* El informe de la OIT hace un llamado a favor de una mayor cooperación entre los países de origen, de tránsito y de destino
De la Mesa de Redacción Rafael Castilleja
De Arcano Político con información de OIT-Noticias
© Steve McCurry / OIT |
Difundir los conocimientos prácticos sobre la protección de
los trabajadores domésticos puede contribuir a mejorar sus condiciones de
trabajo, sostiene un nuevo informe de la OIT dado a conocer este jueves 24 de
noviembre en Ginebra, Suiza.
El estudio, Decent work for migrant domestic workers: moving
the agenda forward (Trabajo decente para
los trabajadores domésticos migrantes: hacer avanzar el programa), se basa en
los conocimientos producidos por un programa de la OIT financiado por la CE, y contiene orientación
y recomendaciones clave en materia de políticas de migración, campañas de
sensibilización y programas de desarrollo de capacidades para los trabajadores
domésticos.
Con frecuencia, los trabajadores domésticos están excluidos
de la protección laboral. La OIT constató que en 2010, sólo 10 por ciento de
los trabajadores domésticos en el mundo se beneficiaban de la cobertura de
protección laboral disponible para otras categorías de trabajadores. Las
mujeres migrantes que trabajan en este sector están menos protegidas, en
especial si su situación es irregular.
“Las mujeres migrantes están atrapadas en la encrucijada
entre dos países soberanos – el país de origen y el país de destino – cuyos
intereses, leyes y objetivos políticos en materia de trabajadores domésticos
migrantes con frecuencia divergen. La respuesta a estos desafíos precisa de una
mayor cooperación entre los países de origen, de tránsito y de destino”,
explicó Michelle Leighton, Jefa del Servicio de migración laboral de la OIT.
El informe de la OIT exhorta a los países de destino a
introducir políticas dirigidas a garantizar una mejor protección para los
trabajadores domésticos migrantes, y a tomar en cuenta los cambios demográficos
y las necesidades del mercado laboral en este sector. La medida en que las
carencias en el sector deberían ser cubiertas por la mano de obra extranjera
debería ser el resultado de una consulta consistente con las organizaciones de
empleadores y de trabajadores.
“La persistencia de los programas de migración temporal para
los trabajadores domésticos donde la demanda de sus servicios es significativa
puede dar lugar a la migración irregular”, señaló Michelle Leighton.
Por ejemplo, en el caso de los cuidados de larga duración,
“las políticas de migración en el país de destino deberían considerar las
necesidades de asistencia de larga duración de la población”, agregó.
El informe además pone de manifiesto la importancia de
programas de formación para los trabajadores domésticos migrantes para reforzar
la opinión entre los trabajadores y los empleadores de que el trabajo doméstico
es un verdadero trabajo y es profesional.
“Para que estos programas sean eficaces, deben fundamentarse
en los principios y derechos fundamentales en el trabajo, y recibir el apoyo de
las instituciones públicas, de los sindicatos y de las organizaciones de
empleadores”, agregó Michelle Leighton.
En lo que se refiere a la forma en que los trabajadores
domésticos migrantes pueden organizarse mejor y obtener nuevos derechos, el
informe constata que los trabajadores domésticos siguen estando jurídicamente
excluidos del derecho a la libertad de asociación y, por lo tanto, no siempre
pueden constituir sindicatos o formar parte de ellos. Las barreras lingüísticas
y las diferencias culturales, son otras de las principales dificultades.
“La negociación colectiva a nivel nacional debe ser apoyada
por el diálogo social, involucrando a los países de origen, de tránsito y de
destino, ya que es necesario abordar los desafíos relacionados con los
trabajadores domésticos migrantes de manera transfronteriza”, concluyó Michelle
Leighton.
Según un estudio de la OIT publicado el año pasado, hay 67,1 millones de
trabajadores domésticos en el mundo, 11,5 millones de los cuales son migrantes
internacionales. Alrededor de 8,5 millones son mujeres. La región de Asia
Sudoriental y el Pacífico alberga el mayor número de trabajadoras domésticas
migrantes (24 por ciento), seguida por Europa Septentrional, Meridional y
Occidental (22,1 por ciento) y los Estados Árabes (19 por ciento).
Los trabajadores domésticos están protegidos específicamente
por el Convenio sobre las trabajadoras y los trabajadores domésticos, 2011
(núm. 189) y la Recomendación sobre las
trabajadoras y los trabajadores domésticos, 2011 (núm. 201) que lo acompaña.
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