* Líderes empresariales en estados clave se organizan para animar a Trump a adoptar una política migratoria más benevolente
De la Mesa de Redacción
De nuestra afiliada La Voz de América
Durante la campaña, Trump prometió construir un gran muro a lo largo de la frontera con México. Y antes de eso, se comprometió a crear una "fuerza de deportación". |
La comunidad empresarial del país ha comenzado a presionar
al presidente electo Donald Trump para que abandone sus promesas de campaña de
deportaciones masivas y otras políticas migratorias conservadoras que los
empresarios temen puedan dañar la economía.
La iniciativa, liderada por un grupo que cuenta con el
respaldo del multimillonario neoyorquino, Michael Bloomberg, y el magnate de
los medios de comunicación, Rupert Murdoch, pero que incluye también a empresas
como los gigantes Marriott, Disney y Boeing está dando sus primeros pasos.
Algunos colectivos, como la Cámara de Comercio de Estados
Unidos, dudan que el republicano vaya a crear realmente un fuerza de
deportación como sugirió antes de su triunfo en las urnas, para expulsar a los
aproximadamente 11 millones de migrantes que se estima están en el país sin los
permisos necesarios.
Pero Trump, si bien ha suavizado un tanto su retórica contra
los inmigrantes, no ha manifestado con claridad sus planes y ha nombrado en
puestos clave de su gabinete a personas que en el pasado se han declarado
contrarios a reformar el sistema, mantener a los indocumentados y mucho menos
ofrecerles un camino para su legalización.
Frustración por un sistema roto
Mientras tanto, los empresarios están formando equipos con
funcionarios públicos y líderes de la industria en estados clave para animar a
Trump a adoptar una política migratoria más benevolente - en nombre del
desarrollo económico, sino de la compasión humana.
"Esta elección mostró claramente que los
estadounidenses están extremadamente frustrados con nuestro sistema migratorio
roto", dijo Jeremy Robbins, director ejecutivo de New American Economy, un
grupo en cuyo directorio están Bloomberg y Murdoch.
"Pero sería un error equiparar su deseo de que alguien
asegure la frontera con el apoyo a la deportación masiva u otras políticas
conservadoras que podrían devastar la economía y socavar los valores
estadounidenses", agrega.
En los últimos días, la organización de Robbins presentó
coaliciones de líderes empresariales y funcionarios públicos que se oponen a la
represión de la migración — muchos de ellos partidarios de Trump — en Utah,
California, South Carolina, Florida y Colorado y formarán más en Arizona, Idaho,
North Carolina, Pennsylvania y Texas. Con el respaldo de los fondos de sus
directivos, el grupo trabaja para crear una infraestructura permanente que
presione al nuevo gobierno y a los miembros del Congreso en asuntos clave antes
incluso de que comience oficialmente el debate en el Capitolio.
Lo que dijo Trump en la campaña
Trump sacó partido a los peligros de la inmigración durante
su campaña, compartiendo en varias ocasiones escenario con padres de niños
asesinados por migrantes que estaban en el país sin los permisos pertinentes.
Además prometió construir un gran muro a lo largo de la
mayoría de los 3.180 kilómetros (2.100 millas) de frontera con México. Y antes
de eso, se comprometió a crear una "fuerza de deportación" para
expulsar a más de 11 millones de personas en situación irregular en el país,
aunque a medida que se acercaba el día de las elecciones, dejó abierta una
puerta a una vía para legalizar la situación de algunos de los que entraron al
país de forma irregular.
El equipo de transición del empresario de bienes raíces
declinó responder preguntas sobre sus planes migratorios esta semana.
En una entrevista con la revista Time publicada esta semana,
Trump dejó caer que podría adoptar un enfoque más suave diciendo que
"elaboraría algo" para ayudar a los migrantes que entraron a Estados
Unidos sin permisos siendo niños y que consiguieron permisos de trabajo durante
el gobierno de Barack Obama.
Sobre las deportaciones, Trump dijo al programa "60
Minutes" poco antes de la elección que daría prioridad a la expulsión de
entre dos y tres millones de "personas que son delincuentes y tienen
antecedentes penales - miembros de pandillas, narcotraficantes". Un plan
de este tipo estaría en la línea de la política actual de Washington.
El perdón ejecutivo
Por su parte, la Casa Blanca, a través de su portavoz, Josh
Earnest, dijo que el presidente Barack Obama no puede usar su autoridad para
otorgar clemencia y legalizar el estatus inmigratorio de los dreamers.
Earnest dijo el jueves que por eso es que el presidente fue
un defensor de la legislación que hubiera corregido algunas de las injusticias
e implementado una reforma que hubiera mejorado la seguridad del país, la
situación fiscal y asegurando que se trate a la gente de manera justa.
Sus comentarios fueron en respuesta a una carta que un grupo
de 60 legisladores demócratas de la Cámara de Representantes enviaron a Obama
urgiendo que otorgara el perdón a los beneficiarios del DACA.
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