De la Mesa de Redacción Rafael Castilleja
De Arcano Político
Es inaceptable que todavía haya 168 millones de niños que
participan en distintas formas de trabajo infantil, y que 85 millones de ellos
realicen trabajos peligrosos, dijo este miércoles 8 de junio Guy Ryder, Director
General de la OIT, con motivo del Día Internacional contra el Trabajo Infantil.
En 2002, la Organización Internacional del Trabajo (OIT)
declaró el 12 de junio como Día Internacional contra el Trabajo Infantil con el
propósito de dar a conocer el alcance del problema y promover iniciativas para
resolverlo, con la participación de los gobiernos, las empresas, los
sindicatos, la sociedad civil, y todos y cada uno de nosotros.
Señaló Guy Ryder que el trabajo infantil está presente en
sectores que van desde la agricultura (99 millones de niños) hasta la minería,
pasando por las industrias manufactureras, el turismo, la producción de bienes
y la prestación de servicios que a diario consumen o utilizan millones de
personas.
Este año, en el Día mundial contra el trabajo infantil se
hace un llamamiento a favor de:
* Una educación de calidad, gratuita y obligatoria para
todos los niños hasta por lo menos la edad mínima de admisión al empleo y
emprender acciones para llegar a aquellos niños actualmente en situación de
trabajo infantil;
* Nuevos esfuerzos para asegurar que las políticas
nacionales sobre trabajo infantil y educación sean coherentes y eficaces;
* Políticas que garanticen el acceso a una educación de
calidad e inversiones en personal docente.
Reproducimos íntegro el mensaje del director general de la Organización Internacional del Trabajo:
Es evidente que el trabajo infantil no tiene cabida en
mercados con un buen funcionamiento y debidamente reglamentados. Sin embargo,
hoy por hoy, el trabajo infantil continúa muy difundido en las cadenas de
suministro.
Es inaceptable que todavía haya 168 millones de niños que
participan en distintas formas de trabajo infantil, y que 85 millones de ellos
realicen trabajos peligrosos. El trabajo infantil está presente en sectores que
van desde la agricultura (99 millones de niños) hasta la minería, pasando por
las industrias manufactureras, el turismo, la producción de bienes y la
prestación de servicios que a diario consumen o utilizan millones de personas.
El trabajo infantil está presente fundamentalmente en el
sector rural y en la economía informal, que quedan al margen de las actividades
de inspección del trabajo, la protección que brindan las organizaciones de
trabajadores y los beneficios que en materia de gobernanza ofrecen las
organizaciones de empleadores y de productores.
El riesgo de que se recurra al trabajo infantil en las
cadenas de suministro no aumenta solo por la falta de protección institucional
en el sector rural y la economía informal; en la producción en el hogar y en
las explotaciones agrícolas familiares es frecuente que los niños sean muy
vulnerables porque los ingresos de sus padres resultan insuficientes o bien
porque las empresas o las explotaciones agrícolas de las familias no pueden
permitirse prescindir del trabajo infantil mediante la contratación de adultos
o jóvenes. El trabajo a destajo redunda en un aumento del riesgo de que los
niños deban trabajar para ayudar a sus padres a cumplir los cupos de producción
o para garantizar la subsistencia de las familias cuando los padres no ganan un
salario mínimo vital.
Aunque las cadenas mundiales de suministro pueden ofrecer
oportunidades de desarrollo inclusivo a las empresas proveedoras, los
trabajadores y los países en los que realizan sus actividades, se necesitan
medidas específicas para lograr resultados justos.
Más allá de trabajo infantil en las cadenas de suministro
más conocidas en todo el mundo, muchos niños que trabajan también se encuentran
en cadenas de suministro cuya producción se destina al consumo local y
nacional, por lo que no debe ignorarse a estos niños.
Hay indicios alentadores de que existe la voluntad de actuar
para impedir el trabajo infantil y lograr una transparencia y una visibilidad
mayores en todos los elementos que componen las cadenas de suministro, así como
una aplicación más eficaz de la legislación pertinente.
El Convenio sobre la edad mínima, 1973 (núm. 138) de la OIT ha sido ratificado por 168 Estados
Miembros y el Convenio sobre las peores formas de trabajo infantil, 1999 (núm.
182), por 180, lo que representa casi la ratificación universal de este
instrumento.
Los gobiernos han comenzado a reconocer que combatir el
trabajo infantil es necesario contar con un conjunto de políticas coherente que
coadyuve a la aplicación de la legislación sobre el trabajo infantil, lo cual
debería incluir una educación de buena calidad, protección social y trabajo
decente para los padres.
Cada vez es más frecuente que las compañías estudien la
manera en que podrían contribuir a erradicar el trabajo infantil mediante el
fortalecimiento de la capacidad de las empresas que intervienen en las
distintas partes de sus cadenas de suministro, una tarea compleja que exige el
establecimiento de alianzas con gobiernos, empresas análogas del sector y
organizaciones de empleadores y de trabajadores. Foros como la Plataforma sobre
el Trabajo Infantil de la OIT permiten
que las empresas intercambien buenas prácticas y elaboren nuevos modelos de colaboración.
Los acuerdos marco internacionales entre federaciones
sindicales mundiales y empresas multinacionales constituyen una manifestación
de la cooperación mundial fraguada a través del diálogo social. En los niveles
básicos de la cadena de suministro, las organizaciones de trabajadores
agrícolas y trabajadores del sector informal también están ampliando los
enfoques innovadores concebidos para fortalecer la representación colectiva.
En la Declaración tripartita de principios sobre las
empresas multinacionales y la política social de la OIT, de 1977, se reconoce
la función de las empresas en la erradicación del trabajo infantil. Al prestar
una atención especial al desarrollo y el fortalecimiento de la capacidad de las
empresas y el diálogo social, la Declaración encierra grandes posibilidades
para orientar las medidas encaminadas a erradicar el trabajo infantil.
En la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible se reafirma el objetivo de poner fin al
trabajo infantil. Si actuamos unidos, está en nuestras manos lograr que el
futuro del trabajo sea un futuro sin trabajo infantil.
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