De la Mesa de Redacción Rafael Castilleja
De Arcano político
Invertir en el campo contribuye a la igualdad de género y
empoderamiento de la mujer, planteará en Ottawa el lunes 4 de diciembre, Gilbert
F. Houngbo, presidente del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA),
en su reunión con Marie-Claude Bibeau, Ministra de Desarrollo Internacional y
La Francofonía del Canadá.
Se informó en Roma, este viernes 1 de diciembre, que el
número uno del FIDA, expresará que esta inversión en el desarrollo agrícola y
rural, puede ofrecer al Canadá una de las mejores vías para alcanzar las metas
de su nueva Política de ayuda internacional feminista.
Houngbo realizará su primera visita a la capital del Canadá
desde que fuera nombrado Presidente del FIDA, organismo especializado de las
Naciones Unidas e institución financiera internacional que centra su labor en
el desarrollo agrícola y rural en algunos de los países más pobres y las
regiones más remotas del mundo.
“Cuando los canadienses piensan en lo que pueden hacer para
apoyar las iniciativas orientadas a lograr la igualdad y el empoderamiento de
las mujeres y las niñas en todo el planeta, quizá no piensen inmediatamente en
el desarrollo y la inversión agrícolas”, opinó Houngbo. Y agregó: “Pero las
tres cuartas partes de la población más pobre y más afectada por el hambre vive
en las zonas rurales y allí es donde el desarrollo puede tener el mayor impacto
en la vida de mujeres y niñas”.
Según se indica en un informe de la FAO de 2014, el 43 % de
los trabajadores agrícolas de todo el mundo son mujeres y en zonas de África y
Asia la cifra asciende al 50 % o más. Houngbo explicó que la inversión en el
desarrollo agrícola y rural puede tener un enorme efecto en el empoderamiento
económico y la autoestima de las mujeres, la educación de las niñas y la
nutrición de las familias, sin mencionar la alimentación a escala mundial. Las
investigaciones señalan que si se proporcionase a las agricultoras un acceso
igualitario a los recursos productivos, se podría sacar de la pobreza a 150
millones más de personas.
Asimismo, Houngbo afirmó: “Si eliminamos la brecha entre los
géneros en las zonas rurales y creamos mejores oportunidades, las mujeres y las
niñas pueden convertirse en poderosos agentes de cambio”. Y concluyó: “Ellas no
solo mejoran su propia vida y la vida de sus familias, sino que también tienen
un extraordinario impacto en sus comunidades y países. Eso es bueno para
todos”.
Entre 2010 y 2016, las iniciativas respaldadas por el FIDA
beneficiaron a 139 millones de personas, de las cuales 43 millones aumentaron
sus ingresos agrícolas y 24 millones —la mitad, mujeres— lograron salir de la
pobreza. Otro importante grupo objetivo del FIDA son los jóvenes de las zonas
rurales. En África solamente, cada año ingresan al mercado laboral 10 millones
de jóvenes. Houngbo dijo que en su opinión el sector agrícola presenta un
potencial enorme para los empresarios y trabajadores jóvenes, y ofrece una
alternativa a la migración.
El Canadá es uno de los miembros fundadores del FIDA. Además
de su firme respaldo a la igualdad de género, el país ha desempeñado un
importante papel en el apoyo a la labor que lleva adelante el FIDA para que sus
proyectos den prioridad a la producción y al consumo de alimentos nutritivos.
El Canadá también fue uno de los primeros donantes del
Programa de Adaptación para la Agricultura en Pequeña Escala (ASAP), que
permite ayudar a los pequeños agricultores a reforzar su resiliencia a los
cambios en los patrones climáticos y las crisis vinculadas al clima. Durante la
Décima Reposición de los Recursos del FIDA, el país ofreció apoyo adicional
destinado a garantizar la incorporación sistemática de la asistencia para la
adaptación al cambio climático en toda la cartera de proyectos del FIDA.
A pesar de estos logros, Houngbo señaló que hoy es más
importante que nunca ampliar la escala de las iniciativas y centrar la labor en
el desarrollo a largo plazo. Las cifras divulgadas el pasado mes de septiembre
indicaban que el hambre había aumentado por primera vez en 10 años y en 2016
afectaba a 815 millones de personas, 38 millones más que en 2015, a causa del
cambio climático y las crisis prolongadas.
En un contexto en que los líderes mundiales se han propuesto
poner fin al hambre y la pobreza para 2030 como parte de su compromiso con
respecto a los Objetivos de Desarrollo Sostenible, Houngbo dijo que el FIDA se
está embarcando en un ambicioso plan orientado a incrementar el impacto de su
labor, para lo cual está considerando nuevas formas de aumentar y diversificar
su base de recursos.
El Canadá es uno de los principales contribuyentes del FIDA:
entre 1978 y la actualidad, ha aportado 456 millones de dólares de los Estados
Unidos a los recursos y la cartera de inversiones del Fondo.
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