Por Gustavo MARTÍNEZ CONTRERAS
Periodista de nuestra asociada RNU
Ganado en una granja.
FAO/Carly Learson
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Los antimicrobianos son sustancias que combaten los
microorganismos o evitan su aparición. Los medicamentos antimicrobianos son
fundamentales en el tratamiento de enfermedades y su uso es crucial para
proteger la salud humana y el animal. No obstante, se utilizan indebidamente
para tratar y prevenir enfermedades en la ganadería, la pesca y en la producción
agrícola, de acuerdo a la Organización para la Alimentación y la Agricultura
(FAO).
A pesar de que la lucha contra las bacterias resistentes a
los antibióticos ha progresado a nivel mundial, un reporte reciente detalla que
aún falta mucho para frenar las prácticas que propagan el abuso de los
medicamentos antimicrobianos lo que lleva a muchos de estos preparados, y sus
secuelas, directamente a nuestras mesas.
La agencia reporta que alrededor del mundo se llegan a
utilizar hasta 27 tipos diferentes de antimicrobianos en animales para consumo
humano. Así se incrementa el riesgo de propagar alimentos contaminados con
estos fármacos.
“Estas medicinas supuestamente recetadas por un veterinario
después de haber hecho un análisis del caso puede hacer la receta específica
para esta enfermedad. Eso, sí ocurre, fantástico”, dijo el doctor Juan Lubroth,
jefe de servicios de sanidad animal de la FAO.
“Pero seguro que hay granjeros, ganaderos, veterinarios que
recetan medicamentos que no son apropiados para esa infección. Así es como el
alimento puede contaminarse y nos llega como consumidores, que somos siete mil
millones en el mundo, un producto que no sea inocuo”.
El problema se agrava si se toma en cuenta que unas 700,000
personas mueren cada año por causas relacionadas con la resistencia a los
antimicrobianos, de acuerdo con un informe del 2015 elaborado por la Comisión
O’Neill del Gobierno del Reino Unido.
Medicinas para uso humano
Apenas el 30 de mayo, José Graziano da Silva, director
general de la(FAO), señaló que los antimicrobianos se siguen utilizando para
estimular el crecimiento de cultivos y ganado.
“Estas prácticas deberían eliminarse de inmediato”,
manifestó Graziano da Silva. “La FAO defiende que los antibióticos y otros
antimicrobianos solamente deben utilizarse para curar enfermedades y aliviar
sufrimiento innecesario. Solo en circunstancias muy determinadas deben
emplearse para prevenir una amenaza inminente de infección”.
Si bien el descubrimiento de la penicilina en 1928 fue un
“milagro científico” que, entre otros beneficios, le sumó 10 años al promedio
de vida de las personas, 90 años después el abuso y mal uso de los medicamentos
antimicrobianos ha contribuido a un aumento en el número de microbios nocivos
que han desarrollado resistencia a los fármacos utilizados para tratarlos.
Aunque se ha concienciado al sector médico para prevenir la
sobre prescripción de antibióticos cuando no son del todo necesarios (en caso
de un resfriado común, por ejemplo), es difícil frenar o siquiera medir el uso
de estas medicinas en la producción de alimentos.
“Hay muchas medicinas que deberíamos mantenerlas como de uso
humano exclusivamente, que no se use en la veterinaria, que no se use en la
agricultura”, añadió Lubroth. La gente no sabe que estas medicinas tienen un
propósito, un uso específico y lo están usando para otras cosas”.
La Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE) estima que
apenas 89 países cuentan con algún mecanismo para reportar el uso de agentes
antimicrobianos en animales. Sin embargo, no existe un control estandarizado
para medir la práctica a nivel global.
No todos los microbios son malos
Aunque vivimos en una época en la que se extrema en la
higiene, Lubroth diferenció entre los microbios que nos dañan y aquellos que
nos ayudan a vivir.
“La flora y fauna natural que llevamos dentro representa una
cantidad genética muy importante y porque tenemos esto podemos digerir la
comida que ingerimos; interactuamos con un medio ambiente microscópico todas
las horas, todos los minutos, todos los segundos”, explicó.
“Mucha de esa flora y fauna no son microbios patógenos, son
microbios beneficiosos. Por eso podemos digerir y alimentarnos como nos
alimentamos”.
En contraste, los microbios patógenos son con los que hay
que ser precavido. Cuando se toma una droga prescrita por un médico se elimina
tanto a los microbios malos como a los buenos, algo que puede debilitar
seriamente nuestro organismo.
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