Por Carla GARCÍA
Periodista de nuestra asociada RNU
"No es muy difícil ver dónde está el poder económico a partir
del color de la piel"
Alfonso Cuarón, director de cine
"No es muy difícil ver dónde está el poder económico a partir del color de la piel"
Alfonso Cuarón, director de cine
Alfonso Cuarón y Yalitza Aparicio
durante la filmación de la
película Roma. Netflix
|
Leones y Globos de Oro; preseas de numerosas asociaciones de
críticos en distintos países; galardones de sindicatos de directores; premios
de periodistas, profesionales de la industria cinematográfica y asociaciones
civiles; cuatro premios de la Academia Británica; un premio Goya… la lista
parece no tener fin. Roma y su creador,
Alfonso Cuarón, han cosechado un sinnúmero de distinciones a las que se pueden
sumar más este domingo, cuando se revelen los triunfadores de la Academia de
las Artes y Ciencias Cinematográficas. Roma y Cuarón cuentan con una decena
nominaciones, que incluyen mejor película y mejor director.
El éxito de Roma se debe, en parte, a que aborda cuestiones
que nos atañen a todos, tanto a nivel social como personal. ¿A qué atribuye el
director de la cinta la respuesta que ha generado de públicos tan diversos en
todo el mundo? “La película habla de nuestra existencia como una experiencia de
soledad que busca compañía, una experiencia común de soledad. Sólo las
relaciones afectivas nos pueden dar algún sentido, creo que de ahí viene el
impacto emocional y, después, cada persona y cada sociedad ven sus propias
cosas.”
En entrevista con Noticias ONU, Alfonso Cuarón reflexionó
sobre algunas de las premisas de este filme de carácter autobiográfico,
considerado por gran parte de la crítica internacional como una obra maestra
dentro del cine de autor.
Roma es una película que expone, entre otras cosas, la
discriminación racial y de clase que existe en México. El abismo de desigualdad
y abuso que generan las relaciones de poder es muy claro y lo toca todo,
empezando por el plano afectivo.
La historia sucede en la colonia de la Ciudad de México que
da título a la película, donde Cleo, una joven indígena, trabaja para una
familia de clase media que la quiere, aunque sin olvidar nunca que está a su
servicio.
El filme deja ver también la realidad política mexicana de
un periodo puntual; sin embargo, la acogida que ha tenido a nivel internacional
sugiere que los problemas que toca no son exclusivos de un país, sino que son
generalizados.
Para Cuarón, la multipremiada Roma ha tenido un impacto
emocional muy fuerte alrededor del mundo porque, al final de cuentas, “la
experiencia que emana es una y la misma, la relación entre clase social y
bagaje étnico es la misma en todo el mundo”, al igual que lo son las relaciones
de familia “y los encuentros fortuitos que también crean familia”.
Racismo y represión de las lenguas indígenas
En la entrevista, el realizador dice que en México, como en
otros países, esas diferencias de clase y sociales van mano a mano y se
acentúan con los pueblos indígenas. “No es muy difícil ver dónde está el poder
económico a partir del color de la piel y los pueblos indígenas son los que
siempre terminan con menos privilegios”.
“Hay una complejidad específica en México: por un lado,
existe un orgullo indígena, pero como de una manera mítica, como una cuestión
de un pasado lejano de casi decir súper héroes y, por otro, se ignora a toda
una sección de la población que está ahí y que ha sido usurpada de una cultura,
o se ha tratado de usurpársela, incluso con programas para la erradicación de
su lengua.”
Muchas veces, dice Cuarón, esa erradicación se consigue con
la presión social que reciben de generación en generación los indígenas que
terminan por “no querer que los hijos hablen sus lenguas originarias por temor
a no integrarse”.
Escena del filme Roma. Carlos Somonte |
Rodada en español con algunos diálogos en mixteco, la lengua
del pueblo indígena oaxaqueño del mismo nombre, Roma exhibe la represión que
sufren las lenguas indígenas. “El mixteco no se habla más que entre Adela [la
otra empleada doméstica de la familia protagonista] y Cleo, y lo hablan en sus
espacios: la cocina y su cuarto, cuando están en intimidad o en soledad, no
cuando están rodeadas del marco familiar”. Cuando las empleadas hablan su
idioma frente a los niños de la familia, el más pequeño les insiste en que
dejen de hablar así.
Con la única persona que existe una mínima relación en
mixteco es con la niña de la familia, quien suele cantar con Cleo una canción
en su lengua. Cuarón explica que este detalle es “un comentario acerca de una
cierta estructura de poder porque esa niña es ninguneada, ignorada y
menospreciada por la parte masculina del hogar”. La relación de poder entre
géneros es otro tema espinoso retratado en Roma.
Durante la charla, el cineasta hace referencia a quienes
afirman que, si las lenguas son habladas por poca gente, no tienen razón de ser
y deberían dejar existir. “Es aterrador eso, es casi un genocidio cultural. Las
lenguas se enriquecen de la diversidad, el conocimiento se enriquece de la
diversidad, la humanidad se enriquece de la diversidad.”
El contexto en que se ubica Roma, en 1971, es uno de
discriminación hacia los indígenas, lamentablemente, ese escenario no ha
cambiado, “si acaso, se ha agudizado el problema”, aunque con la gran
diferencia marcada por el levantamiento zapatista en 1994, recuerda.
Cuando México se estaba dejando llevar por la quimera de una
modernidad recibió “un recordatorio de un sector enorme y fundacional de este
país que había no sólo sido ignorado, sino oprimido. Y fue también un
recordatorio de la resiliencia de estos pueblos.”
Los zapatistas clamaban por respeto y dignidad. El gobierno
de entonces y las administraciones subsecuentes continuaron ignorándolos para
así derrotarlos, pero eso les dio más fuerza. “Creo que ese clamor de respeto
es algo que un sistema ya tan arraigado a sus costumbres coloniales no pudo
computar (…) Porque una cosa es la llamada “integración”, que lo único que ha
significado ha sido tener mano de obra muy barata”, una forma moderna de
esclavitud.
Observar estas situaciones dolorosas en una pantalla ha
tocado fibras sensibles y ha generado una reacción en México. En palabras de
Cuarón, “la película ha abierto conversación. Una conversación acerca del
racismo que existe en mi país y que lo hemos ignorado. Y no sólo ignorado, el
mexicano ha vivido negándolo…la realidad es que es profundamente racista y se
ha abierto esa conversación alrededor de los pueblos indígenas, de los pueblos
originarios”.
Reivindicación de las trabajadoras domésticas
Del mismo modo, la forma en que el filme retrata la vida de
las empleadas domésticas ha impulsado la lucha de reivindicación de ese gremio.
“Me da muchísimo gusto que Roma se haya convertido en una plataforma para
movimientos tan importantes en México y Estados Unidos de trabajadoras
domésticas”.
Se calcula que en México hay cerca de dos millones y medio
de trabajadores del hogar, más del 90% de los cuales son mujeres, y que
prácticamente todos carecen de protección social. Tras años de reclamos, las
organizaciones que defienden sus derechos y demandan que su trabajo se legisle
han logrado que se inicie un programa piloto de incorporación al sistema del
Seguro Social, además de que se establecerá un salario mínimo para su labor.
Para Cuarón, no obstante, hay un elemento todavía más
importante que el legislativo, “y es la educación a un público que tiene usos y
costumbres desde la Colonia del trato a las trabajadoras del hogar. El bagaje
viene desde la Colonia, donde había una estructura en un principio de
esclavitud, y cuando ésta se abolió vino esta esclavitud disfrazada en la que
generalmente gente de origen indígena recibía solo techo y comida…Y este es un
esquema que se ha normalizado en México, además de que se toma ventaja de una
situación de paridad ínfima y estas personas tienen que aceptar cierta relación
porque están escapando de realidades de mucha miseria y hay una actitud muchas
veces de un sector de la sociedad que siente que con darles techo y comida
deberían de estar agradecidas”.
El lanzamiento de Roma ha coincidido con un momento de cambio
de gobierno en México que ha despertado mucha esperanza para la mayoría de los
mexicanos. ¿Es realmente una coincidencia que un proyecto tan personal del
cineasta se exhiba en este contexto? ¿O es un recordatorio de las cosas que
hace falta resolver? “Es meramente coincidental. Pero es coincidental como las
cosas pueden ser coincidentales en las conciencias colectivas en las
sociedades, hay necesidades de discutir, de hablar cosas”, sostiene Cuarón,
quien comparte la esperanza de que esta posibilidad de cambio no esconda
“viejos vicios con trajes nuevos”.
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