* Existe la ciudad 118 en un lugar remoto y de difícil
acceso de la Península de Yucatán
* La bautizó como K'ÀAK' CHI', “Boca de fuego”
De la Mesa de Redacción
De nuestra asociada RFI
Reveló un joven apasionado por la cultura maya, la
existencia de una de las cinco ciudades mayas más importantes al verificar la
correlación de las formas de las constelaciones y la ubicación elegida para
edificar por esta civilización.
William Gadoury, un joven de 15 años, acaba de hacer un
descubrimiento arqueológico mayor. Tras estudiar durante años 22 constelaciones
mayas con un Códex de Madrid, se dio cuenta de que si unía en un mapa las
estrellas de las constelaciones, la forma de cada una de ellas correspondía a
la ubicación de 117 ciudades de esta civilización.
“Hasta ahora ningún científico había descubierto tal
correlación entre las estrellas y la localización de las ciudades mayas”,
explica el diario Le Journal de Montréal, que publicó este fin de semana la
noticia.
Pero la intuición de Gadoury no se detuvo en este hallazgo.
El joven analizó una vigésimo tercera constelación encontrada en otro libro y
descubrió que contenía tres estrellas que correspondían únicamente a dos
ciudades en el mapa. Su hipótesis fue que tenía que existir una ciudad número
118 en un lugar remoto y de difícil acceso de la Península de Yucatán.
El adolescente compartió su descubrimiento con la Nasa y de
la Agencia Espacial Japonesa JAXA, que le suministraron imágenes satelitales. Y
en efecto, entre la maleza, “había una pirámide y una treintena de
edificaciones en el lugar preciso identificado por el joven”, explica el
periódico, que tuvo acceso a la documentación.
La publicación subraya que se trataría de “una de las cinco
ciudades más grandes” de los mayas. La ciudad fue bautizada por Gadoury como
K'ÀAK' CHI', que se puede traducir como “Boca de fuego”.
“No entendía por qué los mayas habían construido sus
ciudades lejos de los ríos, en tierras poco fértiles y en las montañas –explicó
el joven al diario-. Tenía que existir otra razón, y como adoraban las
estrellas, se me ocurrió verificar la hipótesis. Me sorprendió mucho y me
resultó excitante cuando me di cuenta de que las estrellas más brillantes de
las constelaciones correspondían a las mayores ciudades mayas”.
Ahora queda por enviar una expedición al sitio desconocido
hasta hoy, algo muy costoso, según los científicos consultados. Sin embargo,
los arqueólogos prometieron llevar a Gadoury en el viaje.
“Sería la culminación de tres años de trabajo y el sueño de
mi vida”, dijo el adolescente, quien descubrió el mundo maya fascinado por las
predicciones del fin del mundo en 2012.
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