De la Mesa de Redacción Rafael Castilleja
De Arcano Político
Proponen académicos de la UNAM reordenar y consolidar la
Constitución, después de una revisión técnica del texto constitucional actual
con el propósito de optimizar la Constitución para hacerla más clara en su
redacción y estructura por el Instituto de Investigaciones Jurídicas (IIJ).
El ejercicio, denominado La Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos. Texto reordenado y consolidado, no altera las normas
ni el pacto político que la sustenta, pero sí da como resultado una Carta Magna
más accesible, coherente y entendible para el común de las personas que son sus
titulares legítimos, afirmó el director de esa entidad universitaria, Pedro
Salazar Ugarte.
Asimismo, indicó, se propone trasladar parte del contenido
de la Constitución a un estatuto que aún no existe y se denominaría Ley de
Desarrollo Constitucional (LDC), que sería complementaria, contendría las leyes
reglamentarias del texto constitucional y tendría la misma jerarquía normativa
que nuestra norma fundamental.
“Lo que hicimos fue
corregir las inconsistencias terminológicas, los errores gramaticales del
texto, así como reacomodar y reorganizar los contenidos del mismo. Como
resultado de este ejercicio logramos aligerar casi 30 por ciento el contenido
de la Constitución”, señaló.
El trabajo fue publicado en un volumen coeditado por el IIJ,
el Instituto Iberoamericano de Derecho Constitucional, la Cámara de Diputados,
el Senado de la República y el Centro de
Estudios de Derecho e Investigaciones Parlamentarias. Participaron, además del
director del Instituto, Héctor Fix-Fierro, Diego Valadés, Daniel Barceló,
Eduardo Ferrer MacGregor, José María Serna de la Garza y Daniel Márquez.
Salazar Ugarte consideró que el estudio es importante si se
considera que las constituciones deben ser documentos accesibles para la
ciudadanía en un sentido amplio. México necesita crear una cultura al respecto
y esto sólo se logra cuando las personas conocen su Constitución.
Hoy, comentó, nuestra Carta Magna se ha convertido en un
documento sumamente complejo y ha cambiado tanto en forma como en contenido, y
aunque conserva algunos principios que le dan identidad, la de 2016 es tres
veces más extensa que la de 1917.
A un año del centenario de la promulgación del documento que
establece las normas supremas de la nación, sostuvo que éste se ha desordenando
a lo largo de un proceso de reformas iniciadas en 1921. “Con el tiempo, estos
cambios se aceleraron y a partir del mandato de Miguel de la Madrid se observan
modificaciones más estructurales. Los sexenios donde más se aprecian son en el
de Felipe Calderón (con 110) y en el actual, y eso que apenas va a la mitad”,
resaltó.
Por ejemplo, refirió, el artículo 41, que en 1917 tenía 63
palabras, hoy suma más de cuatro mil. Esto nos habla de cómo se han incorporado
contenidos que en algunos casos son de carácter reglamentario, como establecer
los minutos y segundos que corresponden a los partidos políticos en radio y
televisión en tiempos electorales.
La tendencia a replantear esta obra se ha incrementado en
los tiempos de la democratización, lo que ha distorsionado el sentido de un
texto que debería ser accesible a todos, pero que se ha vuelto extenso, oscuro,
confuso y farragoso, resaltó.
Por ello, hacer una revisión técnica permitiría mejorarla,
conocerla más y utilizarla de una manera más eficaz. La idea es que todos
podamos entenderla, no sólo los expertos, y que tenga una redacción que, por ejemplo,
dé menos lugar a disputas interpretativas, subrayó.
Una Carta Fundamental confusa, reconoció, no resuelve los
conflictos, se vuelve parte del conflicto, porque en ella cabe prácticamente
cualquier significado; entonces, quienes se apropian del contenido son los
intérpretes del texto, que suelen ser los jueces constitucionales, dijo.
En cambio, abundó, si tienes una Constitución clara
cualquier persona entiende el contenido y conoce mejor sus derechos y
obligaciones.
Así, 2017 podría ser el año en el que la Constitución de
1917 recupere forma y retome bríos. Hacerlo no depende de quienes nos dedicamos
a la investigación, pero sí podría estar en la agenda de los actores que tienen
la legitimidad democrática y la facultad jurídica para lograrlo.
En conferencia de medios, el jurista también habló sobre la
Constitución de la Ciudad de México y consideró que se trata de un texto sui
géneris que debe ajustarse al marco establecido en nuestra Carta Magna.
Sugirió que sea breve, de redacción clara, que explicite los
derechos de quienes somos titulares y que organice de manera funcional esas
garantías.
“Me gustaría que recogiera las mejores prácticas
internacionales del constitucionalismo contemporáneo, que fuera incluyente y progresista.
Sería positivo que piense en el futuro y que no se ancle en las tendencias del
pasado”, concluyó.
En Arcano Radio, asociada a RNU y a RFI, otra forma de
escuchar para ver el mundo, los conceptos de Pedro Salazar Ugarte, director del
Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM.
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