Esta familia de El Salvador tuvo que huir
de la violencia en su país.© ACNUR/Daniel Dreifuss
*Las amenazas de muerte y la violencia de las pandillas obligan a más familias a huir de Centroamérica*
De la Mesa de RedacciónDe nuestra asociada RNU
Una encuesta de dos organismos de la ONU
explica la razón de un aumento del 456% de familias detenidas en la frontera
sur de Estados Unidos en 2019. Muchas personas del norte de Centroamérica están
literalmente corriendo por su vida mientras las pandillas atacan a familias
enteras, incluidos niños y niñas, obligándolos a huir.
Las razones que hay detrás de la creciente
migración de las familias del norte de Centroamérica en busca de protección en
otros países son las amenazas de muerte, el reclutamiento de pandillas, la
extorsión y otras formas de violencia selectiva, revela una nueva encuesta
divulgada este jueves por las dependencias dedicadas a los refugiados y a la
niñez.
Según la Agencia de la ONU para los
Refugiados (ACNUR) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF),
en las comunidades caracterizadas por la violencia extrema, la presencia de
las pandillas y las actividades
delictivas, los segmentos más vulnerables de la población son los hombres, las
mujeres y los adolescentes.
En este contexto, ACNUR y UNICEF instaron a
los Estados a cumplir con sus obligaciones internacionales de garantizar los
derechos humanos a las personas obligadas a huir de su país o de su comunidad
de origen. También recordaron que esta protección de derechos debe darse
durante todas las etapas del desplazamiento.
El sondeo entre más de 3100 personas arrojó
como resultado que el 20% se desplazó en unidades familiares para huir de la
violencia y que más del 30% de los niños no acompañados mencionó, además de algún
tipo de violencia y amenazas de muerte asociadas con el reclutamiento por parte
de las pandillas, su incapacidad de acceder a servicios esenciales, como la
educación.
Algunas mujeres y niñas reportaron ser
víctimas de violencia sexual y de género a manos de pandilleros, mientras que
los hombres jóvenes son explotados con fines delictivos, incluido el tráfico de
drogas, o son reclutados por grupos criminales. d
Las cifras muestran un aumento del 456% en
el número de familias detenidas en la frontera sur de Estados Unidos el año
pasado, que rebasó las 432.000 frente a las 77.800 de 2018.
Los niveles extremos de crimen organizado,
violencia y pobreza obligan a los niños y sus familias a huir y buscar una
nueva vida fuera de Honduras. UNICEF / Zehbrauskas
Realidad compleja
El representante regional de la Agencia
para los Refugiados para Centroamérica y Cuba destacó el cambio de los
detonantes de la emigración masiva de centroamericanos.
“El cambio en las dinámicas de
desplazamiento forzado desde el norte de Centroamérica refleja una compleja
realidad en los países de origen, donde familias enteras están amenazadas y
huyen juntas en busca de un lugar seguro”, dijo Giovanni Bassu.
Muchos adultos encuestados afirmaron haber
huido de su comunidad con todos sus hijos porque las pandillas los habían
amenazado, al igual que a todos en su hogar.
“Muchas personas del norte de Centroamérica
están literalmente corriendo por su vida mientras las pandillas atacan a
familias enteras, incluidos niños y niñas, obligándolos a huir”, recalcó Jean
Gough, directora regional de UNICEF para América Latina y el Caribe.
Agregó que los adultos que migran se llevan
a todos sus familiares porque temen que las pandillas les hagan daño si los
dejan atrás.
Una adolescente de 15 años mira desde el
balcón de un centro de tránsito para migrantes en Ciudad de Guatemala. UNICEF /
Tanya Bindra
El confinamiento agrava la situación
La pandemia de COVID-19 ha agregado
factores de estrés para las personas amenazadas en El Salvador, Guatemala y
Honduras puesto que las restricciones de movimiento impuestas, así como el
cierre de las fronteras les ha obstaculizado las vías para huir del peligro,
mientras que muchas formas de violencia, entre ellas la violencia doméstica, se
han agudizado durante los confinamientos.
ACNUR y UNICEF aclararon que los datos de
la encuesta se recolectaron antes de que la pandemia afectara a la región y
añadieron que durante ésta los líderes comunitarios en las áreas del norte de
Centroamérica donde trabaja el ACNUR, han reportado una mayor vulnerabilidad a
la persecución ya que las personas blanco de las pandillas son más fácilmente
ubicadas debido a los cierres de actividades.
Asimismo han informado que como resultado
del control ejercido por estos grupos criminales, los miembros de las
comunidades enfrentan dificultades para acceder a alimentos y medicinas.
Por su parte, los trabajadores del sector
del transporte, un grupo sujeto a la extorsión por parte de las pandillas en
toda la subregión, han expresado su temor a que una vez disminuya el
confinamiento, se reanuden esos chantajes.
Una familia cuenta a un oficial de ACNUR
como huyeron de Honduras a Guatemala para escapar de las pandillas. Ahora viven
en Villanueva, Ciudad de Sol, uno de los lugares más peligrosos en Guatemala.
ACNUR / Santiago Escobar-Jaramillo
Nuevas olas migratorias en el horizonte
Jean Gough advirtió que a la luz de la
crisis del coronavirus y los desastres, puede esperarse una nueva migración
masiva.
“Ahora, después de que el COVID-19 y dos
devastadores huracanes han azotado Centroamérica, es probable que el aumento de
la pobreza y la violencia hagan que más familias abandonen sus hogares en las
próximas semanas y meses”.
De acuerdo con los datos de la ONU, fines de 2019, más de 800.000 personas de El Salvador, Guatemala y Honduras habían buscado protección dentro de sus países o habían cruzado fronteras internacionales en busca de asilo para escapar de amenazas como la violencia y persecución de pandillas.
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