en ausencia de gobiernos*
De la mesa de redacciónDe Arcano Político
Un residente de Puerto Cabezas en Nicaragua limpia los
escombros de su casa después del paso del Huracán Eta. © WFP/Photolibrary
El meteoro agrava la falta de alimentos en Centroamérica en
un momento en el que de por sí había aumentado el hambre debido a la pandemia
del coronavirus. Eta, uno de los peores desastres de los últimos veinte años en
la región, dejó cerca de tres millones de siniestrados en Honduras, Guatemala,
El Salvador, Nicaragua y el sur de México.
Las lluvias, los vientos, los aludes y las inundaciones
registradas después de que el huracán Eta tocara tierra en Nicaragua el 3 de
noviembre causaron decenas de muertos, destruyeron infraestructura y dañaron
los medios de vida de la población rural en los países centroamericanos.
Inundaciones en San Cristóbal de las Casas, Chiapas. Óscar
Gómez.
Además, dejaron unos tres millones de damnificados en esas
naciones y en México.
El Programa Mundial de Alimentos (PMA) informó este viernes
que en América Central el paso del meteoro agudizó el hambre que de por sí
había aumentado debido a la pandemia de COVID-19, exacerbando la urgencia de
asistencia alimentaria.
Para auxiliar a la población más necesitada, el Programa ha
ampliado sus operaciones centradas en la gente afectada por el COVID-19 y ha
movilizado a sus equipos para responder a la emergencia en las áreas más
impactadas por Eta en Centroamérica.
“Llegó en el peor momento”
“Eta llegó en el peor momento, dificultando la vida de
millones de personas que ya habían sido muy afectadas por años de clima
errático y la crisis socioeconómica causada por el COVID-19”, dijo su director
regional para América Latina y el Caribe, Miguel Barreto.
Antes de la pandemia, los países del Corredor Seco de
Centroamérica (El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua) habían sufrido
cinco años de sequías prolongadas y cosechas pobres por la falta de lluvias,
que generaron inseguridad alimentaria en las familias de los pequeños granjeros
y los trabajadores jornaleros.
Según la agencia,
como consecuencia de la pandemia y los eventos climáticos, el número de
personas hambrientas en el Corredor Seco podría llegar casi tres millones este
año, en 2019 la cifra fue de 1,6 millones.
Eta, considerado uno de los peores desastres relacionados
con eventos climáticos de las dos últimas décadas en la región, fue el 28º
huracán de una temporada que ha roto récord por el número de tormentas.
Esta microcuenca en el Corredor Seco de Honduras era
mucho más pequeña hace años. El Corredor Seco no es un desierto, pero sufre
frecuentes sequías, a veces muy graves. Gestionar el agua de la lluvia es
importante y los bosques contribuyen a ello. PMA/Rocío Franco
Una nueva tormenta
Ahora, dada la amenaza de la entrada a Centroamérica de una
nueva tormenta en los próximos días, el director regional del PMA señaló que es
muy preocupante “que más lluvias e inundaciones puedan destruir la siguiente
cosecha, de la que dependen los agricultores de subsistencia para sobrevivir”.
Barreto subrayó, en este contexto, la necesidad imperiosa
del apoyo de los donantes para evitar que la situación actual se convierta en
una crisis humanitaria de gran magnitud.
Según la evaluación inicial tras el paso de Eta, la agencia
de la ONU precisa de 13,2 millones de dólares, aunque se espera que la cifra
aumente en a medida que sea más claro el impacto del huracán.
A las operaciones de socorro se suman las de la Agencia de
la ONU para los Refugiados (ACNUR), que ha desplegado equipos en Centroamérica
y el sur de México para respaldar los trabajos de asistencia a la población
afectada.
Niños en el barrio Muelle, en Puerto Cabezas,
Nicaragua, tras el paso del huracán Eta. UNICEF/Tadeo Gómez
Más mascarillas y jabón
Entre otras actividades, ACNUR amplió la capacidad de sus
albergues y distribuye mascarillas, kits de higiene, jabón, raciones de
alimentos, cobijas, mosquiteros, lámparas solares y otros suministros básicos.
En Honduras, el país más golpeado, Eta causó 1,3 millones de
siniestrados, 58 muertos y 88.000 evacuados, de los cuales 103 habían sido
desplazados por la violencia y la persecución.
Guatemala tiene 640.000 damnificados, 46 muertos y 96
desaparecidos, algunos de los cuales se encontrarían en zonas inaccesibles
debido a las avalanchas de tierra producto de la tormenta. Al menos dos
familias de solicitantes de asilo han sido evacuadas por las inundaciones. En
ese país, ACNUR coordina con las autoridades la entrega de ayuda y ha
habilitado unidades de vivienda para los refugiados, además de suministrar
bienes esenciales.
En el sur de México -donde hubo al menos 27 muertos y
180.000 personas han sido afectadas, principalmente en Chiapas y Tabasco, los
estados que acogen a más solicitantes de asilo y refugiados-, la Agencia de la
ONU provee a las comunidades afectadas 3300 colchonetas y asistencia
alimentaria para 800 familias.
También trabaja en el norte de Panamá, Costa Rica,
Nicaragua, Belice y El Salvador. En esas naciones desempeña tareas que
complementan las operaciones de otros organismos de la ONU.
ACNUR afirmó que su respuesta a los efectos del huracán ETA
se ajustan al Marco de Trabajo Regional de Protección y Soluciones de ayudar a
los Estados a aliviar las necesidades de los personas desplazadas y de las
comunidades que las acogen.
Asimismo, instó a los gobiernos a incluir en sus tareas de socorro tras la tormenta a quienes habían sido desplazados por la violencia.
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