* Una de cada tres personas sigue viviendo en bajos niveles de desarrollo humano
De la Mesa de Redacción Rafael Castilleja
De Arcano Político
Ocupa México la casilla 77 de 188 en el Informe deDesarrollo Humano 2016 “Desarrollo humano para todas las personas”, publicado
este martes en Estocolmo por el Programa de la ONU para el Desarrollo (PNUD). Concluye:
el impresionante avance alcanzado en desarrollo humano durante los últimos 25
años sigue dejando atrás a muchas personas.
Los excluidos afrontan
obstáculos estructurales, a menudo no cuantificados, para salir
adelante. Para garantizar un desarrollo humano sostenible para todas las
personas, resulta necesario centrar los
esfuerzos sobre quienes hasta ahora han sido excluidos y adoptar medidas para
enfrentar las barreras que los marginan.
El Informe constata que, aunque en promedio el nivel de desarrollo humano mejoró considerablemente en
todas las regiones del mundo entre 1990 y 2015, una de cada tres personas sigue
viviendo en bajos niveles de desarrollo humano,
según el Índice de Desarrollo Humano.
“El empeño de no
dejar a nadie atrás debe definir cada acción que emprendamos como comunidad
global. Con el fin de superar las barreras que obstaculizan tanto el desarrollo
humano como el progreso hacia los Objetivos de Desarrollo Sostenible, el
principio de inclusión debe guiar nuestras decisiones de política”, dijo el
Primer Ministro sueco, Stefan Löfven, en la presentación oficial del Informe
hoy en Estocolmo junto con la Administradora del PNUD, Helen Clark, y el autor
principal del informe y Director de la Oficina del Informe sobre Desarrollo
Humano, Selim Jahan.
“El mundo ha recorrido un largo camino en la reducción de la
pobreza extrema, la mejora del acceso a la educación, la salud y el
saneamiento, y la ampliación de las posibilidades para las mujeres y las
niñas”, señaló Helen Clark. “Sin embargo, estos avances son el preludio del
siguiente desafío, posiblemente más difícil, el de velar por que los beneficios
del progreso mundial lleguen a todas las personas”.
Esta preocupación se da también en los países desarrollados,
donde la pobreza y la exclusión también constituyen un problema, pues más de
300 millones de personas —incluida más de un tercio de la población infantil—
viven en situación de pobreza relativa.
Discriminación sistémica hacia mujeres, pueblos indígenas y minorías étnicas
El Informe señala que no solo hay millones de personas que
aún sufren carencias extremas, sino que las desventajas afectan de manera
desproporcionada a ciertos grupos.
“Prestamos demasiada
atención a los promedios a nivel nacional, que a menudo ocultan enormes
desigualdades en las condiciones de vida de las personas”, declaró Selim Jahan.
“Para avanzar, tenemos que examinar más de cerca no solo lo que se ha logrado,
sino también quién ha quedado excluido y por qué”.
El Informe muestra que, en casi todos los países, ciertos
grupos sufren desventajas que con frecuencia se dan de manera simultánea y se
refuerzan mutuamente, lo que aumenta la vulnerabilidad de estas personas,
amplía la brecha en las posibilidades de desarrollo de una generación a otra y
hace más difícil que estos grupos recuperen el terreno perdido mientras el
resto del mundo avanza.
Las mujeres y las niñas, los habitantes de las zonas
rurales, los pueblos indígenas, las minorías étnicas, las personas con
discapacidad, los migrantes y refugiados y la comunidad de personas lesbianas,
gais, bisexuales, transgénero e intersexuales (LGBTI) se encuentran entre los
grupos excluidos de manera sistemática por obstáculos que no son simplemente
económicos, sino también políticos, sociales y culturales.
En el caso de las mujeres, el más numeroso de estos grupos,
el Informe señala que, aunque las disparidades mundiales de género se están
reduciendo lentamente, los patrones arraigados de exclusión y falta de
empoderamiento de las mujeres y las niñas siguen siendo un problema acuciante.
En general, las mujeres son más pobres, ganan menos y tienen
menos oportunidades en la mayoría de los aspectos de la vida que los hombres.
En 100 países, se ven legalmente excluidas de ciertos empleos por razón de su
género, y en 18 países necesitan la autorización del marido para trabajar.
Además, persisten prácticas peligrosas como la mutilación genital femenina y el
matrimonio forzado.
Las poblaciones que viven en las zonas rurales también se
enfrentan a múltiples obstáculos. Por ejemplo, los niños de los hogares rurales
pobres que asisten a la escuela tienen menos probabilidades de aprender
matemáticas o a leer y escribir.
Además, según señala el Informe entre otros ejemplos, migrantes y refugiados a menudo enfrentan
obstáculos para trabajar, estudiar y participar a nivel político, y más de 250
millones de personas en el mundo sufren discriminación por razón de su etnia.
Es hora de hacer frente a los obstáculos al desarrollo más arraigados
“Es posible erradicar
la pobreza y lograr un desarrollo sostenible, pacífico y justo para todos si se
eliminan aquellas normas sociales y
leyes discriminatorias arraigadas y persistentes y se acaba con la desigualdad
de acceso a la participación política, problemas que han impedido a tantas
personas avanzar”, dijo Helen Clark.
Los grupos que han quedado marginados a menudo tienen
escasas oportunidades de influir en las instituciones y las políticas que
determinan sus vidas. Es esencial cambiar esta situación si se quiere romper el
círculo vicioso de exclusión y privación.
Por ejemplo, los pueblos indígenas representan el 5% de la
población mundial, pero el 15% de las personas que viven en situación de
pobreza. Y los miembros de la comunidad LGBTI no pueden defender activamente
sus derechos cuando los actos homosexuales entre hombres son ilegales en más de
70 países.
Por ello, el Informe hace un llamado para que se preste
mucha más atención al empoderamiento de los más marginados de la sociedad y
reconoce la importancia de darles mayor voz y participación en los procesos
decisorios.
El Informe también pide mejores análisis para fundamentar
las acciones, incluyendo un mayor énfasis en la evaluación del progreso en ámbitos como la participación y
la autonomía. Además, resulta esencial disponer de datos desglosados por
características como el lugar, el género, la situación socioeconómica y la
etnia, para saber a quién se está dejando atrás.
Además, el Informe advierte de que los principales criterios
de medición del desarrollo pueden sobrestimar el progreso cuando se centran en
la cantidad y no en la calidad del desarrollo. Por ejemplo, la matriculación de
niñas en la educación primaria ha aumentado, pero en la mitad de los 53 países
en desarrollo que disponen de datos, la mayoría de las mujeres adultas que
cursaron entre cuatro y seis años de educación primaria son analfabetas.
El desarrollo humano para todos es alcanzable
“Pese a las
diferencias de progreso, el desarrollo humano universal es alcanzable”, afirmó
Selim Jahan. “En las últimas décadas hemos sido testigos de logros en materia
de desarrollo humano que antes se consideraban imposibles de alcanzar”.
Por ejemplo, desde 1990, 1.000 millones de personas han
salido de la pobreza extrema y el empoderamiento de la mujer se ha convertido
en una cuestión trasversal: mientras que en la reciente década de 1990 muy
pocos países protegían legalmente a la mujer de la violencia doméstica, en la
actualidad lo hacen 127 países.
El Informe hace hincapié en la importancia que reviste la
Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible a la hora de aprovechar estos
avances, y señala que la Agenda 2030 y el enfoque de desarrollo humano se refuerzan
mutuamente.
El Informe incluye una series de recomendaciones para entre
ellas la de reorientar las políticas para asegurar que el progreso llegue a los
más rezagados e insta a llevar a cabo reformas en los mercados e instituciones
mundiales para hacerlos más equitativos y representativos.
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