Análisis a Fondo
* Carstens y el impuesto de los pobres
* Marcial Maciel y los Paradise Papers
Por Francisco GÓMEZ MAZA
Para Arcano Radio
Dos noticias no sé si escandalosas, pero si preocupantes,
difundidas por los medios de prensa en la semana que pasó. La primera tiene que
ver con los mitos de los economistas oficiales como Agustín Carstens, que ya se
despide para ir a ganar en euros como gerente del Banco de Pagos
Internacionales, en Europa, La segunda, con el amasiato de los espirituales
ministros católicos dedicados a la enseñanza como los Legionarios de Marcial
Maciel, a quienes socarronamente se les da el mote vergonzante de Millonarios
de Cristo.
Carstens ya no debería de dictar cátedra. Él está hecho para
ser funcionario de instituciones de primer mundo donde, por ejemplo, no nadie
sabe qué es el salario mínimo, porque les pagan en dólares o en euros y a la
raza generalmente por hora trabajada, pero muy bien remunerada.
Pero no. Ante de irse tiene que meter su cuchara e insistir
en el mito genial de los economistas de casino de que el salario mínimo es
inflacionario. No pueden aceptar que la inflación es impulsada por factores
humanos como la avaricia. Si no hay oferta y hay mucha demanda suben, pero
intencionalmente, por decisión humana, no por ninguna ley económica, los
precios. Los oferentes de bienes y servicios son unos aprovechados. Como no hay
productos, la gente que los necesita se lanza a pagar lo que sea por ellos.
Aquí lo único que manda es la ley de la necesidad y del
abuso. No las de la oferta y la demanda. O son lo mismo. No vale la prudencia
sugerida por Cartens
Y quisiera saber que es para el próximo gerente del BPI, el
punto medio en el manejo del alza o la baja del salario mínimo. Cuán es el
punto medio de un rico que gana lo que quiere, o de un funcionario como
Carstens que no sabe lo que es la pobreza ni lo que es el hambre. Menos el
hambre.
Quisiera saber que es para Carstens la inflación. Ya sé que
me va a salir con una definición muy académica, como aquella que dice que es
“el aumento prolongado y sostenido de los precios de la economía”, cuando a mí
me enseñaron en la escuela que la inflación es el impuesto, el gran impuesto,
que injustamente pagan los pobres por lo que necesitan para medio vivir
Yo no comparto la opinión, casi divina, del hasta ahora
gobernador del banco central de que el aumento al salario mínimo en México debe
realizarse, pero con prudencia, para no generar un impacto en la inflación. Les
voy a decir algo que es la pura verdad: lo que impulsa el aumento de la
inflación es la avaricia de productores, distribuidores y comerciantes, así como
la de Fisco (Sistema de Administración Tributaria), que recaba los impuestos
para que los altos funcionarios del gobierno se hagan ricos. Nada qué ver con
el impuesto que pagan los pobres, cuando van al mercado a comprar lo poco que
pueden comprar para alimentarse y alimentar a la familia.
El otro asunto que me llamó la atención fue el relacionado
con los Legionarios de Cristo. Pues debe usted saber que el escándalo de
Paradise Papers exhibe las fortunas de los discípulos del pederastra Marcial
Maciel. Los vehículos de inversión instituidos en paraísos fiscales permitieron
a la congregación mover sin problema los millones de dólares, generados por sus
instituciones educativas, como la Universidad Anáhuac.
A lo largo de su vida, el fundador de los Legionarios de
Cristo, Marcial Maciel (por cierto, mexicano y no español), estuvo implicado en
diversos escándalos de abuso sexual a menores. Esta vez la investigación
Paradise Papers reveló que la organización tenía paraísos fiscales en Bermudas
e Islas Vírgenes.
El 15 de noviembre de 1994, el Papa Juan Pablo II envió una
carta al fundador de la congregación, propietaria de instituciones como la
Universidad Anáhuac, felicitándolo por sus 50 años al servicio de la religión.
Tres días después, Maciel estableció en Bermudas la sociedad International
Volunteer Services.
La firma le serviría para llevar los millonarios ingresos de
sus organizaciones a un paraíso fiscal y no pagar impuestos. Esta cuenta fue
creada en Citibank y a ella tenían acceso las personas de confianza del
colimota, como rectores de universidades.
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