En el país ficticio de Gilead, un desastre ambiental ha
causado infertilidad entre las mujeres. George Kraychyk
De la mesa de redacciónDe nuestra asociada RNU
La multipremiada serie de televisión “El Cuento de la
Criada” es una ficción distópica que transcurre en una versión alternativa de
los Estados Unidos. Aunque basada en hechos imaginados por la novelista
Margaret Atwood, el serial trata de modo totalmente real temas tan actuales
como el cambio climático, los atropellos de los derechos humanos o los
refugiados. Para lograr esta fiel representación, sus creadores colaboraron con
expertos de las Naciones Unidas recreando estos temas del modo más real
posible.
La serie televisiva “El Cuento de la Criada” es una
adaptación de libro de la escritora canadiense Margaret Atwood publicado en
1985 bajo el mismo título. La novela y la serie presentan a los Estados Unidos
bajo el nombre de Gillead, una teocracia patriarcal totalitaria donde las mujeres
son desposeídas de sus derechos.
La historia parte de una catástrofe ambiental que provoca
que la mayoría de las mujeres queden estériles. Las pocas que consiguen
quedarse embarazadas son obligadas a convertirse en criadas y esclavas sexuales
que serán violadas repetidamente por las élites gobernantes para
proporcionarles hijos.
Atwood ha explicado en varias entrevistas que los sucesos
descritos en el libro están sucediendo, o han sucedido, en algún lugar del
mundo. Los productores de la versión televisiva, conscientes del legado del
libro, han sido cuidadosos a la hora de adoptar el mismo enfoque.
El cambio climático es el telón de fondo de la adaptación
televisiva de "La historia de la sirvienta". George Kraychyk
La ONU colabora al realismo de la serie
La dramaturga Dorothy Fortenberry, una de las guionistas de
la serie, explicó a Noticias ONU que, aunque el libro refleja las
preocupaciones típicas de los años 80 como el impacto ambiental de los
accidentes nucleares y la contaminación producida por la lluvia ácida, el
equipo de guionistas consideró la importancia de convertir al cambio climático
como el telón de fondo del colapso de la sociedad que desemboca en Gilead.
"Investigamos cómo el aumento de las temperaturas y la
contaminación plástica podrían afectar a la fertilidad (actualmente vemos una
disminución de la fecundidad a nivel mundial), y la aparición de enfermedades
asociadas al medio ambiente. Queríamos que la serie fuera lo más real posible”.
Uno de los aspectos irónicos de la serie es que los
gobernantes de Gillead consiguen lograr éxitos en muchos ámbitos relacionados
con el cambio climático como la prohibición de los combustibles fósiles, la
conducción de vehículos eléctricos y la eliminación de la contaminación por
plásticos.
"El cambio climático es un evento que no forma parte de
una estrategia, y su aceptación y manejo no está necesariamente ligada a
políticas progresistas: un movimiento proambiental también podría ser fascista,
contrario a la migración y represivo".
"El equipo quería saber qué sienten los refugiados en
el plano emocional y en el práctico, y cómo funcionan los centros de acogida.
Fortenberry y el equipo de guionistas también querían lograr el máximo realismo en las numerosas cuestiones relacionadas con los derechos humanos que vemos en la serie. Por ello, debatió extensamente está temática con Andi Gitow, la responsable de la Iniciativa de Colaboración con la Comunidad Creativa de las Naciones Unidas. Gitow explicó a Noticias ONU que el equipo de escritores de la serie se esforzó mucho en representar los detalles correctamente.
"Comenzamos con conversaciones abiertas, en las que el
equipo me preguntaba, por ejemplo, qué se siente al vivir en una zona de
conflicto o cómo funciona en la práctica el derecho internacional.
Posteriormente, los reuní con expertos, uno de ellos vivía en Alepo, en Siria,
y con un abogado especializado en derechos humanos internacionales",
explicó.
"El equipo quería saber qué sienten los refugiados en
el plano emocional y en el práctico, y cómo funcionan los centros de acogida.
Por ejemplo, cuando uno de los personajes, Emily, cruza la frontera con Canadá,
se encuentra con un equipo formado exclusivamente por mujeres que le dicen que
está a salvo.
Otro ejemplo se produce durante el encuentro entre June (el
personaje principal interpretado por la actriz Elisabeth Moss) y su hija. No es
la habitual reunión que vemos en las películas de Hollywood: hay una mezcla de
miedo, ira y confusión, que es lo que a menudo puede suceder en el mundo
real", añade.
Las criadas son valoradas por su fertilidad. George Kraychyk
El poder de la ficción dramatizada
El éxito internacional de “El Cuento de la Criada” ha
servido para concienciar sobre estos temas a millones de personas a través de
la ficción.
"El arte dramático es uno de los medios más
poderosos", dijo Gitow. "Los informes, documentos y reuniones son
obviamente muy importantes, pero la ficción te permite alcanzar una audiencia
masiva que de otra manera no conocería estos temas y no se informaría sobre
ellos".
No obstante, los escritores evitan imponer una agenda
particular, y se centran en contar historias fuertes, con personajes complejos
y tridimensionales que se enfrentan a circunstancias extraordinarias.
"Si uno quiere expresar un determinado punto de vista,
es mejor escribir un artículo de opinión", afirmó Fortenberry. "Sin
embargo, mostramos conscientemente a mujeres estadounidenses de clase media y
les hacemos vivir algunas de las experiencias que les suceden a otras mujeres
en diferentes partes del mundo”, razona.
“Al hacerlo, aportamos especificidad y humanidad a ciertos
horrores que están ocurriendo actualmente, que van desde el cambio climático a
la violencia de género. Cuando uno ve los resultados en una persona puedes
relacionarte con ellos".
“La ficción te ayuda a conectar con los temas que vive el
personaje”, añadió Gitow. "Piensas
en ti mismo, en tu madre, en tu jefe o en tu mejor amigo en esa situación, y se
convierte en algo muy real. Imaginas cómo reaccionarías en ese contexto. Una
noticia puede darte los detalles, pero no consigue transmitir ese efecto".
Las criadas comprando alimentos en el supermercado en la
ficticia República de Gilead. Hulu/George Kraychyk
La ONU y la industria del espectáculo
En reconocimiento de la importancia del entretenimiento y de
las creaciones artísticas, la Iniciativa de Colaboración con la Comunidad
Creativa de la ONU trabaja con producciones cinematográficas y televisivas para
aclarar dudas sobre cuestiones mundiales apremiantes.
También facilita acceso a las localizaciones de la ONU,
entre ellas la sede central del secretariado en Nueva York, y ofrece apoyo
editorial y logístico a las producciones que deseen presentar temas
relacionados con las Naciones Unidas o con la propia Organización.
Entre los ejemplos de colaboraciones entre la Iniciativa y la industria del entretenimiento figuran la serie de televisión Revolution y la franquicia cinematográfica Angry Birds, ambas dedicadas a la sensibilización sobre temas relacionados con el cambio climático.
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