* Mons. Coba Galarza: tres horas de encuentro
con el padre, con el maestro, con el pastor
Por Griselda MUTUAL
Periodista de Radio Vaticano
Monseñor René Coba Galarza,
Obispo
Castrense de Ecuador y
Secretario del
CEE, entrega al Santo Padre la
imagen
de san José durmiendo.
Foto: RV.
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El Secretario General de la Conferencia Episcopal
Ecuatoriana y Obispo Castrense del Ecuador, describió así el encuentro
mantenido con el romano Pontífice: “Han sido tres horas de encuentro con el padre,
con el maestro, con el pastor. Lo tuvimos hace dos años en Ecuador, y ha sido
como un continuar ese encuentro”.
“El Papa nos ha insistido en que somos una iglesia
latinoamericana, el CELAM es el gran motor que anima el trabajo pastoral,
estamos en la gran misión y en eso nos tocará seguir empeñándonos: en la misión
puerta a puerta, en la misión continental.
En ese sentido – explica el Secretario de la CEE - ha sido un revisar nuestros planes, volverlos
a reestructurar, siempre en esta la línea de cercanía y de respeto a la propia identidad de nuestro
pueblo”.
Entrevistado en los estudios de Radio Vaticano le
preguntamos, en primer lugar, cuál ha sido la Iglesia que le han presentado al
Papa Francisco:
Le hemos contado cada uno la propia experiencia, en la que
hay muchas cosas preciosas, pero también
muy duras: el pueblo necesita un referente y el referente tiene que ser
Jesucristo. Hay que sacar la fe a la vida, a la calle, al trabajo. Hay que
demostrar que somos cristianos en el templo, en la parroquia, pero sobre todo
en la estructura social. Mostrar que somos cristianos por el estilo de vida que
llevamos, porque el Evangelio tiene que verse a través de las acciones
cotidianas: ése es el anhelo. Vamos intentando hacerlo a través de pequeñas
comunidades con un trabajo fuerte en la catequesis, pero también con un trabajo
de cercanía hacia los jóvenes, que son nuestra ilusión. Y también con las
familias, especialmente con los más pobres, que son los rostros sufrientes y
dolientes del Señor. Le hemos agradecido al Papa por el regalo de la Laudato
Sí, que realmente es una bendición y desde donde nos ha iluminado en un camino
que hay que irlo concretando.
La región amazónica de Ecuador representa un 48 por ciento
del territorio amazónico, y son más de 90 las iglesias de raíces bolivarianas
que comparten la selva pan amazónica. El Santo Padre, en otras oportunidades,
dijo que anhelaría un sínodo sobre la Iglesia en Amazonía. ¿Se tocó el tema?
Sí. Recordando que también en el encuentro anterior en
Ecuador, la REPAM nos llevó bastante diálogo con el Papa. Tenemos varios
hermanos obispos, particularmente de los vicariatos apostólicos, que viven esa
realidad concreta y sienten todo el sufrimiento de esos pueblos. Y el tema
salió ahora, el Papa volvió a insistir con un sínodo propio para ese
sector. Estamos empeñados en eso, somos
parte de la red Pan amazónica, donde se viene trabajando particularmente en el
área de la comisión de la pastoral social.
Aunque ahora estamos preocupados y angustiados por las situaciones que
hemos vivido últimamente, los terremotos, las inundaciones, los huracanes, pero
esto sin olvidar el compromiso que tenemos en la región amazónica con el tema
del extractivismo, el tema terrible de esas grandes empresas que han ido
succionando no solamente el petróleo, sino también devastando tantos lugares,
por lo que los pueblos originarios se han sentido invadidos y desalojados de
sus propios territorios, y a los cuales la Iglesia ha siempre sido cercana.
Los vicariatos apostólicos han sido heroicos tratando de
hacer iglesias locales, con el anhelo de ministros propios de esas
jurisdicciones. Podemos dar gracias a Dios porque ya hay sacerdotes,
religiosas, y hermanos laicos de esas etnias que están intentando hacer un
camino.
En ese sentido, el Ecuador existen 13 nacionalidades
indígenas con presencia en las tres regiones del país. Cada nacionalidad
mantiene su lengua y cultura propias. ¿Se habló de las problemáticas de los
pueblos originarios?
El Papa sobre todo nos ha insistido en el respeto que
debemos tener a la identidad de esos
pueblos y la cercanía que tenemos que
tener en un trabajo de inculturación del Evangelio. El gran reto es siempre
cómo hacer creíble el Evangelio, sin atropellar no sólo sus convicciones, su
cosmovisión, sino evangelizando sus propias raíces, y poniendo en ellas la
riqueza grande del Evangelio. Indudablemente para nosotros lo más grande que
puede pasarle a un pueblo es encontrarse con Jesucristo: Él es la buena noticia
y queremos volvernos buena noticia para esos hermanos. Y ellos deben sentir que
la buena noticia es en respeto a su propia identidad.
Muchos hermanos obispos y sacerdotes que trabajan en esa
zona tienen la bendición de haber compartido tanto que hablan su propio idioma,
entonces, también la liturgia se hecho cercana. El Papa nos ha insistido en
hacer presencia respetuosa y cercana: la Iglesia no mira desde fuera, sino que
quiere hacerse pueblo para compartir con él esa realidad.
La Visita 'Ad limina' es ocasión propicia para hacer
balances y trazar futuras líneas de actuación pastoral: ¿qué otras indicaciones
que les ha dado el pontífice?
Nosotros hemos enviado informes a la Santa Sede con
anterioridad, en donde hemos informado la realidad de las propias jurisdicciones,
y con preguntas que hemos puesto en las manos de los distintos dicasterios que
visitaremos en estos días, para que ellos también nos indiquen el camino y nos
digan qué es lo que hay que rectificar y sobre todo qué hay que potenciar: el
Papa nos ha insistido en que somos una iglesia latinoamericana, el CELAM es el
gran motor que anima el trabajo pastoral, estamos en la gran misión y en eso
nos tocará seguir empeñándonos. En la misión puerta a puerta, en la misión
continental. En ese sentido ha sido un revisar nuestros planes, volverlos a
restructurar, siempre en la línea de cercanía y
de respeto a la propia identidad de nuestro pueblo.
¿Hay algo que desee destacar de este encuentro con el Papa
Francisco?
Es de destacar la sencillez y la cercanía del Papa, lo que
es un reto para nosotros, porque hay
cosas que uno aprende de sus palabras,
pero hay cosas grandes que uno aprende de sus gestos.Una anécdota: con los
obispos le entregamos una imagencita, y cuando yo se la entregué me preguntó:
“¿está bendecida?”. “No”, le respondí. “Bendícela tú”, me dijo. Bendecir yo, un
obispo, delante del Papa, ha sido un detalle muy lindo, porque es la ternura
del pastor con sus hijos que comparten su misma misión. Es un “llévate la
bendición y tu vida convierte en bendición para tus hermanos”. Hay alegría
entre los hermanos obispos, hemos compartido cosas lindas y cosas difíciles
también: el Papa nos ha escuchado, en algunas cosas nos ha dicho “no tengo la
respuesta”. “Ustedes tienen que ir discerniendo la realidad concreta y desde
allí ir respondiendo, desde su propia vida.
Yo hacía esto como obispo de Buenos Aires, ahora lo hago
acá, pero ustedes como obispos desde su propia realidad: hagan”.
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