domingo, 31 de enero de 2021

Estética


Por Mario Luis ALTUZAR SUÁREZ

Estética ¡cuántos talentos se sacrifican en tu nombre! Y te usan en el anonimato del Hombre-Masa. Adjudicándose los anónimos el absolutismo infalible desde dogmas inexistentes. Desafiando con la generalización ese origen tan distinto en lugares tan distantes y en condiciones tan diferentes.

Desglosemos: Estética de la dos palabras griegas, una que infiere los conceptos: ‘sensación’, ‘percepción’, y de una segunda que se entiende como ‘relativo a’, que conduce a ubicarla como la rama de la filosofía que estudia la esencia y la percepción de la belleza. Hay quien amplía su definición como el estudio de las “experiencias estéticas” y los “juicios estéticos”.

Y empiezan los problemas: La “belleza” ¿qué es? ¿cómo definirla? Se puede entender, dicen, por la “percepción” que la Real Academia Española de la Lengua entiende como: 1. f. Acción y efecto de percibir. 2. f. Sensación interior que resulta de una impresión material producida en los sentidos corporales. 3. f. Conocimiento, idea.

¡Ah! Una sensación interior que resulta de una impresión material. Podría decirse, entonces, que la percepción es la captación del entorno que procesamos en nuestro interior para crearnos un conocimiento abstracto o una idea.

Esto me lleva a recordar que en el Manual de Periodismo, La palabra, último reducto de libertad que me publicó en 2007 la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, escribimos: El poeta Ramón María de las Mercedes de Campoamor y Campoosorio (24 de septiembre de 1817, Navia, España-11 de febrero de 1901, Madrid, España) diría, entonces, que “nada es verdad y nada es mentira, todo es según el cristal con que se mira” y el filósofo José Ortega y Gasset (Madrid, 9 de mayo de 1883-íd., 18 de octubre de 1955) resumiría en que “el hombre es su tiempo y circunstancia”.

¿Y cuál sería “el cristal con que se mira? O no se mira y se opina superficialmente como lo narra el poeta chileno, Pablo Neruda, que cuando tenía 8 años y le presentó un poema a su papá, que lo miró de soslayo sin dejar su juego de cartas o dominó con sus amigos, para decirle: “Está bonito. ¿De dónde lo copiaste?” Y concluye el poeta: “Ahí conocí la frialdad de la crítica”.

O más profundo, ¿cuáles son el “tiempo y circunstancia”?

Se pueden generar teorías y largos escritos desde las diferentes disciplinas del Conocimiento humano. Como periodista aprendí en cincuenta años de ejercicio, la subjetividad de la objetividad, simplemente por el lógico razonamiento cotidiano: En la formación del cristal individual, escogemos en forma arbitraria una de tres causas: El de la Fusión que es a base de la cristalización a partir de fundidos, muy común en la naturaleza al ser el proceso por el que se forman rocas plutónicas y volcánicas.

Con este elemento, vemos que cada uno de los más de siete mil millones de seres humanos, nace, crece y muere, y en el proceso adquiere el adoctrinamiento social y cultural de la formación de los padres, las reformas y evoluciones en los parientes, los principios religiosos, la adquisición de herramientas en el sistema escolar, las adecuaciones en el círculo de amistades, laborales.

Dicho de otra forma, la “percepción” en el escritor y “sin menoscabo de los principios doctrinarios o ideológicos recibidos (…) en su educación familiar, escolar y social que, según Mariano Cebrián Herreros, en su libro Géneros Periodísticos, es “un historiador del lugar, un notario de los hechos especialmente cualificado, un profesional que recodifica una realidad de la que ha sido testigo con la intención de transmitirla a un público disperso y heterogéneo”. Incluso: Influye el estado de ánimo en que se encuentre en el momento o sus intereses económicos.

Por lo tanto, es imposible la existencia de una definición absoluta de “percepción” y por lo mismo, es difícil aceptar una sola interpretación lineal de “belleza” y que aplicado en la “Estética” en que influye educación, cultural y moral, del lector que es la otra parte de la obra, si recordamos la leyenda urbana de que un oficial nazi asaltó el piso parisino de Picasso y, al ver una fotografía de Guernica, preguntó al artista si lo había hecho él. “No, ustedes lo hicieron”.

Recordamos al desaparecido poeta salvadoreño Roque Dalton, en la reunión de intelectuales en La Habana, Cuba, por allá de mediados de los 60, en incubó su obra “El Intelectual y la Sociedad” publicado en 1969, se preguntó, palabras más o palabras menos: ¿Para qué escribimos? y respondió: “Para que nos lean”. Y los que escriben ensayo tienen su mercado natural en estudiantes, los poetas en poesía, y así se va sectorizando, lo que muestra cuando menos 10 tipos diferentes de lectores.

Tenemos entonces, que es más difícil adjudicar lo que desean encontrar en las artes a un abstracto concepto denominado “los lectores”, que semejaría al cobarde anonimato de un estadio de fútbol para lanzar un artículo contra los jugadores y decir que “los aficionados” agreden a los deportistas.

A manera de conclusión muy personal: Existe una literatura, y cada uno de los lectores definirá si es buena o mala ¡para él!, y el único juez infalible es el tiempo para juzgar al escritor.

Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, México, 31 de enero 2021.

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