miércoles, 10 de enero de 2018

¿Muchos?

La vida como es…


Por Octavio RAZIEL
Para Arcano Radio


Todavía son tiempos en que no hay manifestación, marcha, bloqueo y demás movimientos que se precien de aguerridos en la que los participantes mexicanos no griten con vigor:

 “Somos un chingo y seremos más…”

¡Pamplinas!

México está en riesgo de sufrir los efectos negativos del invierno demográfico por la caída en la tasa de fecundidad que traerá, como consecuencia, menos jóvenes y más adultos mayores; además de ruptura del sistema de pensiones, mercado laboral y las finanzas públicas.

En el sexenio de Luis Echeverría, de triste memoria, se dictó la Ley de Población (1994) y su consecuente, el Consejo Nacional de Población, como organismo rector de la política demográfica de México.

 “La familia pequeña vive mejor” fue el slogan que nos metieron hasta la médula; y así, en las últimas cuatro décadas pasamos de una tasa de fecundidad de 7 a l.6 hijos por mujer en edad fértil. Con esto, hemos llegado a la tasa cero de reposición poblacional y sus problemas económicos, sociales y culturales que ya son evidentes en el país. Para lograr el equilibrio poblacional sería necesario incrementar la tasa a 2.1 hijos por mujer fértil en las próximas dos décadas.

El problema de la implosión demográfica se presenta en varios países desarrollados; el caso más dramático es el europeo donde la población nativa ha caído catastróficamente. Así como el Imperio Romano tuvo su declive con la aparición del cristianismo, para el llamado Viejo Continente el islam se ha encargado de cambiar la balanza poblacional. Europa no sobrevivirá al siglo XXI. Debemos recordar que las civilizaciones no mueren asesinadas, se suicidan.

El occidente cristiano ha iniciado su extinción o desaparición para dar lugar al islam, los “bárbaros” que en forma de “proletariado externo” están creando Eurabia.

Quienes se preocupaban por detener el crecimiento poblacional a toda costa para dar pan a todos; ahora se percatan de que el alimento comienza a escasear, pues no hay manos para sembrar, cosechar, amasar, hornear y vender. 

Regresando a la historia, en 1985 Juan Pablo II ya había utilizado la expresión “suicidio demográfico” para explicar lo que pasaba en Occidente. Europa se muere, demasiado rápido y, para naciones como Rusia, España o Italia, el declive es ya imparable con un agotamiento civilizatorio, muerte cultural y carente de energías y ganas de afrontar retos.

En la década de los 70, el ministro brasileño de salud recomendó a sus conciudadanos que practicaran más sexo para poblar el inmenso territorio, además de reducir los riesgos de la hipertensión; mientras que Mahmud Ahmadineyad, entonces presidente iraní pretendía convencer a sus ciudadanos a ser más prolíficos. Les prometió ayudas de hasta 10 millones de riales (unos 540 mil pesos) por hijo.

Ahmadineyad dijo: “Los occidentales decidieron controlar la población hace 40 años… y míreles. Su población es vieja y (continúa) envejeciendo”.

En su momento, el ex presidente de la antigua República Socialista de Rumania, Nicolau Ceausescu, promovió aumentar el número de rumanos; “ellos son la fortaleza de la nación” decía.

Qué tiempos aquellos cuando Mao Tse Tung amenazó con qué si se iniciara una guerra con los Estados Unidos los chinos podrían perder unos 300 millones de soldados, pero con los otros 300 millones que le quedaran, advertía, les partirían su mandarina a los gringos.

Países como Omán, Marruecos, Siria, Arabia Saudita e Irán, han disminuido su fecundidad hasta en 70% en los últimos treinta años, Corea del Sur y Taiwán en menos tiempo, mientras que Japón y China están envejeciendo rápidamente.

El gobierno echeverrista siguió las pautas norteamericanas que veían en el aumento de mexicanos un peligro y frenó nuestro crecimiento poblacional. Con todo y eso, en Estados Unidos tenemos ya 13 millones de ilegales que les hemos mandado y que se han quedado ahí…hasta ahora.

A manera de final, diremos que cuando Nació Jesús, en Nazaret, la Tierra alcanzó los 300 millones de habitantes. Afortunadamente las guerras, infecciones, calamidades climáticas y otros factores se encargaban del equilibrio poblacional. Hoy, los ambientalistas aseguran que necesitaremos tres planetas para alimentar a los terrícolas; esto es, requerimos producir la misma cantidad de alimentos que los creados a lo largo de los pasados 8,000 años.


La conclusión es que ni somos muchos, ni seremos más. 

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