De la esa de Redacción Rafael Castilleja
De Arcano Político
El acto central se realiza en la Residencia Oficial de Los
Pinos, aproximadamente a las 12 horas de este 6 de enero.
Con base a los resultados del segundo trimestre de la la
Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) de 2015, en México la población
mayor de 15 años de edad ocupada como enfermera o enfermero es de 475 mil 295
personas. De estas personas, 85 por ciento son mujeres y 15 por ciento son
hombres.
Cabe señalar que el porcentaje de hombres en esta ocupación
va en aumento, ya que en el año 2003 era de 9.5%, y de mujeres 90.5 por ciento.
En la información de la ENOE con datos al segundo trimestre
de 2015, indica que por cada 100 personas con esta ocupación, 43 son
profesionistas, 31 técnicas y 26 son auxiliares en enfermería o paramédicos.
El promedio de enfermeras y enfermeros por cada mil
habitantes es de 3.9, indicador que ha ido en aumento en los últimos 12 años,
pues a mediados del 2003 el promedio por cada mil habitantes fue de 2.9, 10 lo
que es positivo pues crece el número de enfermeras y enfermeros entre la
población.
No obstante el incremento en la cifra de estos ocupados en
los últimos años, México continúa por debajo del mínimo que establece la
Organización Panamericana para la Salud, que recomienda que haya entre 50 y 60
enfermeras por cada 10 mil habitantes11 (entre cinco y seis enfermeras por cada
mil habitantes).
Comparativamente, los países miembros de la Organización
para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) hasta el año 2012 tenían un
promedio de 8.8 enfermeras por cada mil habitantes, 12 lo que evidencia que el
país está muy por debajo de esta cifra, e indica un déficit en cuanto a
formación de enfermeras y enfermeros, pese al incremento que la
profesionalización de esta ocupación ha tenido en las últimas décadas en el
país.
También los resultados de la ENOE, muestran que son 10 las
entidades federativas que tienen un promedio de enfermeras y enfermeros por
encima del promedio nacional, y de esas entidades cinco cumplen con los
estándares internaciones de entre cinco y seis enfermeras por cada mil
habitantes, destacando Tamaulipas y Distrito Federal con un promedio de 6.1 y
6.0, respectivamente, seguidas por Campeche (5.9), Colima (5.7), Coahuila de
Zaragoza (5.1), Nayarit (4.9), México (4.6), Jalisco (4.4), Nuevo León (4.3) y
Chihuahua (4.2).
Los estados de Sonora, Yucatán y Tlaxcala, coinciden con el
promedio de enfermeras o enfermeros a nivel nacional, es decir, 3.9 por cada
mil habitantes. Las restantes 19 entidades federativas están por debajo del
promedio nacional, oscilando entre 3.8 de Yucatán y Zacatecas, y 2.3 de Puebla.
Una de las primeras enfermeras en ganar notoriedad en
México, fue la monja sor Micaela Ayans quien, durante la invasión
estadounidense entre los años 1846 a 1848, junto con otras tres religiosas,
convirtió su convento en un hospital (más tarde Hospital de San Pablo, que
posteriormente sería el Hospital Juárez).
Utilizando los claustros en salas para enfermos,
improvisando camas, consiguiendo medicinas, además de pedir apoyo económico a
la población.
Otra enfermera famosa fue Refugio Estébez Reyes (1881-1956),
la primera enfermera militar conocida como “Doña Cuca” quien, sin conocimientos
académicos en la rama de la enfermería pero aprendidos en la práctica, formó en
1902 un equipo de enfermeras llamado los “Ángeles” que se extendió a varias
ciudades del país.
Después dirigió las escuelas de enfermería como la de
Cardiología e Instituto Marillac, el Hospital Inglés (1911) y la escuela de
Monterrey (1914).
Sumada a las fuerzas de Venustiano Carranza, fue la primera
enfermera que adiestró a un grupo de mujeres como cuadrilla de primeros
auxilios, para atender a los heridos en el campo de batalla.
Posteriormente, a la edad de 57 años, ingresó al curso de
enfermeras que impartía el médico cirujano Donato Moreno Muro, obteniendo las
calificaciones más altas, logrando así su grado de enfermera a la edad de 59
años, siendo entonces nombrada teniente coronel.
El Congreso de la Unión le otorgó una medalla de honor por
sus grandes méritos y una pensión vitalicia la cual le sostuvo hasta su muerte
ocurrida en 1956.
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