* Otro gran reto que
enfrentamos como sociedad es la pérdida de la biodiversidad, apuntó la
académica de la UNAM
* Entre 1850 y 1970 la población se triplicó y el consumo de
energía se incrementó 12 veces
De la Mesa de Redacción Rafael Castilleja
De Arcano Político
Por la buena o por la mala, la naturaleza nos va a cobrar lo
que está ocurriendo en el planeta, afirmó Julia Carabias Lillo, académica de la
Facultad de Ciencias (FC) de la UNAM. Nunca antes como en esta etapa de la
historia el impacto había sido de tal magnitud, frecuencia y velocidad
La secretaria de Medio Ambiente, Recursos Naturales y Pesca
del entonces presidente de México, Ernesto Zedillo Ponce de León, participó en
la primera sesión del seminario “Rafael Martín del Campo”, organizado por académicos
del Laboratorio de Vertebrados Terrestres de la entidad.
Añadió que de continuar la tendencia actual en el aumento de
la temperatura del planeta, la vida no podrá mantenerse como está.
“No significa que se
extinguirá, que la Tierra se va a colapsar, pero sí se transformará, y no
sabemos cómo. Esa predicción de futuro no se tiene, pero hay suficiente
evidencia para decir que cambiará sustantivamente”, dijo.
No hay antecedentes de intervención humana en el
funcionamiento de nuestro mundo como la ha habido en los últimos 20 años. Se
sabe que los fenómenos referidos son parte inherente de la evolución del
planeta y de la vida, pero nunca antes como en esta etapa de la historia el
impacto había sido de tal magnitud, frecuencia y velocidad. De ese modo, la
vida cambiará, y la principal especie alterada será la humana, explicó la
especialista.
El cambio climático y la pérdida de la biodiversidad son dos
de los grandes retos que enfrentamos como sociedad en el desarrollo y la
relación con la naturaleza, que para el siglo XXI deberán abordarse “o no
veremos a nuestro planeta como lo conocemos hoy, si es que alguien lo ve”,
sentenció.
Existe una correlación entre la acumulación de bióxido de
carbono, que se eleva, y el aumento de la temperatura en el orbe. También hay
evidencia de que ésta ya se alteró: en el siglo XX se registraron incrementos
de entre 0.5 y hasta cuatro grados en ciertas partes de la Tierra, precisó la
experta.
El consumo de combustibles fósiles es el principal factor de
generación de gases de efecto invernadero. Entre 1850 y 1970 la población se
triplicó, pero en ese lapso el consumo de energía se incrementó 12 veces.
A ello se suma la deforestación, que también es la primera
causa de pérdida de biodiversidad, y la forma en que se dispone de los residuos
sólidos. Estas transformaciones se reflejan en un incremento de fenómenos
meteorológicos extremos, como huracanes o sequías, a los cuales México es muy
vulnerable.
Julia Carabias expuso que conocemos poco de la
biodiversidad. La ciencia ha detectado y registrado taxonómicamente un millón
800 mil especies, pero eso podría representar menos del 10 por ciento de las
que existen: aún no conocemos al 70 por ciento de crustáceos, 95 por ciento de
hongos u 82 por ciento de insectos. “Puede ser que la biodiversidad sea del
orden de 30 millones de especies”.
La flora y fauna están concentradas fundamentalmente en los
trópicos, con cerca del 70 por ciento de la biodiversidad, y en particular en
las selvas, que por ello son sitios clave, afirmó en la conferencia Retos y
visiones sobre la vida silvestre frente al cambio global.
La principal causa de la perdida de la biodiversidad es la
deforestación, que se registra sobre todo en el trópico y en las selvas de
América Latina. México, por desgracia, tiene uno de los primeros lugares,
subrayó la científica.
Hoy, por ejemplo, 40 por ciento de los anfibios y 25 por
ciento de los mamíferos están amenazados, expuso en el auditorio Alberto
Barajas de la FC.
Como resultado del cambio climático, en nuestra nación los
ecosistemas que más se modificarán serán los bosques de pino y abeto por arriba
de los dos mil 800 metros de altura, además de los de niebla, así como los
arrecifes, advirtió.
Carabias también sostuvo que el establecimiento de áreas
protegidas, el manejo forestal sustentable o el pago por servicios ambientales
son acciones necesarias, “pero si no se ponen en una lógica armónica de
planeación, sirven para poco o nada”.
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