Por Mario Luis ALTUZAR SUÁREZ
De Arcano Político
Se antoja difícil pensar que se mencionarán los cerca de 30
mil desaparecidos en el sexenato sangriento, el aumento de homicidios secuestros
y robos, la pérdida del 80 por ciento del poder adquisitivo de los
trabajadores, crecimiento del desempleo y el hambre pese a los cambios en
metodologías de evaluación que disfracen la realidad.
El amplio rosario de impunidad en la criminalización de las
víctimas y victimización de los criminales, sumado al despojo y robo de los
cuadros intermedios de la selecta cercanía de hombres y mujeres, se reflejan en
la reducción a menos del 20 por ciento de aprobación en una gestión que devastó
al país.
Con la protección al poderoso titiritero en las tinieblas,
Carlos Salinas de Gortari, cuando inició en su escritorio de la Secretaría de
Programación y Presupuesto el desmantelamiento PEMEX, que operó el saqueo en el
crack brsátil de 1987 y el desvió de recursos de ayuda a damnificados del
terremoto de 1985 del enviado de Harvard.
Una administración que supuestamente licitó obras a favor de
dadivosos constructores, que la inauguración de inconclusos proyectos y
socavones carreteros, llega al inicio del vacío el 27 de noviembre, al
destaparse el candidato presidencial del PRI 2018, en el testaferros de los
banqueros desde el famoso FOBAPROA del robo al país, diseñado por su padre y
que él mismo borró las huellas de la infamia en el IPAB.
Dejó de ser lo que en realidad nunca fue y si existe vacío
judicial, social y económico, ya nadie responde a las ordenes del que se
despide, sin que el ungido pueda accionar a favor de sus patrones, por carecer
del poder real.
Un panorama nada halagüeño para los mexicanos, que estará
ausente en la rimbombante retórica magnificada por los voceros oficios de las
televisoras, en donde aseguró su posición de galán de telenovela que, algunos
dudan, pueda ser exitoso, ante el fracaso histriónico en su papel histórico de
Presidente.
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