miércoles, 18 de enero de 2017

Se juega la estabilidad social por ajuste económico a ultranza: CNDH

De la Mesa de Redacción Rafael Castilleja
De Arcano Político


Foto de archivo.
Está en juego la estabilidad social y no solo la económica de nuestro país por la fórmula del ajuste económico a ultranza, observó este miércoles 18 de enero Luis Raúl González Pérez, presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, en el Auditorio de Posgrado de Economía “Jesús Silva Herzog” de la UNAM.

El Ombusman mexicano asistió al Seminario En Defensa del Interés Nacional en donde se presentó el documento  “En defensa del interés nacional” del  Grupo Nuevo Curso de Desarrollo, de la UNAM.

González Pérez indicó que “los grandes arreglos y acuerdos básicos entre las instituciones y la sociedad -incluida la legitimidad misma de las propias instituciones- pueden quedar en entredicho. Ya vivimos hace unos  días tan solo un atisbo de las reacciones y consecuencias que pueden generarse en un cierto momento”.

Arcano Radio, asociada a RNU y a RFI y afiliada a La Voz de América, otra forma de escuchar para ver el mundo en busca de la verdad, comparte el discurso de Luis Raúl González Pérez:


Dra. Marie-Laure Coubès, investigadora del Colegio de la Frontera Norte

Lic. Jorge Eduardo Navarrete, Moderador de esta mesa

Estimados organizadores e invitados

Señoras y señores

Expreso mi agradecimiento a los organizadores por haberme considerado en este encuentro de pensamiento y diálogo crítico del que seguramente surgirá un pronunciamiento muy serio, trascendente y oportuno para la defensa del interés de México.

Como siempre, es un orgullo participar y contribuir a las reflexiones  que fomenta la Universidad Nacional Autónoma de México. Qué bueno que siga teniendo el liderazgo en las grandes discusiones nacionales. Soy y me siento universitario.

Me corresponde en particular hablar sobre el panorama migratorio entre nuestro país y los Estados Unidos. Me referiré a la coyuntura sobre la situación que estamos enfrentando. Apunto ya desde ahora que fue muy grato y enriquecedor leer la versión preliminar del documento que ha preparado el Grupo “Nuevo Curso de Desarrollo” mismo que encuentro relevante.

En beneficio de nuestro país, es necesario valorar todos los planteamientos propuestos en este documento e, incluso, a partir del mismo es necesario repensar en muchos sentidos el quehacer nacional. En juego está, me parece a mí, la estabilidad social y no solo la económica de nuestro país.
Y cuando me he referido a la fragilidad de la estabilidad social, lo he hecho porque los grandes arreglos y acuerdos básicos entre las instituciones y la sociedad -incluida la legitimidad misma de las propias instituciones- pueden quedar en entredicho. Ya vivimos hace unos  días tan solo un atisbo de las reacciones y consecuencias que pueden generarse en un cierto momento.

Si la fórmula consiste en el ajuste económico a ultranza y la consiguiente contención del orden público en la misma proporción, entonces nos esperan periodos complejos de inestabilidad política y social. Por ello, cualquier clase de propuesta de diálogo serio, como el que ahora tiene lugar, debe ser bien recibida por todos.

Sabemos muy bien que las variables económicas son muy complejas y sensibles. Sus reacciones se desdoblan en distintos frentes y consecuencias, y más en un mundo con una interdependencia como jamás se había visto. Sin embargo, siempre será oportuno y necesario contar con propuestas como las aquí planteadas para encontrar caminos comunes, acuerdos legítimos y sostenibles y, también, por qué no, opciones alternativas.

En este sentido, y en relación al llamado que en días pasados se formuló para que todas las instituciones públicas asumieran medidas de racionalidad en el ejercicio de su gasto, quisiera aprovechar este foro para señalar que para la CNDH la racionalidad en el ejercicio del gasto no es una cuestión que sólo atienda a la coyuntura que está viviendo el país. La racionalidad ha sido un objetivo y un compromiso constante desde el inicio de mi administración que se ha plasmado en los distintos Planes específicos en ese ámbito, que anualmente hemos formulado, hecho públicos en el mes de febrero y cumplido en su totalidad.

Atendiendo al tipo de medidas que hemos previsto para este año, las mismas serán puestas a consideración del Consejo Consultivo de este Organismo Nacional, de manera previa a su publicación en los primeros días de febrero. La consulta y publicación de las medidas de racionalidad, atiende a nuestro propósito de que las mismas sean vinculatorias para nosotros como institución y no se reduzcan a una mera declaración de buenos propósitos.

Las medidas que adoptamos este año, parten de una convicción de responsabilidad en el ejercicio del gasto público y de un sentido de solidaridad con la sociedad ante las consecuencias de la crisis económica que se está enfrentando. Sin embargo, es pertinente señalar que si los poderes, las instituciones, las instancias de gobierno determinan por si mismas sus medidas de racionalidad, el alcance de las ellas puede ser limitado, prestándose inclusive a la simulación.

Nosotros, de manera adicional al programa que sea propio de la Comisión Nacional, queremos pronunciarnos porque el Legislativo Federal, en ejercicio de la facultad en materia presupuestaria que le asiste, formule con responsabilidad, objetividad e integralidad, una ley que de manera general y obligatoria para todo ente que ejerza recursos públicos, imponga los parámetros, alcance y medidas concretas de racionalidad en el gasto, así como en el destino que se dé a los recursos que se afecten. Es necesario que se defina y de seguimiento al destino de los ahorros que se obtengan como consecuencia de las medidas de racionalidad y no que queden como recursos disponibles para una asignación discrecional.

Ninguna medida que se adopte en el ámbito exclusivo de la operación administrativa de las instituciones será suficiente o podrá revertir los efectos del aumento en los combustibles y la incidencia que otros factores han tenido en la economía del país. La racionalidad puede ser un camino contra el dispendio pero no un remedio contra la disfunción institucional. Lo que se requiere es que actuemos para garantizar un ejercicio responsable, racional, eficaz y trasparente del gasto público. Que el dinero se gaste en lo que se debe y que sea efectivo ese gasto que se haga; ahí es donde tendríamos que centrar nuestros esfuerzos.

De nada sirve la racionalidad en un aspecto del gasto público, sino ponemos un alto y actuamos para abatir la corrupción y la falta de transparencia. Si no actuamos para garantizar que el destino formal de un recurso sea el destino material y efectivo de los mismos. Si no vemos la racionalidad y la transparencia como elementos aplicables a la integralidad del gasto público y no a sólo un aspecto del mismo.

De igual forma, es preciso que se revise y transparente el manejo que se ha dado a los recursos públicos en el ámbito en el que se generó la problemática que dio origen a estos aumentos. La sociedad merece que se revise, explique y transparente, más allá de las simples declaraciones, la lógica y racionalidad de las medidas que se adoptaron, así como la imposibilidad de que se tomara otro curso de acción.

En la situación que enfrenta el país, la racionalidad no debe implicar supresión del gasto, sino que el gasto sea debido, eficaz y eficiente. Buena parte de la economía nacional depende del gasto público por lo que no debemos sumar a las presiones económicas derivadas del retiro de capitales e inversión privada, una supresión del gasto público. El país requiere desarrollo en infraestructura y que se sigan atendiendo programas sociales que ante cuestiones, como la posible repatriación de migrantes, deberán inclusive fortalecerse. El presupuesto debe ejercerse con un perfil que haga posible y respete los derechos humanos.

En cuanto a la situación migratoria, que en estos momentos constituye una problemática, es claro que el escenario que han prospectado innumerables líderes de opinión y expertos, incluso organizaciones sociales, debe considerarse  como una preocupación de alcance nacional. La CNDH la ha hecho suya como garante de los derechos fundamentales de las personas y, en particular, de las personas en contexto de migración.

Reflexionaré brevemente desde el ámbito internacional hacia el régimen interno que nos hemos dado en México en esta materia.

Por principio de cuentas, es necesario señalar que cualquier problemática migratoria, local o regional, cuenta desde la perspectiva y convivencia de la comunidad internacional con lineamientos acordados en el seno de las Naciones Unidas. Esto significa que los grandes arreglos mundiales en materia de migración ya son una responsabilidad compartida y global.

Es pertinente citar la reciente la Declaración de Nueva York de septiembre de 2016, en cuyos términos fue señalado que,

“Reconocemos también que la migración internacional es una realidad pluridimensional de gran pertinencia para el desarrollo de los países de origen, tránsito y destino que exige respuestas coherentes e integrales. Los migrantes pueden hacer contribuciones positivas y profundas al desarrollo económico y social de las sociedades de acogida y a la creación de riqueza mundial.”

En este sentido, las propias Naciones Unidas seguirán la senda que marca esta Declaración.

Bajo el orden jurídico y la responsabilidad del Estado Mexicano las deportaciones o las repatriaciones, antes o después de la nueva administración norteamericana, no han sido ni deben ser un problema individual del propio repatriado. El Estado Mexicano está obligado a dar respuesta a su situación de vulnerabilidad en forma general e integral y vinculado jurídicamente a esta problemática. 

El marco constitucional en materia de derechos humanos es claro y sus principios de progresividad, indivisibilidad e interdependencia, incluido el principio pro persona, articulan los derechos propios de la migración.

México es un país que siempre ha mostrado sensibilidad hacia todas las naciones y jamás se ha apartado de la convivencia y el progreso mundial. Esto último, sin dejar de mencionar que México es reconocido como una nación ejemplar, solidaria y hospitalaria de grandes corrientes de pensamiento y contribuciones universales.

Las dimensiones del problema migratorio con los Estados Unidos son sumamente grandes y podrían ser monumentales si la política de este país tiende a la cerrazón.

Presento algunos datos que nos permitirán comprender el alcance de nuestra relación con el país vecino.

Existe un flujo anual de más 400,000 personas mexicanas y extranjeras que transitan por nuestro país hacia el norte. Esta cifra constituye un empuje constante hacia el norte, con todo lo que implica, abandono de su lugar de origen, de sus familias, correr riesgos y poner en peligro la vida.

De acuerdo con el Instituto para los Mexicanos en el Exterior (IME), en Estados Unidos viven aproximadamente más de 12 millones de mexicanos nacidos en México, que representan aproximadamente un total de 36 millones de personas de origen mexicano contando a sus familias, siendo que, según cifras de la Organización Civil Pew Hispanic Center,  aproximadamente 6 millones viven de forma irregular en dicho país.

Esta significativa población tiene una valiosa importancia económica para los Estados Unidos y para México. Las remesas acumuladas de enero a noviembre de 2016 ascienden a un monto aproximado de 24,600 millones de dólares, representando, según el Consejo Nacional de Población (CONAPO), la mayor fuente de ingresos externos del país, incluso por arriba de los ingresos petroleros.

En consecuencia, se confirma que esa fuerza laboral y su voluntad de progreso contribuye a la riqueza mundial y a la riqueza de ambas naciones. Nuestras comunidades son personas trabajadoras y comprometidas, por lo que merecen un trato digno y, por supuesto, el máximo respeto a sus derechos humanos.

A finales del año pasado, con ocasión de las elecciones presidenciales en Estados Unidos, en la que resultó electo Donald Trump, el panorama en el tema de la migración se ve sujeto a la perspectiva de cambio radical. Ahora se trata de la muy probable deportación, en flujos intensos, de connacionales, pues así se ha indicado en palabras del entonces candidato, después reiteradas por el presidente electo y muy probablemente serán dichas nuevamente por el inmediato presidente constitucional el 20 de enero.

La situación jurídica, y especialmente de derechos humanos de nuestros connacionales en Estados Unidos, se va a recrudecer a través de las deportaciones. No sabemos cuántas serán, pero es muy seguro que aumentarán, y también se ve como algo a venir que los procedimientos se endurezcan.

En lo que a la CNDH corresponde, quiero decirles que su propio Consejo Consultivo de la CNDH, integrado por distinguidos ciudadanos con una gran trayectoria y vocación de servicio social, exhortó desde el mes de noviembre del año pasado al Gobierno Mexicano y su Red Consular a impulsar medidas de cuidado y protección adicionales para los mexicanos en Estados Unidos.

A partir de este pronunciamiento, la CNDH ha emprendido una serie de visitas y actividades que tienen por objeto obtener una visión clara y completa de la situación por la que atraviesan nuestros connacionales, a efecto de trazar una ruta cierta de las acciones que se puedan poner en práctica en favor de mexicanos en los Estados Unidos, tanto en favor de quienes tienen una estancia normalizada como de aquéllos que por cuestiones ajenas tuvieron que desplazarse y estar en una situación migratoria irregular.

La CNDH busca acercarse a sus connacionales, estar con ellos y ver las circunstancias en las que se encuentran, sobre todo en estos momentos en que se está definiendo una nueva política migratoria en los EU.

Se busca sumarnos al esfuerzo que se está realizando por diversas instancias, tanto de grupos comunitarios como de instituciones, para informar y tener certeza de los derechos de los que son titulares nuestros connacionales, tanto en EU como ante una eventual deportación o regreso a nuestro país.

Con nuestra participación y presencia en Estados Unidos buscamos fortalecer la labor de protección de derechos que lleva a cabo la red consular en los Estados Unidos. Pero también queremos crear otro canal más de comunicación para que nuestros connacionales tengan otra referencia y se realicen acciones que se adicionen a las que se han venido realizando.

Con nuestra participación queremos ser enfáticos en que la política migratoria debe pasar ineludiblemente por el respeto a los derechos humanos de cualquier persona.

Buscamos evitar, a toda costa, el discurso del odio que pueda generarse, así como actos de discriminación o xenofobia. En estos momentos debe fortalecerse el entendimiento y la solidaridad entre naciones y comunidades.

“Hace pocos días me pronuncié en favor de levantar un muro hecho a base de dignidad, un frente común en favor de la dignidad y no en contra de alguien que difícilmente merece una atención en particular de parte nuestra.

He insistido que ese muro de dignidad sea un baluarte en contra de los sentimientos de odio, de xenofobia, de racismo, de discriminación y desprecio que veladamente están atrás de la nueva política migratoria de los Estados Unidos”.

La CNDH está atenta a la definición de la nueva política migratoria estadounidense pero al mismo tiempo participará, en la medida de sus competencias, en la protección de los derechos humanos de nuestros connacionales.

No puedo omitir la extraordinaria colaboración que las sedes de la UNAM en los Estados unidos nos han brindado. Su interlocución local con la comunidad latina ha sido indispensable para comprender los alcances de un cambio en la política migratoria.

Sería muy importante que la UNAM, en colaboración con otras instituciones académicas, se diera a la tarea de certificar a las personas repatriadas en los oficios que por años aprendieron. Así podrían insertarse más fácilmente en el mercado laboral, como bien lo indica el documento que hoy se presenta.

Un tema de especial preocupación para nuestros connacionales es el respeto a sus derechos al momento de ser objeto de una detención por irregularidad migratoria. Existe el temor fundado de que sean perseguidos o interrogados a efecto de saber cuál es su situación migratoria. Algunos casos se han tenido en que la autoridad migratoria llega a las casas y toca la puerta con una "supuesta" orden de arresto.

Es muy importante que las autoridades migratorias norteamericanas respeten los derechos de nuestros connacionales y no realicen actos que vayan en contra de la legalidad y el debido proceso.

Es conocido que no hay suficientes despachos jurídicos que lleven asuntos en materia migratoria. Esto significa que se están creando algunos "al vapor" o que los pocos que hay se están viendo rebasados por el número de asuntos que llevan.

Por este motivo, resulta preocupante la defensa jurídica que puedan tener los connacionales en el caso de ser transgredidos sus derechos.

En el estado de Nueva York actualmente se está aplicando un programa piloto en relación con lo que se conoce como "representación universal", la cual consiste en la asignación de un defensor público a las personas en contexto de migración.

En el estado de California, hace apenas una semana se acaba de presentar una iniciativa para introducir esta figura jurídica.

Sería muy importante que esta iniciativa tuviera una pronta aceptación en dicho estado y pudiera aplicarse en algunos, aunque sabemos las dificultades que esto representa.

Otro aspecto que hemos advertido es la inseguridad de los jóvenes que llegaron siendo niños a Estados Unidos, ya que ellos pueden optar por regularizar su estancia ingresando al programa conocido como DACA.
Como es un programa cuyo origen es una orden ejecutiva del Presidente de los EU, una vez que tome posesión el nuevo Presidente es probable, pues así lo declaró, que revoque dicho "alivio". Hace unos días, sin embargo, declaró que lo que piensa es analizar dicho Programa.

Ante esta situación, en caso de darse la revocación los más de 700,000 beneficiados podrían verse en una situación de irregular estancia. Y hay que tomar en cuenta que los jóvenes DACA constituyen una fuerza productiva muy importante en EU.

Por tanto, sería muy conveniente que se considerara la posibilidad de que continúe en vigor el programa DACA, y en caso de ser revocado no afecte el derecho a la educación que tienen los estudiantes.

El proceso de "ciudadanización" es uno de los aspectos que el gobierno federal ha buscado intensificar, principalmente desde el año pasado. Los consulados han buscado el apoyo de algunos despachos de abogados para realizar el análisis de quienes califican para optar por este beneficio.

La CNDH, mediante el Convenio que tiene firmado con la UNAM y la Fundación Slim, podría sumarse a este esfuerzo apoyando en los cursos que deben tomar los candidatos para acceder a la ciudadanización.

Un punto de contexto a tener presente. A pesar de las declaraciones que se han dado por el presidente electo, en diversos estados han habido reacciones en el sentido de seguir apoyando a las personas migrantes y sus derechos. Hay lugares fronterizos en donde la gran mayoría de la población son mexicanos, como Del Río, en donde incluso los titulares de ciertas instituciones son de origen mexicano.

Por tanto, debe quedar claro que mediante declaraciones no se podrá cambiar la política migratoria de EU, por la sencilla razón de que no es una decisión que le corresponda a una persona, sino a toda la sociedad norteamericana.

Entonces, qué nos queda por hacer para defender los intereses de nuestro país y de sus connacionales?

Ante las eventuales repatriaciones con motivo de una política deliberada y dolosa, debe tenerse en contrapartida acciones gubernamentales de México en favor del empleo, de la seguridad de social, de salud, de la educación y de la vivienda de quienes regresan.

Sin falsos nacionalismos, nos queda alzar la voz en el concierto de las naciones y convenir el apoyo de tantas y tantas naciones con quienes hemos venido colaborando por décadas;

Nos queda defender, si es necesario, los intereses de nuestro país en los tribunales internacionales;
Cualquier negociación internacional no debe pasar por alto el respeto a los derechos humanos:

Nos queda la unidad nacional de una vez y por todas frente a cualquier agravio y frente a cualquier proyecto político personal;

Nos queda la unidad nacional frente a cualquier afrenta que, hasta este momento, es totalmente injustificada moral y éticamente. La dignidad ante todo.

Muy estimados todos,


Reciba la UNAM, su apreciada comunidad universitaria y su reconocido Rector, el agradecimiento de la CNDH y el mío propio por considerar a este organismo defensor de los derechos humanos en esta propuesta en defensa del interés nacional. Muchas gracias.

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