De la Mesa de Redacción Rafael Castilleja
De Arcano Político
Lugares sagrados en Jerusalén. Foto de archivo: Flickr/Tony Kane |
Anuncia este martes 18 de octubre el gobierno de México su
abstención en el pleno del Consejo Ejecutivo de la Organización de las Naciones
Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), sobre la decisión
relativa a la preservación del patrimonio cultural y religioso en Jerusalén
Oriental.
El cambio del voto reitera el reconocimiento que el Gobierno
de México otorga al vínculo innegable del pueblo judío con el patrimonio
cultural ubicado en Jerusalén Oriental. Asimismo, refleja el enorme aprecio que
este gobierno tiene por la comunidad judía y en particular por sus
significativas contribuciones al bienestar y al desarrollo económico, social y
cultural de México.
La Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) informó a
Andrés Roemer Slomianski la conclusión de su comisión como Titular de la
Representación Permanente de México ante la UNESCO, entre otras causales que
pudiera determinar el Órgano Interno de Control de la Cancillería, por no haber
informado diligentemente y con acuciosidad del contexto en el que ocurrió el
proceso de votación; por informar a representantes de otros gobiernos distintos
al de México del sentido de su voto y por hacer públicos documentos y
correspondencia oficiales sujetos al sigilo que le obliga la Ley del Servicio
Exterior Mexicano.
Con todo ello, habría incurrido en la violación a las
obligaciones establecidas por los artículos 41, 42 y 43 de la Ley del Servicio
Exterior Mexicano.
La Secretaria Ruiz Massieu solicitó al Órgano Interno de
Control una investigación pormenorizada para esclarecer y deslindar, con todo
rigor, las responsabilidades de los funcionarios que intervinieron en este
tema, específicamente en lo que toca a las instrucciones que se giraron desde
México a su Representación ante la UNESCO sobre el sentido del voto.
El 14 de octubre reseñó nuestra asociada RNU:
Cesado Andrés Roemer Slomianski. |
El Secretario General de la ONU y la directora general de la
UNESCO señalaron hoy que Jerusalén es la ciudad sagrada de tres religiones
monoteístas: la judía, la cristiana y la musulmana y que su inscripción en la
Lista del Patrimonio Mundial es un reconocimiento a su diversidad y
coexistencia cultural y religiosa.
El portavoz de la ONU, Stephan Dujarric, indicó que Ban
Ki-moon considera que los sitios sagrados de Jerusalén Oriental reciben
diferentes nombres según el pueblo que los venere y que dichos nombres deben
respetarse.
La negación de esos nombres o de la relación de esos sitios
con alguna de las tres religiones no sirve a la causa de la paz, dijo Dujarric
en nombre de Ban.
Estas declaraciones se produjeron tras la decisión del
Gobierno israelí de suspender toda colaboración con la UNESCO debido a una
resolución adoptada ayer por el Consejo Ejecutivo de ese organismo que condena
a Israel por la gestión de la Explanada de las Mezquitas y otros lugares
sagrados de Jerusalén.
La Explanada de las Mezquitas se localiza en el territorio
palestino ocupado de Jerusalén Oriental y para la religión judía se llama Monte
del Templo, un nombre que no se menciona en la resolución de la UNESCO.
Por su parte, Irina Bokova afirmó en un comunicado que la
herencia de Jerusalén es indivisible y que cada una de sus comunidades tiene el
derecho explícito a que se reconozca su historia y relación con la ciudad.
“Negar, ocultar o borrar cualquiera de las tradiciones
judía, cristiana o musulmana socava la integridad del lugar y va contra las
razones que justifican su inscripción en la Lista del Patrimonio Mundial de la
UNESCO”, apuntó.
Bokova subrayó que en el microcosmos de diversidad
espiritual que es Jerusalén, los diferentes pueblos veneran los mismos lugares
y en ocasiones les dan diferentes nombres.
“El reconocimiento, uso y respeto de esos nombres es
primordial”, enfatizó la directora de la UNESCO.
En Arcano Radio, asociada a RNU y a RFI, otra forma de
escuchar para ver el mundo, les compartimos la Declaración de la Directora
General de la UNESCO sobre la Ciudad vieja de Jerusalén y sus murallas, sitio
del Patrimonio Mundial de la UNESCO
© UNESCO/Ignacio Marin - Irina Bokova, Directora General de la UNESCO |
París, 14 de octubre – “Como he afirmado en numerosas
ocasiones, la más reciente durante la 40ª reunión del Comité del Patrimonio
Mundial, Jerusalén es la ciudad sagrada de las tres religiones monoteístas: el
judaísmo, el cristianismo y el islam. El lugar fue inscrito en la lista del
Patrimonio Mundial de la UNESCO en reconocimiento de esta diversidad
excepcional y de la coexistencia religiosa y cultural.
El patrimonio de Jerusalén es indivisible y cada una de sus
comunidades tiene derecho al reconocimiento explícito de su historia y su
relación con la ciudad. Negar, ocultar o querer borrar una u otra de las
tradiciones judía, cristiana o musulmana, pone en peligro la integridad del
sitio y va en contra de los motivos que justificaron su inscripción en la Lista
del Patrimonio Mundial.
En ningún otro lugar a parte de en Jerusalén, conviven y se
entremezclan hasta el punto de apoyarse las unas a las otras las tradiciones y
patrimonios judíos, cristianos y musulmanes. Estas tradiciones culturales y
espirituales se apoyan en textos y referencias que nos son conocidas a todos y
que forman parte integrante de la identidad y la historia de los pueblos. En la
Torá, Jerusalén es la capital del Rey David, donde Salomón construyó el Templo
que albergaba el Arca de la Alianza. En
el Evangelio, Jerusalén es el escenario de la pasión y resurrección de Cristo.
En el Corán, Jerusalén es el destino del viaje nocturno (Isra) que hizo el
profeta Mahoma desde la Meca a la
Mezquita de Al-Aqsa.
En este microcosmos de nuestra diversidad espiritual,
diferentes pueblos rezan en los mismos lugares, a veces bajo diferentes
nombres. El reconocimiento, uso y respeto de estos nombres es esencial. La
Mezquita de Al-Aqsa / Haram Al-Sharif, santuario sagrado para los musulmanes, y
también el Har HaBayit, o Monte del Templo, cuyo Muro Occidental es el lugar
más sagrado del judaísmo, están a escasos pasos del Santo Sepulcro y el Monte
de los Olivos.
El valor universal excepcional de la ciudad, que le ha
valido la inscripción en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO, se
encuentra en esta síntesis, la cual constituye una llamada al diálogo, no a la
confrontación. Tenemos una responsabilidad colectiva que consiste en fortalecer
esta coexistencia cultural y religiosa mediante el poder de los actos y las
palabras. Esta exigencia es más necesaria que nunca para calmar las divisiones
que socavan el espíritu pluriconfesional de la ciudad.
Cuando estas divisiones se extienden a la UNESCO, una
Organización dedicada al diálogo y a la búsqueda de la paz, lo que hacen es
impedirnos llevar a cabo nuestra misión. La responsabilidad de la UNESCO es
fomentar el espíritu de tolerancia y de respeto a la historia y estoy
comprometida, en tanto que Directora General, a trabajar por ello a diario, con
todos los Estados Miembros. Me dedicaré a esta tarea bajo toda circunstancia
porque esa es nuestra razón de ser: recordar que somos una sola y misma
humanidad y que la tolerancia es el único camino para vivir en un mundo de
diversidad”.
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