Arcano de la Salud
De la Mesa de Redacción Rafael Castilleja
De Arcano Político
En México se desconoce la prevalencia de la prediabetes, y
la mitad de quienes padecen la enfermedad vive sin estar diagnosticada. Por
cada persona con la afección existen dos en la condición previa y las
complicaciones aparecen desde esa fase, dijo en la UNAM Carlos Aguilar Salinas,
del Departamento de Endocrinología y Metabolismo del Instituto Nacional de
Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán (NCMNSZ).
Si se realiza una evaluación médica completa de los
individuos en riesgo no sólo puede retrasarse el padecimiento, sino trabajar
para disminuir la incidencia de las complicaciones crónicas, advirtió.
La diabetes es la primera causa de muerte, discapacidad por
ceguera y amputaciones no traumáticas, así como años vividos con baja calidad,
por lo que la prevención debe iniciarse antes del diagnóstico.
En su intervención en el Simposio sobre Diabetes, organizado
por el Departamento de Salud Pública de la Facultad de Medicina (FM) y la Liga
Estudiantil Médica Puma, dijo que la enfermedad es resultado de un proceso que
inicia con años de antelación; además, constituye el principal problema de
salud, “pero no debería serlo, pues es fácil identificar a los sujetos en
riesgo”.
Quienes la desarrollan, en general, son producto de
embarazos complicados con diabetes gestacional o que sufrieron enfermedades
crónicas u otras que alteraron su nutrición en el útero o durante los primeros
años de vida, apuntó el especialista en endocrinología.
Al concluir la etapa de crecimiento los individuos acumulan
rápidamente masa en la región abdominal y en la segunda década de vida pueden
tener bajos niveles de colesterol HDL (lipoproteína de alta densidad,
popularmente denominado “bueno”) y valores altos de triglicéridos; poco
después, desarrollan hipertensión arterial e intolerancia a la glucosa.
El determinante más importante en el crecimiento exponencial
del padecimiento es el incremento en el número de personas con sobrepeso u
obesidad. México ocupa el segundo sitio en tasas de obesidad entre los países integrantes
de la OCDE y el grupo poblacional con mayores índices son los jóvenes, en
particular las mujeres.
Aguilar Salinas señaló que, en promedio, 70 por ciento de
los individuos con obesidad sufren de enfermedades metabólicas que en algún
momento podrían inducir afecciones cardiovasculares o diabetes.
México es una de las naciones en donde un alto porcentaje
(60 por ciento) de la población adulta registra niveles bajos de colesterol
HDL, 43 por ciento de ese sector presenta colesterolemia por arriba de 200
ml/l, factores que abren un importante espacio para realizar estudios
farmacogenéticos con intervención a fin de reducir el riesgo cardiovascular.
“Nuestro sistema de salud no está preparado para el manejo
de estas patologías; es malo para diagnosticar enfermedades crónicas, regular
para brindar tratamiento y poco eficiente para alcanzar los objetivos
terapéuticos, lo que incrementa los presupuestos de salud”, subrayó.
El aumento de casos se debe a múltiples factores, en
especial de índole social, como los cambios urbanos y el acceso a alimentos
ricos en azúcares y grasas saturadas, así como la exposición al tabaco, entre
otros.
Uno de los grandes retos para hacer frente a esta epidemia
es la detección de la población susceptible; para ello existen programas que
permiten reducir su riesgo.
Sólo a través de la sistematización de la información es
posible disminuir la incidencia, y “eso no requiere de grandes inversiones,
simplemente de una atención organizada y personal”, planteó el especialista.
De igual manera, prosiguió, el tratamiento no puede
centrarse sólo en la glucosa, se requiere un abordaje integral que tiene por
objetivo alcanzar metas, empoderar al individuo y cambiar las conductas del
paciente y de la familia.
Además, medir esta epidemia con base en su mortalidad no es
suficiente, pues el gran peso de ésta es la discapacidad que provoca. La
solución para las enfermedades crónicas está en manos de todos, “si tenemos un
estado de vida saludable y los médicos nos tomáramos el tiempo de hablar con
los pacientes, de entender sus necesidades, ponernos en sus zapatos y
ofrecerles soluciones viables, el panorama sería diferente”, concluyó.
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