Constelación Andrómeda
Norma L. VÁZQUEZ ALANÍS
Para Arcano Radio
El consumismo desenfrenado e irracional de fin de año, que
se inicia con el llamado ‘viernes negro’, le sigue al ‘Día de acción de
gracias’ y concluye con la llegada de los ´Reyes magos’, propició que la
organización ecologista Amigos de la Tierra iniciara una campaña contra las
compras excesivas de esta temporada, con el propósito de hacerlas más
responsables y acordes con los límites del planeta.
Ambientalistas de este organismo hicieron en el centro de
Madrid, España, un árbol de dos metros de altura a partir de residuos
electrónicos y textiles como teléfonos móviles y bufandas, así como otros
desperdicios, con el cual pretenden visibilizar de manera simbólica que los
desechos en realidad son recursos.
Para tal efecto promueven dar una segunda vida a los objetos
a través de ‘Alargascencia’, un directorio de establecimientos de reparación,
alquiler, o compra y venta de objetos de segunda mano a fin de evitar el
consumo de ‘usar y tirar’, que pone en peligro los recursos naturales de la
Tierra por el excesivo dispendio de energía, la deforestación, la contaminación
de suelos y acuíferos, además de la desmesurada generación de residuos y los
consecuentes problemas para su adecuada gestión.
En este sentido, Amigos de la Tierra busca ofrecer a los
ciudadanos alternativas al consumismo y a la obsolescencia para lo cual es
necesario reclamar a las administraciones la implementación de medidas que
favorezcan el alargamiento de la vida útil de los productos, pero también
ejercer un consumo responsable.
Cada vez los productos son menos duraderos, así como más
difíciles de reparar y reutilizarse, pero el sistema económico actual promueve
esta situación en perjuicio de la ciudadanía, por ello dicha organización
ambientalista intenta darle la vuelta a este modelo de consumo basado en la
denominada obsolescencia programada, que acorta deliberadamente la vida útil de
los productos y los hace prácticamente desechables.
Si la demanda de consumo continúa su actual espiral de
crecimiento, el reciclaje y reutilización no será suficiente para solucionar el
problema de vertederos e incineradores a los cuales van a parar los residuos de
todo tipo, ni tampoco para reducir el desperdicio de recursos naturales requeridos
para los procesos de producción, de manera que es indispensable reducir el
consumo y apostar por el uso de bienes duraderos reparables, compartidos, así
como comunales.
En todo el planeta se producen cada año 50 millones de
toneladas de basura electrónica y se considera que cada habitante del mundo
origina en promedio 3.5 kilogramos de este tipo de chatarra, especialmente
teléfonos celulares, los cuales contienen componentes altamente tóxicos como el
litio, el níquel o el cadmio. La vertiginosa producción de nuevos móviles
dificulta la situación de su reciclaje.
La sociedad global basada en el ‘estatus’ conlleva a que los
productos considerados ‘viejos’ -que generalmente todavía funcionan- son
tirados a la basura por el simple hecho de que hay en el mercado una nueva
versión superior a la existente y es indispensable tenerla cuanto antes para
estar a la moda.
Datos del Programa de Naciones Unidas para Medio Ambiente
(PNUMA) señalan que China y Estados Unidos producen en forma conjunta un tercio
de todos los desechos electrónicos del mundo, que terminan en vertederos como
el de Agbogloshie, en Ghana, donde las tierras ya están contaminadas por plomo,
cadmio y bromo, entre otros minerales, lo cual afecta la salud de sus
habitantes.
De acuerdo con el noruego Erik Solheim, director ejecutivo
del PNUMA, el mal manejo de este tipo de basura genera cada vez mayores daños a
la salud de los humanos y deterioro del medio ambiente, ya que los expertos
afirman que si esos desechos no se reciclan de manera adecuada, las personas y
el hábitat estarán expuestos a agentes cancerígenos y gases tóxicos emanados de
los productos electrónicos obsoletos que son arrojados en los vertederos de
todo el mundo y contaminan suelo, agua y aire.
Además, dijo Solheim, “es una tontería económica porque la
gente está tirando a la basura una gran cantidad de materiales que pueden
reciclarse como el oro, la plata y otros residuos minerales que están dentro de
los teléfonos celulares, computadoras y diversos aparatos electrónicos que se
desechan; este tipo de desperdicios es lo que algunos llaman ’minería urbana’,
en virtud de que esos desperdicios tienen residuos minerales que muchas veces
exceden las cantidades disponibles en los yacimientos bajo tierra.
Recientemente Google y Motorola presentaron el ‘Proyecto
Ara’, un teléfono modular en el cual se pueden reemplazar piezas, de tal forma
que se pueden actualizar la batería o el procesador sin tener que tirar todo el
dispositivo.
La organización ambientalista Greenpeace opina que, tomando
en cuenta los residuos electrónicos que genera la sociedad actual y el daño que
estos producen en el planeta, es hora de cambiar hacia una economía circular
que incluya la recuperación de metales preciosos y minerales, así como el
diseño de productos que puedan ser fácilmente reparados, reciclados o
reutilizados.
Dejamos al lector reflexionar sobre el consumismo absurdo de
fin de año, en especial de los enajenantes teléfonos celulares.
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