De la Mesa de Redacción Rafael Castilleja
De Arcano Político
El de la “verdad histórica” de Ayotzinapa, el Señor de Real de Minas, encuentra otra arista: Obligaba a embarazadas de la PGR a tareas peligrosas sin importar que perdieran a sus hijos. |
Obliga con amenazas la PGR en la administración del
hidalguense Jesús Murillo Karam, a perita en antropología forense embarazada de
alto riesgo a labores peligrosas y pierde a su hijo el 13 de abril de 2014.
Este martes 13 de junio informó la Comisión Nacional de Derechos Humanos que
emitió la Recomendación 22/2017, dirigida al Procurador General de la República,
Raúl Cervantes Andrade.
Se indicó que aunque conocían su estado de salud por
embarazo de alto riesgo, autoridades de la Coordinación General de Servicios
Periciales de la Agencia de Investigación Criminal de la Procuraduría General
de la República (PGR) obligaron a una perita en antropología forense a realizar
esfuerzos y actividades peligrosas que contribuyeron a la pérdida del producto
de la gestación.
Los servidores públicos restaron la importancia que el caso
ameritaba, minimizaron los riesgos, violentaron sus derechos humanos y se
enfocaron únicamente a que se cumplieran las expectativas laborales, aun cuando
existió disponibilidad para que otros funcionarios atendieran las peticiones
del Ministerio Público de la Federación.
Por ello, la CNDH emitió la Recomendación 22/2017, dirigida
al Procurador General de la República, Raúl Cervantes Andrade, luego de
constatar que, con la actitud de los servidores públicos se violaron los
derechos humanos de la mujer a la protección de la maternidad, igualdad y no
discriminación laboral, a una vida libre de violencia, seguridad jurídica y
acceso a la justicia en su modalidad de procuración.
El 4 de febrero de 2015, la agraviada interpuso queja ante
la CNDH, en que refirió que fue enviada en forma reiterada a diversas
comisiones de trabajo a distintas entidades federativas, sin consideración
alguna por su embarazo de alto riesgo, lo que representó un peligro para ella y
el producto de la gestación, por las condiciones climáticas, materiales, de
difícil acceso en zonas de alta peligrosidad y precaria alimentación, no
obstante, las indicaciones médicas que recomendaban reposo.
Tras conocer su embarazo con 3.6 semanas de gestación, el 13
de abril de 2014 acudió a la Unidad de Urgencias del ISSSTE, donde le
expidieron licencia médica por cinco días, con el diagnóstico de “amenaza de aborto”.
Al entregar la incapacidad y el dictamen médico a su superior, el Subdirector
del Departamento de Medicina Forense le señaló que “el estar embarazada no era
incapacitante, por lo que no podrían darle las consideraciones que esperaba”.
En diferentes fechas los médicos del ISSSTE le
incapacitaron, dándola de alta con plan de egreso a su domicilio, pero por
instrucciones superiores y bajo amenaza de despido fue obligada a realizar las
actividades propias de su encargo, para lo cual tuvo que trasladarse por vía
terrestre, por caminos accidentados en vehículo automotor y caminando por
cerros y montañas, cargando su maleta y su caja de herramientas. Sus superiores
se negaron a recibir las incapacidades y le dijeron que tenía que atender sus
requerimientos de trabajo.
El 16 y 17 de junio de 2014 fue en comisión de trabajo a
Chilpancingo, Guerrero, y señaló que fue amenazada de despido en caso de
incumplimiento. La misión fue riesgosa y el Agente del Ministerio Público
solicitó a la Marina Armada de México custodia para los peritos, quienes
concluida la tarea retornaron a la Ciudad de México sin haber dormido, comido,
ni descansado.
Bajo amenazas de que la despedirían o la mandarían a
Aguililla, Michoacán, o a los tiros de mina “a buscar muertos”, cumplió con
varias órdenes de trabajo, como acudir a la Sierra Tarahumara, acompañada de
elementos del Ejército Mexicano, donde debió soportar temperatura de 40 grados
Celsius, sin comer y sólo ingerir líquidos.
Mencionó que el 26 de junio siguiente, en Chihuahua, tuvo
sangrado vaginal, por lo que allí acudió al Hospital General del ISSSTE
“Presidente Lázaro Cárdenas”, donde le diagnosticaron amenaza de aborto; le
dijeron que el cérvix estaba irritado por la retención de líquidos durante
lapsos prolongados y le extendieron licencia médica con reposo, lo que no pudo
llevar a cabo.
El 5 de julio siguiente tuvo dolores y expulsión de líquido,
por lo que se trasladó al Hospital Regional “Gral. Ignacio Zaragoza”, donde le
informaron que se había roto la fuente y al día siguiente se le practicó un
aborto, con 18.1 semanas de gestación.
Denunció que el 23 de julio, ya reintegrada a su trabajo, se
negó a realizar una exhumación, puesto que se sentía débil, por lo que su superior
instruyó un procedimiento administrativo en su contra por desobediencia, y a
partir de entonces recibió malos tratos, indiferencia, carga excesiva de
trabajo y hostilidad de sus tres jefes inmediatos.
Indicó que en varias ocasiones uno de sus superiores le dijo
que no era posible que renunciara y si lo hacía iniciarían procedimiento
administrativo o penal, y su falta de profesionalismo le ocasionaría problemas
legales. Debido a la violencia laboral y relaciones hostiles, se vio forzada a
no renovar su contrato con la institución, por lo que dejó de laborar el 31 de
diciembre de 2014.
Tras concluir su investigación, la CNDH acreditó que las
autoridades involucradas violentaron los mencionados derechos humanos de la
víctima; transgredieron los derechos que le asistían como trabajadora
embarazada, pues no le proveyeron condiciones de prevención, para procurar que
su embarazo se desarrollara bajo las mejores condiciones laborales.
Por ello, la CNDH recomienda al titular de la PGR reparar el
daño a la mujer que incluya compensación, atención médica, psicológica y
tanatología, así como emitir un protocolo de actuación, con directrices que
deberá seguir el personal directivo de la PGR, para el tratamiento de las
trabajadoras en estado de gravidez, así como capacitar y formar a todo el
personal de esa instancia en materia de derechos humanos con perspectiva de
género.
También, colaborar con la CNDH en la presentación y
seguimiento de la queja ante el Órgano Interno de Control de la PGR contra las
autoridades señaladas, para que se inicie procedimiento administrativo de
responsabilidad; continuar con la integración y perfeccionamiento con
perspectiva de género de la averiguación previa correspondiente, por los
delitos de abuso de autoridad y los que resulten, contra los involucrados.
Se le solicita, además, incrementar la plantilla de personal
pericial capacitado en materia de derechos humanos con perspectiva de género,
para que la PGR cuente con los recursos necesarios, suficientes y debidamente
organizados para cumplir con sus actividades sustantivas, dando oportunidad a
las trabajadoras embarazadas de recibir la atención y cuidados especiales que
requieran.
Esta Recomendación, que ya fue debidamente notificada a su
destinatario, puede consultarse en la página www.cndh.org.mx
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