En las nubes
Carlos RAVELO GALINDO, afirma:
A propósito de que el sábado anterior se celebró a San Carlos Borromeo.
Muchas personas se deprimen al ver los efectos del paso del
tiempo en su cuerpo, sin pensar que hay algo que es solamente nuestro y que el
tiempo no puede tocar: nuestro espíritu.
No dejes que un número determine la forma en que vivirás el
resto de tu vida, porque si tu actitud y tu espíritu se mantienen frescos y
joviales, nada es imposible.
Que cuántos años tengo
¡Qué importa eso!
¡Tengo la edad que quiero y siento!
La edad en que puedo gritar sin miedo lo que pienso. Hacer
lo que deseo, sin miedo al fracaso, o lo desconocido.
Tengo la experiencia de los años vividos y la fuerza de la
convicción de mis deseos.
Que importa cuántos años tener ¡No
debemos pensar en ello!
Unos
dicen que somos viejos. Y otros que “estamos en el apogeo”.
Somos, reitero viejos
periodistas. No periodistas viejos en
esta hermosa y digna profesión. Y lo
presumimos.
Pero no es la edad que se tenga, sino lo que el corazón siente
y nuestro cerebro dicte.
Tengo los años necesarios para gritar lo que pienso, para
hacer lo que quiero, para reconocer yerros viejos, rectificar caminos y
atesorar éxitos.
Ahora no tienen por qué decir: Estás muy joven, no lo lograras. Estás muy
viejo ya no podrás.
Tengo la edad en las que las cosas se miran con más calma,
pero con el interés de crecer más.
Tengo los años en que los sueños se empiezan a acariciar con
los dedos, las ilusiones se convierten en esperanza. Y un corazón que aún
palpita.
Tengo los años en que el amor, a veces es una loca
llamarada, ansiosa de consumirse en el
fuego de una pasión deseada… y otras es un remanso de paz, como el atardecer en
la playa.
¿Qué cuantos años
tengo?
No necesito marcarlos con un numero, pues mis anhelos
alcanzados, Mis triunfos obtenidos, las lagrimas que por el camino derrame al
ver mis ilusiones truncadas. ¡Valen más que eso!
Que importa si cumplo cuarenta, cincuenta o más. Pues lo que importa: ¡es la edad que siento!
Tengo los años que necesito para vivir libre y sin miedos.
Para seguir sin temor por el sendero, pues llevo conmigo la experiencia
adquirida y la fuerza de mis anhelos.
¿Qué cuantos años tengo?
¡Eso a quien le importa!
Tengo los necesarios para perder el miedo y hacer lo que
quiero. Y siento.
Que importa cuántos años tengo o cuantos espero.
Si con los años que tengo
aprendí a querer lo necesario y a tomar solo lo bueno.
Y pese a los males físicos que me abruman, reiteramos, con
infinita cordura y honestidad: a quién le importan los años, si ya los tienes.
Los padeces y los disfrutas.
Que tengas un hermoso día.
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