De la Mesa de Redacción
De Radio Vaticano
Papa Francisco y mons. Viganò.
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Creo que las “fake news”, las noticias falsas, sean tan
antiguas como el hombre. Pensemos simplemente en la pregunta o en la afirmación
del mal, de la serpiente en el Jardín del Edén que dice: “Si comeréis este
fruto seréis como Dios”. Esta es una “fake new”, porque ellos ¡ya habían sido creados
a imagen y semejanza de Dios! O sea, las “fake news” son noticias verosímiles
pero no verificadas, y es precisamente por esto que son peligrosas, porque no
se manifiestan inmediatamente como algo lejano de la verdad; son elementos que
cada vez más, sobre todo con el desarrollo de los medios digitales, se están
difundiendo y se están difundiendo también en términos estratégicos, sobre todo
en torno a temas de fuerte impacto emotivo o en vísperas de algunos eventos,
como las elecciones políticas. O sea el hecho que el Papa nos ayude a
reflexionar sobre el tema de las noticias falsas en referencia a la Verdad que
nos hará libres, es un camino, un horizonte muy interesante porque, justamente,
la libertad nace cuando uno adhiere a la verdad. Cuando uno no adhiere a la
verdad, es siempre esclavo de algo: del editor, del dinero o de la propia
ignorancia.
Las noticias falsas, las “fake news”, como se las llama ya
en el lenguaje común, han existido
siempre. Es verdad que con Internet y los social media el fenómeno
parece más amplificado, casi incontrolable, pero ¿cómo se puede hoy en día
afrontar esta realidad?
En algunas investigaciones hay un dato interesante que
muestra que los social son importantes
pero las informaciones que tienen que ver con los comportamientos personales y
sociales no vienen adquiridos en los social, o mejor dicho respecto a las
informaciones sobre los social hay una
distancia, sobre todo en el mundo juvenil, que nosotros pensamos estén inmersos
y por tanto tengan un sentido acrítico, en cambio son aquellos que más
intuitivamente entienden si nos encontramos ante una “fake new” o no. Debo
decir también que no podemos contraponer el mundo social al mundo tradicional,
por ejemplo al medio impreso, pensando que en el medio impreso se encuentren
los profesionales y en el mundo de los social se encuentren en cambio los
pregoneros improvisados, porque las “fake news” se hallan ya sea en el medio
impreso que en el mundo del social. Es cierto, sobre el medio impreso hay
quizás un poco más de control, y es un poco más difícil pero el riesgo no es
menor. Precisamente en estos días en los que se realiza el Grand Prix Italia
sobre este tema de las “fake news”, son evidentes algunos artículos que
responden, justamente, a lógicas de tipo más bien ideológico, o simplemente de
polarización de algunos temas para vender más copias. Digamos que no podemos
contraponer los medios tradicionales a un medio digital. Es verdad, los medios
digitales están siempre conectados, hay
velocidad… Desde esta perspectiva, por
ejemplo, en Alemania existe una ley anti “fake news”. Creo que bastaría
proceder hacia una formalización de la figura del periodista en Red.
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