* Cristobal, Antonio y Juan, los “Niños Mártires de Tlaxcala”, asesinados por odio a la fe en México entre 1527 y 1529
De la Mesa de Redacción Rafael Castilleja
De Arcano Político
Celebra el papa Francisco a las 15 horas de México del domingo
15 de octubre en el Vaticano, la Santa Misa con canonización de 35 nuevos
santos, entre ellos: Antonio, Juan y Cristóforo (niños mexicanos mártires de
Tlaxcala). Al final, la oración mariana del Ángelus.
Cristobal, Antonio y Juan, los “Niños Mártires de Tlaxcala”,
asesinados por odio a la fe en México entre 1527 y 1529 son canonizados este
domingo 15 de octubre en una ceremonia en el Vaticano.
La fecha se confirmó en la reunión que el Papa Francisco
mantuvo con los cardenales durante el Consistorio Ordinario Público para la
Canonización de los Beatos.
Cristóbal nació en Atlihuetzia, en el actual estado mexicano
de Tlaxcala, en el entonces Virreinato de Nueva España. Fue hijo del cacique
Acxotecatl.
Su educación se debió a la labor evangelizadora que los
frailes franciscanos realizaban en la región entre los años 1524 y 1527.
Después de recibir el bautismo, trató de que su familia
iniciaran un camino de conversión y que abandonaran la adoración de los ídolos.
Este compromiso de Cristóbal por la conversión de su familia provocó el rechazo
de su progenitor, que no dudó en responder con ira ante su hijo.
Después de una agresión de su padre, Cristobal murió a las
12 años al no ser capaz de recuperarse de los golpes y quemaduras sufridas.
Tras su muerte, sus restos se enterraron en el antiguo convento de San
Francisco, que en la actualidad es la Catedral de Nuestra Señora de la Asunción
de Tlaxcala.
Por su parte, Antonio y Juan nacieron en la localidad de
Tizatlán, señorío de Taxcala. Al igual que Cristóbal, fueron educados por los
franciscanos, aunque luego su formación la continuaron los dominicos.
Los niños trataron de erradicar la adoración de ídolos en su
pueblo y en las aldeas de los alrededores. Sin embargo, fueron descubiertos por
pobladores de Cuautinchán, en Puebla, tratando de poner fin a la idolatría y,
como venganza, los golpearon hasta matarlos.
André de Soveral, Ambrosio Francesco Ferro, Mateus Moreira y
27 compañeros son los llamados protomártires de Brasil, asesinados por odio a
la fe entre 1630 y 1654, cuando los holandeses calvinistas en el país quisieron
obligar a los católicos para que se conviertan y prohibieron la celebración de
la Santa Misa.
El P. André de Soveral y otros 70 fieles fueron asesinados
el 16 de julio de 1645, a manos de 200 soldados holandeses junto con indios
potiguares, en la Capilla de Nossa Senhora das Candeias, en Engenho Cunhaú,
municipio de Canguaretama en el estado de Río Grande del Norte.
Tres meses después, el 3 de octubre de 1645, ocurrió la
masacre de Uruaçu, donde fueron asesinados el P. Ambrosio Francisco Ferro y el
laico Mateus Moreira. Según los relatos, antes de que le arrancaran el corazón,
pudo gritar: “¡Alabado sea el Santísimo Sacramento!”
De otro lado, en diciembre de 2016, el Papa aprobó el
milagro realizado por intercesión del Beato Faustino Míguez, sacerdote español
de la Orden de los Clérigos regulares Pobres de la Madre de Dios de las
Escuelas Pías (Escolapios) y fundador de la Congregación de las Hermanas
Calasancias Hijas de la Divina Pastora.
Otro de los beatos que será declarado santo es Angelo de
Acri, sacerdote de la Orden de los Frailes Menores Capuchinos, nacido el 9 de
octubre de 1669 en Acri, Italia, y fallecido el 30 de octubre de 1739.
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