* Estiman que existen 200 millones de migrantes en el mundo, 15 millones mexicanos * Las transferencias les esquilman 30 mil millones de dólares anuales *
De la Mesa de Redacción Rafael Castilleja
De Arcano Político
Aumentó 51 por ciento en el último decenio las remesas de
migrantes a sus países de origen, resaltó en Nueva York este miércoles 14 de
junio un nuevo informe del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA),
con motivo del Día Internacional de las Remesas Familiares que se celebra con
debates los días 16 de junio en la ONU.
México pasó del 26.9 por ciento en 2007 al 28.5 en 2016
equivalente a un aumento del 6 por
ciento. El costo deja ganancias de 30 mil millones de dólares a banqueros y
otros.
Las sumas de dinero que los migrantes envían a sus familias
en los países en desarrollo han aumentado a lo largo del último decenio, representa
un porcentaje muy superior al incremento de un 28 % registrado en la migración
proveniente de esos países.
Día Internacional de las Remesas Familiares fue proclamado por
los 176 Estados Miembros del Consejo de
Gobierno del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), en su 38
periodo de sesiones en febrero de 2015, y se ha sometido a la
atención de la Asamblea General para su respaldo formal y su reconocimiento
universal.
La publicación “Sending Money Home: Contributing to the
SDGs, One Family at a Time" (puede consultarlos únicamente en inglés)es el primer estudio realizado hasta la fecha
de las tendencias decenales de los flujos migratorios y de remesas, durante el
período comprendido entre 2007 y 2016. Aunque en este informe se indica que se
han producido aumentos en los patrones de envío de remesas a casi todas las
regiones del mundo, el acusado incremento del último decenio es consecuencia,
en gran medida, del aumento de las remesas enviadas a Asia, que fue de un 87 %.
A pesar de esa tendencia decenal, Gilbert F. Houngbo,
Presidente del FIDA, apuntó que el efecto de las remesas debe examinarse
primero en el contexto de cada familia. “La cuestión no es tanto el dinero que
se envía a los países de origen, sino el efecto que esos envíos tienen en la
vida de las personas. Las pequeñas sumas de 200 o 300 dólares de los Estados
Unidos que cada migrante envía a sus familias representan cerca del 60 % de los
ingresos de esos hogares, lo que tiene una enorme importancia para su vida y
para las comunidades en las que viven”.
Se calcula que, a escala mundial, más de 200 millones de
trabajadores migrantes ayudan actualmente a 800 millones de familiares. Se
prevé que, en 2017, 1 de cada 7 personas del mundo participe en el envío o la
recepción de remesas por un valor superior a USD 450 000 millones. Las corrientes migratorias y las remesas que
los migrantes envían a sus familias están teniendo efectos muy importantes en
la economía y el entorno político internacionales.
Se estima que anualmente los ingresos de los trabajadores
migrantes ascienden a un total de USD 3 billones, de los que alrededor de un 85
% se queda en los países de acogida. El dinero que los migrantes envían a sus
países de origen representa, en promedio, menos de un 1 % del producto interno
bruto (PIB) de los países de acogida.
En conjunto, esas remesas individuales suponen más del
triple de la suma de la asistencia oficial para el desarrollo (AOD) procedente
de todas las fuentes, y superan el total de la inversión extranjera directa
recibida por casi todos los países de bajos ingresos y de ingresos medianos.
“Alrededor del 40 % de las remesas (USD 200 000 millones) se
envía a zonas rurales en las que vive la mayoría de las personas pobres”,
señaló Pedro de Vasconcelos, Gerente del Fondo de Financiación para Remesas del
FIDA y autor principal del informe. “Ese dinero se destina a la compra de
alimentos, la atención sanitaria, la mejora de las oportunidades de educación y
de las viviendas y el saneamiento. Por consiguiente, las remesas revisten una
importancia fundamental para ayudar a los países en desarrollo a alcanzar los
Objetivos de Desarrollo Sostenible”.
Los costos de transacción por el envío de remesas superan
actualmente los USD 30 000 millones anuales, siendo especialmente elevados
cuando los destinatarios se encuentran en los países más pobres y en zonas
rurales remotas.
En el informe se formulan varias recomendaciones con el
propósito de mejorar las políticas públicas y se describen de forma resumida
propuestas de asociación con el sector privado a fin de reducir los costos y
crear oportunidades para que los migrantes y sus familias empleen su dinero de
una manera más productiva.
“Se espera que en los próximos años siga aumentando la
demanda de mano de obra migrante a medida que la población de los países
desarrollados continúa envejeciendo”, añadió Vasconcelos. “Sin embargo, las
remesas pueden ayudar a las familias de los migrantes a construirse un futuro
más seguro, lo que hará que la emigración de los jóvenes sea más una cuestión
de elección que una necesidad”.
A continuación se indican otras conclusiones clave del
informe:
Los flujos de remesas han aumentado a lo largo del último
decenio a un ritmo medio de un 4,2 % anual, pasando de USD 296 000 millones en
2007 a USD 445 000 millones en 2016.
Un centenar de países recibe cada año remesas por un valor
superior a USD 100 millones.
Se prevé que, entre 2015 y 2030, se envíen alrededor de USD
6,5 billones (si no se produce ningún aumento) a países de bajos ingresos y de
ingresos medianos.
Los 10 principales países por el monto de las remesas
enviadas desde ellos representan casi la mitad de los flujos anuales, con los
Estados Unidos de América, la Arabia Saudita y la Federación de Rusia a la
cabeza.
El 80 % de las remesas tiene por destinatarios 23 países,
entre los que China, la India y Filipinas ocupan los tres primeros puestos.
Asia recibe el 55 % de todos los flujos de remesas.
El informe se publica pocos días antes del Día Internacional
de las Remesas Familiares, que se celebra todos los años el 16 de junio. Los
análisis y las recomendaciones contenidos en el informe constituirán el punto
de partida de los debates del Foro Mundial sobre Remesas, Inversión y
Desarrollo de 2017, que tendrá lugar en la Sede de las Naciones Unidas, en
Nueva York, los días 15 y 16 de junio.
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