martes, 19 de enero de 2016

Reduce FMI dos décimas porcentuales crecimiento mexicano en 2016

* Será de 2.8 por ciento contra el 2.6 por ciento en octubre
* Crecimiento mundial de 3.4 por ciento en este año
* Afectan: Desaceleración China, descenso de precios de energía y endurecimiento monetario de EU

De la Mesa de Redacción Rafael Castilleja
De Arcano Político

Redujo el Fondo Monetario Internacional en dos décimas porcentuales el pronóstico de crecimiento económico mexicano para 2016, al pasar de 2.8 por ciento en octubre pasado al 2.6 por ciento en el informe publicado en Washington este martes 19 de enero.

Las perspectivas mundiales siguen determinadas por tres transiciones críticas:

1) la desaceleración y el reequilibramiento gradual de la actividad económica de China, que se está alejando de la inversión y la manufactura para orientarse hacia el consumo y los servicios,

2) el descenso de los precios de la energía y de otras materias primas y

3) el endurecimiento paulatino de la política monetaria de Estados Unidos en el contexto de una resiliente recuperación económica, en un momento en que los bancos centrales de otras importantes economías avanzadas continúan distendiendo la política monetaria.

Se indicó que en 2015 la actividad económica internacional se mantuvo atenuada.

A pesar de que aún generan más del 70% del crecimiento mundial, las economías de mercados emergentes y en desarrollo se desaceleraron por quinto año consecutivo, en tanto que las economías avanzadas siguieron registrando una ligera recuperación.

En la Actualización del informe WEO se proyecta ahora un crecimiento mundial de 3,4% este año y de 3,6% en 2017, un ritmo levemente menor que el pronosticado en octubre de 2015.

“Este será un año de grandes retos, y las autoridades deberían pensar acerca de la forma en que pueden reforzar la resiliencia de sus economías a corto plazo, pero también acerca de las perspectivas a más largo plazo”, expresó Maurice Obstfeld, Consejero Económico y Director de Estudios del FMI.
”Esas medidas de largo plazo”, agregó, “tendrán de hecho efectos positivos en el corto plazo al aumentar la confianza y la fe de las personas en el futuro”.

Mejoras marginales en las economías avanzadas

Según las proyecciones, en las economías avanzadas el crecimiento aumentaría a 2,1% y mantendría su nivel en 2017, lo cual implica un repunte levemente menor al previsto en octubre.

La actividad global en Estados Unidos conserva su vigor, respaldada por las condiciones financieras que aún son favorables y el fortalecimiento de los mercados de la vivienda y de trabajo. Pero también existen retos resultantes de la fortaleza del dólar, que está generando una contracción marginal del sector manufacturero.

En la zona del euro, el fortalecimiento del consumo privado sustentado por la caída de los precios del petróleo y las condiciones financieras favorables supera y compensa el debilitamiento de las exportaciones netas.

Se prevé que el crecimiento en Japón también se afiance en 2016, gracias al respaldo fiscal, el abaratamiento del petróleo, las condiciones financieras acomodaticias y el aumento de los ingresos.

Los mercados emergentes enfrentan una desaceleración del crecimiento.

Las economías de mercados emergentes y en desarrollo enfrentan ahora una nueva realidad de menor crecimiento, en la cual fuerzas cíclicas y estructurales socavan el paradigma de crecimiento tradicional, como señaló la Directora Gerente del FMI, Christine Lagarde, en un reciente discurso.

Los pronósticos de crecimiento para la mayoría de las economías de mercados emergentes y en desarrollo indican un repunte más lento que el anteriormente previsto. El crecimiento aumentaría de 4% en 2015 —el nivel más bajo desde la crisis financiera de 2008–09— a 4,3% y 4,7% en 2016 y 2017, respectivamente.

Pero esas cifras globales no reflejan plenamente la diversidad de situaciones existentes entre los distintos países.

India y el resto de las economías emergentes de Asia son casos positivos destacables, proyectándose para ellos un crecimiento vigoroso, mientras que América Latina y el Caribe volverán a contraerse en 2016, como consecuencia de la recesión en Brasil y las dificultades económicas en otros países de la región.

Las economías emergentes de Europa crecerían a un ritmo sostenido, si bien algunas sufrirían cierta desaceleración en 2016, dado que Rusia podría continuar en recesión en 2016. En la mayoría de los países de África subsahariana se observará un repunte paulatino del crecimiento, pero solo a tasas todavía inferiores a las de la última década.

Riesgos que se inclinan a la baja

Más allá de los pronósticos a corto plazo, existen riesgos sustanciales para las perspectivas, que resultan especialmente importantes en el caso de las economías de mercados emergentes y en desarrollo y que podrían paralizar la recuperación mundial.

Estos riesgos se relacionan en su mayor parte con los ajustes actualmente en curso en la economía mundial, como el reequilibramiento de la economía china, la caída de los precios de las materias primas y las perspectivas de un aumento progresivo de las tasas de interés en Estados Unidos. Entre ellos cabe mencionar los siguientes:

• Una desaceleración económica en China más drástica de lo esperado, que podría provocar mayores efectos de contagio a nivel internacional por la vía del comercio, los precios de las materias primas y una disminución de la confianza.

• Una mayor apreciación del dólar y condiciones financieras más restrictivas que podrían generar vulnerabilidades en los mercados emergentes, creando posibles efectos adversos en los balances de las empresas y problemas de financiamiento cuando exista una alta exposición en dólares.

• Un estallido de la aversión mundial al riesgo, cualquiera sea su causa, que profundice las depreciaciones y genere posibles tensiones financieras en las economías de mercados emergentes vulnerables.

• Una escalada de las actuales tensiones geopolíticas en una serie de regiones, que podría dañar la confianza y perturbar el comercio mundial, los flujos financieros y el turismo. Nuevos shocks económicos o políticos en los países actualmente aquejados por dificultades económicas también podrían frustrar el repunte proyectado de la actividad.

Los mercados de materias primas plantean riesgos en dos vertientes. A la baja, un nuevo descenso de los precios empeoraría las perspectivas para los productores de materias primas que ya están en una situación frágil, y el aumento de los rendimientos de la deuda del sector energético amenaza con generalizar el endurecimiento de las condiciones de crédito.

Como riesgo al alza, el reciente retroceso de los precios del petróleo puede dar mayor impulso a la demanda de los importadores de petróleo, entre otras cosas al crear entre los consumidores la percepción de que esos precios se mantendrán más bajos durante más tiempo.

“En definitiva, hay mucha incertidumbre en el ambiente, y creo que eso contribuye a la volatilidad”, dijo Obstfeld.

Aumentar el crecimiento sigue siendo una prioridad

Dado este contexto mundial y ante el riesgo de que el bajo ritmo de crecimiento persista por largo tiempo, en la Actualización del informe WEO se subraya la urgente necesidad de que las autoridades eleven el crecimiento efectivo y potencial combinando medidas de estímulo a la demanda y reformas estructurales.

Las reformas estructurales, en particular, siguen siendo cruciales. Las prioridades varían, pero para muchas economías avanzadas sería beneficioso adoptar reformas que fortalezcan la participación en la fuerza laboral (Japón, la zona del euro) y los niveles generales de empleo (en vista del envejecimiento de la población), así como medidas para solucionar el sobreendeudamiento del sector privado.

Las autoridades de las economías de mercados emergentes y en desarrollo deben reorientar la actividad hacia nuevas fuentes de crecimiento. Al incrementar el crecimiento también garantizarán que continúe la convergencia hacia los niveles de ingreso de las economías avanzadas.


Esas economías también deben seguir adelante con las reformas estructurales para resolver las deficiencias de infraestructura, facilitar un entorno empresarial dinámico e innovador y fortalecer el capital humano mediante reformas en el ámbito de la educación, el trabajo y los mercados de productos.

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