Por Jordi TRUJOLS
Periodista de nuestra asociada RNU
La doctora Farea ayuda a muje
embarazada con cólera en un
hospital de Sana'a.
Foto: UNFPA Yemen
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De no tratarse urgentemente la desigualdad y el
empoderamiento de las mujeres más pobres, para que puedan tomar sus propias
decisiones en materia de salud y derechos sexuales y reproductivos, los países
podrían enfrentarse a agitación social, amenazas a la paz y a sus objetivos de
desarrollo.
Así lo advirtió este martes el informe sobre el Estado de la
Población Mundial 2017 publicado por el Fondo de Población de la ONU (UNFPA)
que destaca que el costo de estas disparidades podría extenderse a todos los
objetivos de la comunidad mundial.
El estudio destaca que el hecho de no proporcionar servicios
de salud reproductiva a las mujeres más pobres puede debilitar las economías y
pone en peligro el progreso del objetivo número uno de la Agenda de Desarrollo
Sostenible de la ONU que busca poner fin a la pobreza.
En la mayoría de los países en desarrollo, las mujeres con
menos recursos poseen menos opciones de planificación familiar, un acceso
mínimo a la atención prenatal y es más probable que den a luz sin la asistencia
de un médico o una partera.
Según los datos del UNFPA, el acceso limitado a la
planificación familiar se traduce en 89 millones de embarazos no deseados y 48
millones de abortos al año en los países en desarrollo.
Esta situación no sólo perjudica la salud de las mujeres,
sino que también restringe su capacidad para incorporarse o permanecer en la
fuerza de trabajo remunerada y avanzar hacia su independencia financiera.
Para remediar este escenario, el informe del UNFPA
recomienda a los países centrarse en las personas más rezagadas, siguiendo el
plan de acción de las Naciones Unidas para lograr el desarrollo sostenible para
el año 2030.
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