Por Rocío FRANCO
Periodista de nuestra asociada RNU
Una pareja observa la destrucción de varios edificios en el cantón de Pedernales, el más afectado por el terremoto del 16 de abril. Foto: UNICEF/UN017167/Castellano |
Zonas costeras propensas a inundaciones. Laderas precarias.
Terrenos proclives a deslizamientos de lodo.
Estas son algunas de las zonas donde nadie quiere vivir,
pero donde muchos, especialmente los más pobres, se ven obligados a residir
porque no tienen recursos para comprar viviendas en zonas más seguras.
Ellos son los más vulnerables al cambio climático y a su vez
los que tienen más dificultades para recuperarse tras un desastre.
Un informe de Naciones Unidas pide prestar más atención a
este problema. Lenni Montiel, subsecretario de Naciones Unidas sobre política
social y desarrollo, señaló cuál es el mensaje central de ese estudio.
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