Por Laura QUIÑONES
Periodista de nuestra asociada RNU
Nakisha (dcha.), de 15 años, y
su
hermana Ashely, de 9,
abandonaron su casa de Camagüey
huyendo de las maras y migraron
a
Estados Unidos, pero fueron
deportadas de vuelta a
Honduras.
© UNICEF/UN028148/Zehbrauskas
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Según la FAO, el fenómeno migratorio en México y
Centroamérica requiere ser tratado de manera integral, es decir, no sólo
afrontar los aspectos de seguridad de Estado, sino también sus causas
estructurales.
Durante un taller convocado en El Salvador por ambas
agencias, se recalcó la importancia de repensar los modelos de desarrollo que
han impulsado a muchas personas a migrar.
"La migración no debe ser solo vista como un problema,
sino también una posibilidad de desarrollo", señaló Luiz Carlos Beduschi,
Oficial de Políticas de Desarrollo Rural de la FAO durante la reunión.
Según datos de la CEPAL, casi 30 millones de
latinoamericanos y caribeños viven fuera de su país, y alrededor de 15 millones
de emigrantes provienen de Mesoamérica. De estos, 12 millones son de México y la
cifra restante de países del Triángulo Norte de Centroamérica.
Para las agencias, la magnitud del fenómeno está ligado a un
modelo de desarrollo excluyente que hace que la migración sea la única
alternativa para la supervivencia de una gran parte de la población. Es por
ello que proponen un enfoque de desarrollo territorial para apoyar las zonas
rurales, de donde vienen la mayoría de migrantes, de una manera más inclusiva.
La FAO y la CEPAL se comprometieron a poner sus capacidades,
experiencias y conocimientos a disposición de los gobiernos de El Salvador,
Guatemala, Honduras y México, con el objetivo de contribuir al diseño de
políticas públicas que puedan mitigar la compleja tendencia migratoria de la
región.
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