De la Mesa de Redacción Rafael Castilleja
De Arcano Político
Identifica el escritor y periodista mexicano, Mario Luis
Altuzar Suárez, al símbolo del Segundo Caballo del Apocalipsis, a Donald John
Trump, al presentar a las 12 horas del Centro de México de este sábado 5 de
agosto, 14 horas de Hiroshima del 6 de agosto, su poemario La Hora de los
Muertos, un tributo a las primeras víctimas del terrorismo nuclear.
Explica el escritor y periodista que los caballos del
Apocalipsis son: blanco de la conquista, rojo de la guerra, negro del hambre y el
bayo de la muerte. Y sería difícil soslayar que el peluqiín rojizo de Trump se
lo ha teñido de rubio, en la víspera del Aniversario del Terrorismo Nuclear de
Estados Unidos en Hiroshima y Nagasaki.
Advierte que de las 08:15 horas de ese lunes 6 de agosto de
1945, a este momento, nuestro momento, en más de diez ocasiones estuvimos a
segundos de la Guerra Nuclear, por errores técnicos o por tensiones geopolíticas
en el mundo causadas por las ambiciones económicos de una minoría que se siente
todopoderosa en el mundo y el universo.
“Ahí… en el Templo Espacial. Donde retumban las campanas de
Catedral. Allí, en la hora suprema de la humanidad, La Hora de los Muertos,
esas víctimas del Apocalipsis Nuclear, el harakiri desencadenado por la
ambición enloquecedora de un lacayo de esa minoría adoradora del Becerro de Oro”,
se proyecta en el poemario.
El escritor y periodista comiteco, Mario Luis Altuzar
Suárez, formado en Monterrey y consolidado en la Ciudad de México, describe las
imágenes del Templo Espacial, en 33 poemas, distribuidos en los Cinco Soles
místicos de los Granes Hermanos Ancestrales, para alcanzar, la Sentencia final en
La Hora de los Muertos poemario que distribuyen amazon.com y Bubok.com a un
clic de la conciencia por amor a la humanidad.
Busca el poeta, crear conciencia y evitar el Apocalipsis
Atómico para ejercer nuestro derecho a vivir, antes de que suene en la Catedral
La hora de los muertos, en este tributo a las primeras víctimas del terrorismo
nuclear y que las próximas, las próximas víctimas, pudiésemos ser nosotros en
un largo, largo, muy largo invierno nuclear.
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