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De la Mesa de Redacción Rafael Castilleja
De Arcano Político
Recibe al Papa Michelle
Blachelet, presidente de Chile.
Foto de archivo.
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Luego de este primer encuentro, acudirá a una iglesia en
avenida San Pablo, en Pudahuel, y desde ahí realizará un recorrido en el
papamóvil hacia la Nunciatura, en Providencia, donde alojará y retomará su
agenda al día siguiente.
16 de enero: El papa argentino visitará La Moneda, el
santuario del Padre Alberto Hurtado, la Catedral Metropolitana y a las 10:00
horas realizará la Misa por la Paz y la Justicia en el Parque O'Higgins, la
primera en Chile. El pontífice además se reunirá con personas privadas de
libertad del Centro Penitenciario Femenino, siendo la primera vez que Francisco
visite una cárcel de mujeres.
17 de enero: El miércoles el papa viajará a Temuco donde
presidirá la Misa por el Progreso de los Pueblos. Luego volverá a Santiago
donde visitará la Universidad Católica. Asimismo tiene previsto un encuentro
litúrgico con los jóvenes en el Santuario Nacional de Maipú.
18 de enero: Su última escala será en Iquique donde tendrá
un encuentro masivo en la Misa por Nuestra Señora del Carmen, en el sector de
Playa Lobito.
Nuestra compañera periodista de Radio Vaticana, Maria Dulce
Araujo Evora entrevistó al Obispo de Iquique, Monseñor Guillermo Vera Soto, en
el marco del Viaje Apostólico a Chile y Perú, en el que Francisco visitará del
15-22 Santiago, Temuco e Iquique en Chile, y Lima, Puerto Maldonado y Trujillo
en Perú.
En el norte de Chile en medio del desierto se encuentra la
ciudad de Iquique, con trescientos treinta mil habitantes. Allí el Papa ha
puesto su mirada para la visita que realizará del 15 al 22 de enero próximo a
Chile y Perú.
Esta pequeña ciudad que se encuentra en el centro del así
llamado “norte grande de Chile”, y que forma parte de la provincia eclesiástica
de Antofagasta, conformada por las diócesis de Arica, Calama, Antofagasta e
Iquique, será el escenario de la peregrinación de fieles que llegarán desde
distintas diócesis del sur del Perú, Bolivia y norte de Argentina.
Nuestra compañera del programa Portugués, Maria Dulce Araujo
Evora entrevistó a Monseñor Guillermo Vera Soto, Obispo de la ciudad de
Iquique, la última etapa de Francisco en Chile.
Al ser interpelado sobre la ultimación de los preparativos,
Monseñor Vera Soto revela algunos detalles del recorrido del Papa Francisco,
como por ejemplo, que tras celebrar la misa en el Campus Lobito en medio del
desierto muy cerca del mar, en su visita al Santuario de la Virgen de Lourdes,
encontrará a un grupo de enfermos quienes rezarán junto a él en el interior del
Santuario. En la casa de retiro – que se encuentra al lado del Santuario – el
Santo Padre almorzará y descansará.
Antes de ello Monseñor Vera Soto responde sobre la
historicidad de esta visita del Papa a esta diócesis andina: “es la primera vez
– expresa -que un Papa visita esta ciudad, que se encuentra en el norte del
Chile en medio del desierto. Una ciudad que tiene todo ese ‘carácter’ de lo que
el Papa enseña y predica, de ir a las periferias. Nos llena de alegría que se
haya fijado en una ciudad que no es tan grande, son 240.000 km y trescientos
mil habitantes. Que él venga a este norte, donde hay ciudades un poco olvidadas,
hace que esta visita ciertamente histórica”.
Iquique, es una zona desértica, y es considerada una de las
regiones más duras pero más ricas de Chile. ¿Qué situación socio eclesial y
económica encontrará el Papa y cuáles son vuestras expectativas en relación a
esta visita?
Iquique es una ciudad que ha crecido en el último tiempo en
número de habitantes. Desde hace algunos años tenemos migrantes que han llegado
y se han quedado en esta ciudad. Hace unos 25 años llegó una corriente
migratoria fuerte desde Perú, por lo que es una comunidad que ya está asentada
en nuestra ciudad. En los últimos años son muchos los que llegan de países
vecinos. A diario llegan muchos de Bolivia, y también han ido llegando de
Colombia, Ecuador, hoy en día de Venezuela, Cuba y Haití. Es una comunidad muy
cosmopolita y lo ha sido desde el principio.
Si bien es cierto que hoy es una migración proveniente de los países
vecinos, en los inicios llegaron chinos, luego croatas, españoles, italianos e
ingleses, estos últimos en el tiempo de las salitreras para trabajar en la
ciudad. Hoy en día junto a estas corrientes migratorias de los países vecinos,
por ser una ciudad que posee una zona
franca, muchas personas que trabajan en el comercio llegan también de Corea,
Pakistán y de la India. Es una ciudad
muy cosmopolita y distinta al resto del país. Aquí hay alguna mezquita, algún
templo hindú, tenemos una mezcla de culturas en una población que no es tan
grande. La riqueza de Iquique fue, en los inicios, el salitre, luego la pesca,
en este momento es el comercio en la zona franca y algo de minería.
Son las ciudades vecinas a Iquique, ya sea Antofagasta,
Calama, las que tienen la fuerte y gran minería del cobre que da la gran parte
de la riqueza al país. Pero sin duda que también Iquique con la salitrera, con
la pesca y el comercio ha ido aportando al progreso de esta región de Chile.
También tenemos situaciones muy grandes de pobreza. Nos
faltan viviendas para los Iquiqueños, los chilenos, y para los que van llegando
desde los países vecinos con las corrientes migratorias. Tenemos situaciones de
tomas de terrenos. Las personas que no tienen donde vivir porque los arriendos
son muy caros toman los terrenos en el desierto y comienzan a construir, con
muchas limitaciones y con la esperanza de que con el tiempo se les pueda
construir algo más digno. Son muchas las tomas que tenemos lo que implica que
haya una pobreza grande en no pocos hermanos nuestros.
En este contexto, el viaje del Papa es un aliento para
todos...
Por supuesto que sí. El hecho de que el Papa visite
precisamente Iquique, hace que su mensaje tenga una centralidad en esta
realidad de la migración en el mundo y en nuestro país. Por lo tanto será una
llamada a abrir nuestro corazón para acoger y compartir con los hermanos que
tienen derecho a buscar un lugar donde vivir en paz y en donde progresar.
Eso es una constante en la predicación del Papa y aquí
tomará fuerza entre nosotros. Eso marcará también una motivación a las
autoridades y a la sociedad, para ir tratando de dar las posibilidades para que
estas personas - y todos - puedan vivir en una realidad más justa y equitativa,
como todo hijo e hija de Dios merece.
La Conferencia Episcopal de Chile ha desarrollado un plan
pastoral importante para los años que van del 2014 2020. El lema es “Una
iglesia que anuncia, escucha y sirve”. ¿Cómo va la aplicación de ese plano en
su diócesis y qué aspectos son más importantes para la realidad de Iquique?
Nosotros estamos en plena comunión con lo que el episcopado
nacional ha ido implementando. Somos una Iglesia que acompaña y trata de estar
en todas las realidades que vive nuestra gente. Es de desatacar la labor de
tantos sacerdotes y religiosas, inmersos en situaciones de pobreza y de dolor,
que acompañan y llevan esperanza a tantos hermanos nuestros, en esta Iglesia
que acoge desde hace ya muchos años, más de veinte, a los migrantes. Hay una casa de acogida para
migrantes que cada día ayuda a los migrantes a tener sus papeles en orden, a encontrar
trabajo, les da cobijo hasta que puedan ubicarse en otros lugares. Es la
Iglesia viva, con el personal consagrado y muchos laicos que tratan de realizar
esa misión y de llevar esa ternura de Dios, que hace sentir a sus hijos que Él
está cerca y no los olvida. Ésa es la tarea que la Iglesia en Iquique va
realizando.
Se habla de un proceso de secularización en Chile más que en
otros países de Latinoamérica. ¿Es igual en todo el país? ¿Cuál es la situación
en su diócesis?
Nosotros como país vivimos ese fenómeno que ciertamente nos
duele y que es un gran desafío. El secularismo ha entrado con fuerza en nuestra
sociedad. Nosotros, en el norte tenemos una riqueza grande que tenemos que
cuidar, y es el otro aspecto por el cual el Santo Padre viene, y es el que se
refiere a la religiosidad popular.
El norte de Chile ha tenido poca presencia sacerdotal, poca
presencia religiosa. Chile es un país como ‘centralizado’: el norte se ve lejos
del centro y eso ha hecho que haya habido poca presencia de personal
consagrado. Sin embargo aquí se mantiene la fe en los Santuarios, en la fiesta
de la Virgen del Carmen en el Santuario de la Tirana, la fiesta de San Lorenzo
en medio del desierto. Todo lo que son los pueblos del interior con sus santos
patrones. Es algo que llama la atención: el cómo la gente deja los trabajos, la
comodidad de la ciudad para ir por días al interior, al desierto, a la
quebrada, a la cordillera, para celebrar su fe. Como Iglesia acompañamos,
animamos y celebramos con ellos.
Aquí en este norte se
siente una identidad católica: la gente se siente muy cercana a la
Iglesia en cada uno de estos santuarios, y, sin duda, en medio de esta
corriente de secularización, tenemos el tesoro de la religiosidad popular, que
hace que la fe se mantenga. Es una fe que se reza, se canta y se baila, porque
aquí la expresión de la fe es a través del baile religioso, con cariño y
devoción. Son miles los jóvenes, niños y adultos que expresan de este modo su
fe y cariño al Señor y a la Virgen.
Sobre el lema del Viaje del Papa en Chile "Mi Paz les
doy": ¿qué sentido asume en el contexto chileno de hoy?
En Chile hemos vivido tiempos de polarización y de
crispación. Nos cuesta creernos y respetarnos. Por lo tanto que el Papa nos
traiga este mensaje del Señor, a un pueblo que siempre se ha sentido fraterno,
pero que hemos visto por ciertas situaciones, distanciado, es bueno que el
Santo Padre nos traiga esa Palabra del Señor que nos renueva en la esperanza,
nos anima a salir adelante, siguiendo sus huellas.
Somos un pueblo que nos decimos cristianos, a pesar de que
últimamente pareciera que nos hemos ido como ‘enfriando en la fe’, pero que
tenemos en nuestro ADN este ser ‘cristianos y católicos’, y un cariño grande a
la Virgen. Que el Papa nos recuerde que siguiendo los pasos del Señor,
tendremos esa paz que todos deseamos, es sin duda un mensaje que hoy en día nos
hacía falta y que por cierto nos anima mucho.
¿El proceso de reconciliación tras la era de la dictadura
continúa? ¿Es fuerte? Este lema del Papa ¿es en también en este sentido?
Son años de tensión que llevamos y es bueno que el Papa nos
anime a saber reconciliarnos y a encontrar la paz en el Señor. Aquí en Iquique,
personas que se vieron afectadas en el tiempo del gobierno militar, podrán
entregar en la gruta una carta al Papa sobre lo que ellos han vivido y lo que
esperan de esta sociedad. Sin duda que todo el mensaje del Papa es para
invitarnos a encontrarnos y a reconciliarnos.
Según algunos analistas, la sociedad chilena se está volviendo
‘desconfiada’; ¿qué significa esto exactamente?
Que nos cuesta creernos. Es como que cada uno se cierra en
su verdad y nos cuesta descubrir lo bueno y positivo del otro. Hemos levantado
muchos muros entre nosotros, encerrándonos y protegiéndonos unos de otros. Algo
que nos ha hecho daño y nos ha quitado lo de ser el país fraterno que éramos.
El país que sabía escuchar incluso al que pensaba distinto a mí. Eso nos ha
provocado una tensión que nos ha hecho daño.
La diócesis de Iquique es una de las diócesis del mundo que
ha tenido problemas que afectan mucho la iglesia actual, y que el Papa y sus
predecesores han procurado combatir, es decir, la pedofilia. ¿Es un capítulo
del pasado en Iquique, o ha dejado consecuencias en las personas y en la
sociedad frente a la iglesia?
Ciertamente son situaciones que han producido dolor en el
corazón de la Iglesia y de nuestra sociedad. Algunas personas se han alejado
por ese motivo. Me tocó llegar años después de todos esos momentos difíciles, y
he visto que precisamente esta religiosidad que hay en el pueblo y en la gente,
incluso el cariño hacia sus pastores, ha mantenido a la gente en el seguimiento
del Señor. Algunos se habrán quedado heridos y se habrán apartado por haber
sido heridos, pero veo que vida de la Iglesia ha continuado adelante, que la
sociedad continúa viviendo y celebrando y lo que nos corresponde es seguir
acompañando y dando buen ejemplo, y animando en la fe a los hermanos.
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