miércoles, 25 de julio de 2018

Antibióticos y súper microbios, en nuestro menú diario (Audio)


Por Gustavo MARTÍNEZ CONTRERAS
Periodista de nuestra asociada RNU


Ganado en una granja.
FAO/Carly Learson
La resistencia a los antimicrobianos es una gran amenaza mundial de creciente preocupación para la salud humana y animal. También tiene implicaciones tanto para la seguridad alimentaria como para el bienestar económico de millones de hogares agrícolas.

Los antimicrobianos son sustancias que combaten los microorganismos o evitan su aparición. Los medicamentos antimicrobianos son fundamentales en el tratamiento de enfermedades y su uso es crucial para proteger la salud humana y el animal. No obstante, se utilizan indebidamente para tratar y prevenir enfermedades en la ganadería, la pesca y en la producción agrícola, de acuerdo a la Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

A pesar de que la lucha contra las bacterias resistentes a los antibióticos ha progresado a nivel mundial, un reporte reciente detalla que aún falta mucho para frenar las prácticas que propagan el abuso de los medicamentos antimicrobianos lo que lleva a muchos de estos preparados, y sus secuelas, directamente a nuestras mesas.

La agencia reporta que alrededor del mundo se llegan a utilizar hasta 27 tipos diferentes de antimicrobianos en animales para consumo humano. Así se incrementa el riesgo de propagar alimentos contaminados con estos fármacos.

“Estas medicinas supuestamente recetadas por un veterinario después de haber hecho un análisis del caso puede hacer la receta específica para esta enfermedad. Eso, sí ocurre, fantástico”, dijo el doctor Juan Lubroth, jefe de servicios de sanidad animal de la FAO.

“Pero seguro que hay granjeros, ganaderos, veterinarios que recetan medicamentos que no son apropiados para esa infección. Así es como el alimento puede contaminarse y nos llega como consumidores, que somos siete mil millones en el mundo, un producto que no sea inocuo”.

El problema se agrava si se toma en cuenta que unas 700,000 personas mueren cada año por causas relacionadas con la resistencia a los antimicrobianos, de acuerdo con un informe del 2015 elaborado por la Comisión O’Neill del Gobierno del Reino Unido.

Medicinas para uso humano


Apenas el 30 de mayo, José Graziano da Silva, director general de la(FAO), señaló que los antimicrobianos se siguen utilizando para estimular el crecimiento de cultivos y ganado.

“Estas prácticas deberían eliminarse de inmediato”, manifestó Graziano da Silva. “La FAO defiende que los antibióticos y otros antimicrobianos solamente deben utilizarse para curar enfermedades y aliviar sufrimiento innecesario. Solo en circunstancias muy determinadas deben emplearse para prevenir una amenaza inminente de infección”.

Si bien el descubrimiento de la penicilina en 1928 fue un “milagro científico” que, entre otros beneficios, le sumó 10 años al promedio de vida de las personas, 90 años después el abuso y mal uso de los medicamentos antimicrobianos ha contribuido a un aumento en el número de microbios nocivos que han desarrollado resistencia a los fármacos utilizados para tratarlos.

Aunque se ha concienciado al sector médico para prevenir la sobre prescripción de antibióticos cuando no son del todo necesarios (en caso de un resfriado común, por ejemplo), es difícil frenar o siquiera medir el uso de estas medicinas en la producción de alimentos.

“Hay muchas medicinas que deberíamos mantenerlas como de uso humano exclusivamente, que no se use en la veterinaria, que no se use en la agricultura”, añadió Lubroth. La gente no sabe que estas medicinas tienen un propósito, un uso específico y lo están usando para otras cosas”.

La Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE) estima que apenas 89 países cuentan con algún mecanismo para reportar el uso de agentes antimicrobianos en animales. Sin embargo, no existe un control estandarizado para medir la práctica a nivel global.

No todos los microbios son malos


Aunque vivimos en una época en la que se extrema en la higiene, Lubroth diferenció entre los microbios que nos dañan y aquellos que nos ayudan a vivir.

“La flora y fauna natural que llevamos dentro representa una cantidad genética muy importante y porque tenemos esto podemos digerir la comida que ingerimos; interactuamos con un medio ambiente microscópico todas las horas, todos los minutos, todos los segundos”, explicó.

“Mucha de esa flora y fauna no son microbios patógenos, son microbios beneficiosos. Por eso podemos digerir y alimentarnos como nos alimentamos”.

En contraste, los microbios patógenos son con los que hay que ser precavido. Cuando se toma una droga prescrita por un médico se elimina tanto a los microbios malos como a los buenos, algo que puede debilitar seriamente nuestro organismo.

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