Análisis a Fondo
* El 66 % de las mujeres ha sufrido un acto de violencia
* La mitad de las vejadas calla, después de los madrazos
Por Francisco GÓMEZ MAZ
Para Arcano Radio
Cuando no quieren hablar no hablan; cuando quieren hablan. Y
a veces hablan sin querer porque les traiciona el subconsciente, o ya no pueden
con la podrida conciencia con que pasan la vida por este mundo de corrupción,
impunidad, simulación y cinismo.
Y por qué demonios algunos periodistas tenemos que escribir
siempre de lo peor que le ocurre a los habitantes de este país de chupasangres,
en donde la sangre corre, se derraba, alimenta a los seres dia-bólicos (lo
diabólico no tiene nada que ver con Satanás, menos con aquel diablito que busca
ser gobernador de Chiapas, pero es tan perverso como cualquiera que quiera
treparse al palacio de gobierno, en donde la actividad suprema es robar), desde
que los imperialistas aztecas le sacaban el corazón a elegidas doncellas, hermosísimas
mujeres, para ofrecérselo aun dando sus últimos latidos, aún calientitos, a
Huitzilopoxtli, el dios perverso del principio y el fin, que sólo se contenta
bebiendo la sangre de las doncellas más bellas del imperio. Fatalmente, desde
1914, el año de Huixilopoxtli, los mexicanos han visto, han padecido, han
experimentado muertes, masacres, crímenes. Un sacrificio, primero, al
militarismo de Victoriano Huerta, quien encarnaría el Huixilopoxtli actual. Y
la mayor violencia es contra la mujer y no hablamos de la agresión violenta
contra los niños.
Pues cuando quieren hablan y me refiero a los politiquillos
de esta banda de facinerosos, y ahora al Tlatoani en turno, que pide sangre,
porque los tlatoanis son hermanos del chupacabras (una leyenda moderna inventada
por el chupacabras de verdad), para distraer la atención de la gente, de lo
esencial como es la satisfacción de las necesidades humanas básicas.
Este miércoles, primer día de este gélido noviembre, día de
Todos los Santos, víspera del Día de los Fieles Difuntos, el diario capitalino
La Jornada, que aún dirige doña Carmen (directora ab aeternum) dio cuenta de
tristes lamentos del pachuquito Miguel Ángel Osorio Chong, quién abrió la boca
en la ciudad de Guadalupe, en el estado de Zacatecas, para quejarse de la
violencia contra las mujeres, sufridos seres humanos víctimas del macho o del
feminismo distorsionado.
No le quedó de otra al chinito, que ya no se sabe si será o
no el elegido para nuevo tlatoani y para ofrecerle a Huitzilopoxtli el corazón
de las doncellas más hermosas; a ese fantasmal dios que sólo existe en las
calles de México, colocado ahí por mentes celenturientas para que se dedique a
realizar las labores que no harían los hijos de los emperadores.
Pues entre lo que dijo Osorio Chong en Guadalupe destaca el
hecho de que el 66 por ciento de las mujeres en México ha sufrido algún tipo de
violencia, durante su vida, y, de este porcentaje, 49 por ciento “no hace
ningún comentario al respecto… no denuncia, se queda callado”. O les da
vergüenza dar a conocer que fueron vejadas, o se quedan calladas porque les
atravesaron el corazón o alguna otra vícera vital y ahora duermen el sueño de
los justos en cualquier cementerio, como ha ocurrido recientemente en Puebla, o
en el Estado de México, o precisamente en Zacatecas.
El ministro, muy cercano al Tlatoani mexiquense, que se
despacha con la cuchara grande, informó que, en más de 40 por ciento de todos
los casos de violencia, los responsables de la violencia contra las mujeres son
sus maridos y novios, o sus ex maridos y ex parejas sentimentales. Son hijas de
la tierra, que nacieron para ser sobajadas por el macho y muchas se enojan si
por pura casualidad alguien se mete a corregir al gorilón vestido de hombre.
Son hijas de la mala educación que las ha educado para estar ca
Osorio Chong, dice el reporte, supervisó este martes, en
Zacatecas, los avances del Programa de Acciones de Protección Civil y
Prevención del Embarazo Adolescente, al que se aplican recursos a escala
federal del Consejo Nacional de Población (Conapo) y Prospera. Se aplican
recursos económicos, pero no se aplican metodologías sicológicas ni de
educación física para ayudar a que las mujeres se salven por si mismas cuando
no hay cerca de ellas y su agresor alguna o algunas personas que la defiendan.
México tiene otro problema grave: cada año nacen alrededor
de 340 mil personas (bebes) de niñas y jóvenes que tienen entre 10 y 19 años,
por lo que el gobierno federal ha asumido el reto de prevenir y evitar, con
políticas públicas, de aquí al 2030, todos los embarazos de las menores de
entre 10 y 15 años, porque esos embarazos sólo ocurren a través de la
violencia; son violaciones. ¿Será? No le creo. A los políticos les tiene sin
cuidado que las niñas y jovencitas caigan en las garras de sátiros sin
conciencia que sólo buscan satisfacer sus instintos sexuales.
Osorio Chong reconoció que la violencia contra las mujeres
es una práctica ilegal que persiste, él dice que por la cultura (yo diría que
por la mala educación que hoy por hoy y por lo menos un año más imparte el
secretario Aurelio Nuño, que no ha sabido, ni le interesa, desterrar el
machismo en la nueva sociedad mexicana, creyendo que se es más hombre por
golpear a una mujer, por gritarle, por maltratarla, y no entendiendo que es un
cobarde el que lo hace.
Más grave todavía, consideró el responsable de la política
interior del país, es que el problema de la violencia contra las mujeres es muy
serio en nuestra juventud: en el noviazgo.
¿Y saben de dónde vienen la mayoría de estos comportamientos?
Del hogar, donde vieron violencia entre el papá y la mamá. Pero ustedes no
deben repetir esos patrones. Ustedes tienen que ser totalmente diferentes.
Por ello, Osorio Chong planteó que la violencia de género no
tiene que ver nada más que ver con las mujeres, principalmente tiene que ver
con los hombres.
Para erradicar este problema, dijo, es necesario que ambos
tomen acción: Que las mujeres digan ¡basta ya de violencia contra nosotras! Y
los hombres poner un ¡basta ya! a quienes violenten a las mujeres.
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