martes, 9 de enero de 2018

Fallece en México “el periodista más longevo del mundo”

Textos en libertad


Por José Antonio ASPIROS VILLAGÓMEZ
Para Arcano Radio


Uno de los libros de texto que tuvimos en la carrera profesional en los años 60, fue Periodismo trascendente, reeditado muchas veces por lo que sirvió a numerosas generaciones de estudiantes antes y después que la nuestra. Una obra aún útil porque, si bien las nuevas tecnologías revolucionaron la parte editorial, en lo conceptual poco ha cambiado.

A su autor Salvador Borrego, lo conocimos décadas después cuando asistió a una de las comidas “de la unidad periodística” que organizaba cada año el Club Primera Plana con el patrocinio de la Federación de Sindicatos de Trabajadores al Servicio del Estado.

Salvador Borrego Escalante falleció el 8 de enero y hubiera cumplido 103 años el 24 de abril próximo. Y si para los periodistas era muy conocido por la obra ya citada y por su vasto trabajo en los medios, en el ámbito intelectual muchos de sus libros han sido cuestionados por su enfoque ideológico.

Como periodista fue fundador y director de diversos diarios y trabajó en otros ya establecidos. Destacó en la Cadena ‘García Valseca’, hoy Organización Editorial Mexicana, que edita El Sol de México y otros Soles en varios estados, en cuya fundación intervino.

Enseñó periodismo en la ya desaparecida Universidad Femenina de México, primera institución que impartió dicha carrera, y su libro Periodismo trascendente aborda tanto la estructura como la esencia de esa actividad. Llama la atención en ese texto, cuya primera edición fue en 1951, el tratamiento que da a la información internacional.

Allí, tras un amplio análisis Borrego considera “propaganda” lo que difunden las grandes agencias informativas y denuncia que manipulan las noticias debido a los intereses del “movimiento político-económico judío”.

Ofrece consejos sobre cómo manejar los despachos noticiosos de esas agencias para no caer en su juego, y remite a los lectores a su libro Derrota mundial, relativo a la Segunda Guerra, para conocer “amplia información acerca del monopolio informativo internacional”.

Existe una semblanza de Borrego en Metapedia, una enciclopedia electrónica fundada en Suecia por el editor neonazi Anders Lagerstrom, y que según Wikipedia “tiende a promover el antisemitismo de manera cautelosa”.

Dice esta Metapedia que don Salvador “comenzó a simpatizar con el nacionalsocialismo” en 1937, cuando trabajaba en el periódico Excélsior donde “pudo ver, desde adentro, un manejo parcial de la información de los sucesos sobre el Tercer Reich favoreciendo a los aliados”.

Con estudios en Derecho, Historia, Filosofía, Economía, Sociología, Periodismo y temas militares, fue mucho más que un periodista. Fue un escritor e ideólogo que proyectó en los 40 libros que dejó escritos su simpatía por el nazismo y por el revisionismo histórico.

Lo cual ya es un mero dato, pero enmarcado en el contexto de la época que le tocó vivir. No debe olvidarse que, desde la llegada de Hitler al poder en Alemania y a lo largo de la Segunda Guerra Mundial, sus ideas encontraron amplias simpatías en México incluso entre figuras tan conocidas como José Vasconcelos.

Y todavía después y no dudamos que hasta la fecha, pues recordamos que Germán Carvajal Urrutia, nuestro jefe en los años 60-70 en la agencia informativa Radionoticias El Heraldo, nos recomendaba ampliamente y convencido la lectura de esos libros de Borrego, lo cual declinamos.

Metapedia reconoce que algunos de tales trabajos, entre ellos América peligra y Alemania pudo vencer, “han recibido fuertes críticas” ya que fue “acusado de presunto antisemitismo debido a que coloca a los capitales e ideología judía internacional como los causantes de la Segunda Guerra Mundial”.


Fue el colega Francisco Salinas quien avisó a este tecleador del deceso de su “amigo y maestro”, ocurrido en su casa de la colonia Juárez, Ciudad de México, metrópoli donde nació en 1915. “Murió lúcido y escribiendo… Era el periodista más longevo en el mundo”, nos dijo el informante. Su última morada está en el panteón Jardines del Recuerdo, en Tlalnepantla, Estado de México.

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