viernes, 3 de junio de 2016

¿Qué está en juego en las elecciones estatales de México?

De la Mesa de Redacción
De nuestra asociada RFI


Las elecciones pondrán a prueba la hegemonía del PRI de cara a las presidenciales del 2018, medirán la oposición y podrán consolidar nuevas fuerzas políticas, explican politólogos.

Cerca de 37 millones de mexicanos de 12 estados podrán acudir a las urnas el domingo para elegir a sus gobernadores. Estas elecciones son consideradas un “termómetro” para estimar el voto en las presidenciales (las próximas tendrán lugar dentro de dos años). Para el Partido Revolución Institucional (PRI), al que pertenece el actual presidente Enrique Peña Nieto, “estos comicios son cruciales porque gobierna 9 de los 12 estados. Lo que busca el PRI es conservar sus bastiones, sobre todo cinco de ellos que siempre estuvieron en su poder”, dice Patrick John Buffe, corresponsal de RFI.

Son varios los puestos que podría perder el PRI, “quizás se quede con solamente seis o cinco de las gubernaturas. […] Es de las elecciones locales más competidas que hemos tenido en mucho tiempo”, según dijo el politólogo John Ackerman a RFI. Incluso en el rico Estado de México, que el PRI –o sus antecesores– ha gobernado desde 1925, la victoria del partido parece menos absoluta que en elecciones precedentes. En otros cuatro estados que ha gobernado el PRI sin que nunca haya habido alternancia política, podría verse un cambio de partido.

El PRI tuvo la presidencia y fue hegemónico en México de forma ininterrumpida durante 70 años. En el 2000 perdió las elecciones presidenciales ante el Partido Acción Nacional (PAN) de derecha. Volvió finalmente el PRI al poder en las elecciones pasadas del 2012 y queda por verse si podrán sostener esta victoria.

Elecciones disputadas en estados con altos niveles de violencia


En estados donde la violencia, corrupción e impunidad han marcado la última gubernatura, se perfilan elecciones reñidas. Es el caso de Veracruz donde al menos 18 periodistas han sido asesinados desde 2010 y la desaparición de cinco jóvenes en enero, presuntamente a manos de policías estatales, ha indignado a la sociedad mexicana. Veracruz es gobernado por Javier Duarte del PRI desde 2010 y podría tener ahora un dirigente del Partido Acción Nacional (PAN) o del Movimiento Regeneración Nacional (Morena), el partido de izquierda respaldado por el ex candidato a la presidencia Andrés Manuel López Obrador.

Tamaulipas, estado del este fronterizo con los EU, es también escenario de una campaña encarnizada que destaca por el intercambio de acusaciones entre el PRI y el PAN de ceder a presiones de narcotraficantes. Este estado ha sufrido fuertemente a raíz de los conflictos entre los cárteles del Golfo y de los Zetas. Ha habido “campañas electorales marcadas por las guerras sucias entre los candidatos. Para ganar votos, muchos de ellos prefirieron recurrir a las descalificaciones y acusaciones sin sustento, en lugar de presentar al electorado propuestas concretas”, dice Buffe.

Expresión del desencanto con la clase política


“Hay mucho descontento, hay mucho hartazgo, incluso más que en cualquier otro país de América Latina”, según Ackerman.

Una gran abstención de voto es un escenario que podría resultar del hartazgo mexicano. Así lo advierte el politólogo Hugo Goñi Cabello y puntualiza que “el porcentaje de las personas indecisas y que no saben por quién van a votar es bastante alto en casi la mayoría de estas elecciones a la gubernatura”.

Las causas de este hartazgo son profundas. Resume varias de ellas el historiador Enrique Krauze en un ensayo recientemente publicado en la revista Letras Libres:

 “La violencia […] genera sentimientos de inseguridad que cerca del 70 por ciento de los mexicanos admite padecer. Ante el riesgo de perder la propiedad o la vida, las posibilidades de reparar el daño o de que los responsables de cometerlo sean castigados son prácticamente nulas. […] El Estado mexicano, en su conjunto, ha sido ineficaz para combatir el crimen y ha fracasado en reducir, así sea mínimamente, la plaga de la impunidad. Debido a todo ello, la sociedad mexicana vive en un estado de vulnerabilidad, zozobra y desánimo", escribe Krauze.

¿Nuevas fuerzas políticas?


Podrían capitalizar el hartazgo, fuerzas políticas que no corresponden a ninguno de los tres grandes partidos mexicanos (PAN, PRI y PRD). En la Ciudad de México, que tendrá una votación para elegir miembros de su Asamblea Constituyente, parece probable una victoria de Morena, que según Ackerman podrá colocarse como “la primer fuerza en la capital del país”.

En un video liberado el miércoles, López Obrador, líder de Morena, hace un llamado a votar en elecciones fundamentales que “son el prólogo de lo que habrá de venir en 2018”, matizando que bastaría un 60 por ciento de participación del padrón electoral para que su partido llegara a la victoria.


Existe también la posibilidad de candidaturas independientes, que Ackerman compara al movimiento de Ciudadanos en España, y que por primera vez podrían cobrar fuerza política en el país. Es también la alternativa que propone el ensayo de Krauze, instando a los jóvenes a votar por “un candidato ciudadano propio que encare los grandes problemas nacionales con una nueva visión y nuevas iniciativas, y al mismo tiempo cierre cualquier paso a una alternativa autoritaria”. (Con AFP)

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