7 de julio de 2017
En las nubes
Carlos Ravelo Galindo, afirma:
Nos enteramos que el gobernador en Querétaro ofreció 300
millones de pesos y algo más para arreglar
desperfectos, muchos que existen de siempre, en San Juan del Río.
Se lo comunicamos a diversos amigos que por allá residen, y
uno de ellos, afirma:
No le quitamos ni un punto:
“Así es, por acá anduvo Pancho, como le llaman en los diarios
(y no sé dónde más) al gobernador panista. Yo me enteré por El Sol de San Juan
del Río, de la OEM, con detalles de millones de pesos por acá y millones por
allá, pero lo que las lluvias están sacando a luz y no arreglan, son los
agujeros en las calles, que nada más estaban cubiertos con tantita tierra y
cemento, o algo así.
Muchas calles son aún de tierra suelta, o de piedra, como
donde vivo. Y hay muchos topes en la ciudad. En los que están por mi rumbo, se paran
los caribeños que viajen en La Bestia, para pedir alguna ayuda. Y como el
municipio no pinta rayas amarillas en esos topes, hay espontáneos que lo hacen
y luego piden cooperación a los automovilistas cuando van pasando.
Está divertido este rancho. Cualquier callecita se llama
avenida, son de doble sentido aunque sólo tengan dos carriles, y hay algunas
por donde se pueden ver por igual milpas, casas particulares, restaurantes,
salones de fiestas, bazares, negocios de materiales de construcción, etcétera,
todo revuelto. Y muchos Oxxo; ningún 7 Eleven. Hay también calles con
camellones arbolados, y para comprar el periódico hay que ir un poco lejos. Mis
revistas nunca las encuentro, o llegan a fines de mes. En días pasados me
vendieron una... ¡de junio de 2016!
Al menos, mis variedades de Dolce Gusto sí las hemos
encontrado. Algo que nos gustó, es la clínica del IMSS. Muy grande, con poca
"clientela", la atención muy rápida, y hasta nos tocó una doctora
risueña y platicadora. Por acá no hay Sanborns, Ticket Master y otros negocios
a veces necesarios; tampoco tenemos Bisquets de Obregón, o de Mancera, pero hay
pan muy bueno en algunos expendios. Y nos atrevemos a ir al Centro, y hasta
manejando yo. Por acá no es una pesadilla como en mi natal Ciudad de
México.
En fin, superadas nuestras primeras
semanas, que fueron complicadas porque había que descubrir y tramitar todo, ya
vamos aclimatándonos mejor, si bien dentro de la casa seguimos destapando cajas
de Pandora para ver dónde ponemos tantos tiliches, o quién se los lleva. El
tiradero es todavía mayúsculo, a pesar de que todos los días desechamos o
acomodamos algo; mucho o poco.
Aún nos falta arreglar la entrada (cochera y microjardín),
poner el pasa manos de la escalera y
otros detalles así. Se nos irá el resto del año en dejar esto decente, dentro
de lo que permitan los recursos.
¿Año perdido, entonces? Sí, para los miles y miles (ja ja
ja) de lectores que se han quedado sin los textos que nunca pude ni podré
escribir, y para los muchos autores cuyos libros he dejado de leer por estar
dentro de las cajas aún, y a veces por cansancio de mis ojos con los pocos
tomos que tengo a la mano.
Que tu whiskito del jueves te sea grato. Antonio Aspiros
Villagómez.
Salud y gracias por el comentario. Le reiteramos.
craveloygalindo@gmail.com

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