Por Marta MARTÍNEZ
Periodista de nuestra asociada RNU
Tony Kassab, de Siria, junto con su tío Farhan Kassab y su tía Mariela Ullan en su hogar en Córdoba, Argentina. Tony vive con su familia desde diciembre de 2016. Foto: ACNUR/Frederick Bernas |
Cada vez son más las personas que, voluntaria o
involuntariamente, abandonan su país de origen en busca de un futuro
mejor. América Latina ha sido durante
mucho tiempo la tierra abandonada, pero, para algunos, se está convirtiendo
ahora en la tierra de acogida. En el Día Internacional del Migrante, les
contamos cómo algunos países de la región están abriendo sus puertas a aquellos
que huyen de la guerra en Siria.
Tony Kassab no sabía qué le depararía el futuro cuando tuvo
que abandonar Siria a causa de la guerra. Llegó a Argentina en 2016 y ahora
trabaja manejando un restaurante, donde prepara comida típica de su país de
origen.
"La gente aquí no conoce mucho la comida árabe, así que
nuestra misión es preparar comida de este tipo de buena calidad. Y así puedo
compartir mi cultura con la gente de aquí", dice Kassab.
Kassab es uno de los 320 sirios que han llegado a Argentina
gracias al "Programa Siria", puesto en marcha por el Gobierno
argentino en 2014. Las demandas de asilo han crecido en la región desde que
estalló la guerra en 2011, dice Joel Millman, portavoz de la Organización
Internacional para la Migración.
América Latina tiene una "generosa tradición de
asilo", destaca la agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados
(ACNUR). A finales del siglo XIX empezó la llegada masiva de migrantes
europeos. En los años 30 fueron los españoles que huían de la Guerra Civil en
su país; siguieron muchos más buscando refugio de guerras y abusos, hasta el
día de hoy.
Según las estadísticas de ACNUR, América Latina ha acogido
hasta ahora a unos 5.000 refugiados sirios, y los pronósticos apuntan a que las
cifras seguirán aumentando.
En Argentina, el Programa Siria otorga un visado humanitario
a aquellos refugiados sirios que cuenten con un "llamante" o
"requiriente" en Argentina que se comprometa a cubrir sus gastos
básicos de alojamiento y manutención durante un año.
Los "llamantes" o "requirentes" pueden
ser personas privadas, familias, organizaciones de la sociedad civil, e incluso
instituciones o entes del Estado.
En el caso de Kassab, su tío Farhan se comprometió a
hospedarlo y darle trabajo en su restaurante. El programa también le permite
tomar clases de español. "Me siento muy bien, es genial que nos reciban y
aquí la gente es muy buena. Quiero agradecer a Argentina todo su apoyo—a la
gente y al Gobierno", dice Kassab, todavía en inglés. El joven espera
poder agradecerles pronto en español.
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