«¡Vengamos al profeta Mohamed. Matamos a Charlie Hebdo!»
7 de enero de 2015, 10.30 de la mañana: el equipo del semanario satírico ‘Charlie Hebdo’ se encuentra reunido en el N° 10 de la calle Nicolas Happert en la primera conferencia de redacción del año.
A las 11.30, un coche llega de improvisto a esa calle, a toda velocidad. Los hermanos Kouachi emergen del auto, con armas de guerra en la mano, y penetran en el edificio. Se oyen algunos gritos y los vecinos, alarmados, llaman a la policía; entre tanto, periodistas de una agencia de prensa vecina a Charlie filman a los yihadistas. En el hall de entrada, los recién llegados disparan y matan a uno de los agentes de seguridad, Frédéric Boisseau.
Los Kouachi apuntan con una ametralladora a una de las dibujantes de la publicación y la obligan a marcar el código de acceso a los locales de la publicación. Apenas unos minutos después yacen en el suelo, heridos de muerte, los dibujantes emblemáticos de Charlie y en general de la caricatura de prensa francesa, Cabu, Charb, Honoré, Tignous y Wolinski, así como los redactores Elsa Cayat y Bernard Maris, Franck Brinsolaro, el agente policial que protegía a Charb - amenazado de muerte por una fatwa - el corrector Mustafá Ourrad y un invitado, Michel Renaud, creador del festival Cita del Cuaderno de Viaje. Las balas también alcanzan a otro empleado de mantenimiento, Philippe Lançon, a Fabrice Nicolino, al webmaster Simon Fieschi y al dibujante y director de la redacción Riss, que afortunadamente sobreviven a sus heridas.
Algunos minutos más tarde, los hermanos asesinos huyen y ostensiblemente se jactan en la calle de sus actos, justificándolos: «¡Vengamos al profeta Mohamed. Matamos a Charlie Hebdo!». Poco más tarde, a escasos metros de allí, ejecutan fríamente al policía Ahmet Merabet, que acudía al lugar.
De inmediato, la noticia saltó a la primera plana de la actualidad nacional e internacional. A la incredulidad y el estupor en Francia, siguieron las reacciones al más alto nivel del estado. El presidente François Hollande se apersona en el teatro de los acontecimientos y declara que se trata de un atentado de una« barbarie excepcional ». El primer ministro Manuel Valls decide llevar el plan antiterrorista Vigipirata a su nivel más elevado y adopta medidas de emergencia. De manera espontánea, los parisinos afluyen a la calle Nicolas Happert en signo de homenaje a los muertos.
Amedy Coulibaly, ofensiva antisemita
8 de enero: Un tercer yihadista asesina, al día siguiente, a una mujer policía, la martiniqueña Clarissa Jean-Philippe, de 26 años, en las cercanías de París, en la localidad de Montrouge. La joven participaba, junto a un colega, en la dirección del tránsito y no estaba armada. Pero en ese momento no se sabe si este crimen tiene alguna vinculación con la masacre de Charlie Hebdo.
9 de enero: Coulibaly, exdelincuente como los hermanos Kouachi, entra en un supermercado de la cadena Hyper Cacher, especializado en productos consumidos sobre todo por los judíos ortodoxos. Armado hasta los dientes, secuestra a los empleados y a los clientes durante varias horas. Es víspera de shabat y hay mucha gente haciendo sus compras para celebrar el día santo de la religión judía. Resultado: 4 muertos: Yoav Hattab, Yohan Cohen, Philippe Braham et François-Michel Saada.
Algunas horas más tarde, las fuerzas policiales de élite lanzan un asalto simultáneo al supermercado y a la imprenta a las afueras de París donde se refugiaron los hermanos Kouachi, tras una larga huida. Todos los yihadistas sucumben en el enfrentamiento con los agentes.
Yo soy Charlie
La indignación y la solidaridad de los franceses se expresan en el eslogan Yo soy Charlie, creado por un diseñador unas horas después del ataque contra el semanario satírico. Instantáneamente, circula en las redes sociales, se posesiona de Francia y le da la vuelta al mundo.
Tres días más tarde, una gigantesca manifestación republicana, de más de un millón de personas, se concentra en la Plaza de la República, en París, encabezada por cincuenta jefes de estado y de gobierno de diferentes países.
Al mismo tiempo, se realizan actos similares en otras ciudades de Francia y de diversos países en Europa y el resto del mundo. Todos los manifestantes son Charlie.
François Hollande: homenaje y medidas un año después
Tres placas conmemorativas fueron descubiertas esta semana, sucesivamente, en los lugares de los ataques terroristas, en presencia del jefe del estado y del primer ministro Manuel Valls. Un recordatorio de gran sobriedad.
En su tradicional saludo de año nuevo a la policía, en la Prefectura de París -donde rindió homenaje en enero de 2015 a los tres policías asesinados por los yihadistas – François Hollande debe presentar nuevas medidas de seguridad, concretizadas en un proyecto de ley que endurece el Código Penal para luchar con mayor eficacia contra el crimen organizado y el terrorismo. Entre ellas, la flexibilización de las exigencias a las fuerzas del orden para la utilización de sus armas y una ampliación de las posibilidades de requisas y allanamientos durante la noche. De esta manera, se “reforzarían de forma perenne las herramientas y los medios a disposición de las autoridades administrativas y judiciales”.
7 de enero de 2015, 10.30 de la mañana: el equipo del semanario satírico ‘Charlie Hebdo’ se encuentra reunido en el N° 10 de la calle Nicolas Happert en la primera conferencia de redacción del año.
A las 11.30, un coche llega de improvisto a esa calle, a toda velocidad. Los hermanos Kouachi emergen del auto, con armas de guerra en la mano, y penetran en el edificio. Se oyen algunos gritos y los vecinos, alarmados, llaman a la policía; entre tanto, periodistas de una agencia de prensa vecina a Charlie filman a los yihadistas. En el hall de entrada, los recién llegados disparan y matan a uno de los agentes de seguridad, Frédéric Boisseau.
Los Kouachi apuntan con una ametralladora a una de las dibujantes de la publicación y la obligan a marcar el código de acceso a los locales de la publicación. Apenas unos minutos después yacen en el suelo, heridos de muerte, los dibujantes emblemáticos de Charlie y en general de la caricatura de prensa francesa, Cabu, Charb, Honoré, Tignous y Wolinski, así como los redactores Elsa Cayat y Bernard Maris, Franck Brinsolaro, el agente policial que protegía a Charb - amenazado de muerte por una fatwa - el corrector Mustafá Ourrad y un invitado, Michel Renaud, creador del festival Cita del Cuaderno de Viaje. Las balas también alcanzan a otro empleado de mantenimiento, Philippe Lançon, a Fabrice Nicolino, al webmaster Simon Fieschi y al dibujante y director de la redacción Riss, que afortunadamente sobreviven a sus heridas.
"!Vengamos al profeta Mohamed!", gritan los Kouachi después del ataque a Charlie Hebdo REUTERS/Reuters TV |
Algunos minutos más tarde, los hermanos asesinos huyen y ostensiblemente se jactan en la calle de sus actos, justificándolos: «¡Vengamos al profeta Mohamed. Matamos a Charlie Hebdo!». Poco más tarde, a escasos metros de allí, ejecutan fríamente al policía Ahmet Merabet, que acudía al lugar.
De inmediato, la noticia saltó a la primera plana de la actualidad nacional e internacional. A la incredulidad y el estupor en Francia, siguieron las reacciones al más alto nivel del estado. El presidente François Hollande se apersona en el teatro de los acontecimientos y declara que se trata de un atentado de una« barbarie excepcional ». El primer ministro Manuel Valls decide llevar el plan antiterrorista Vigipirata a su nivel más elevado y adopta medidas de emergencia. De manera espontánea, los parisinos afluyen a la calle Nicolas Happert en signo de homenaje a los muertos.
Amedy Coulibaly, ofensiva antisemita
8 de enero: Un tercer yihadista asesina, al día siguiente, a una mujer policía, la martiniqueña Clarissa Jean-Philippe, de 26 años, en las cercanías de París, en la localidad de Montrouge. La joven participaba, junto a un colega, en la dirección del tránsito y no estaba armada. Pero en ese momento no se sabe si este crimen tiene alguna vinculación con la masacre de Charlie Hebdo.
9 de enero: Coulibaly, exdelincuente como los hermanos Kouachi, entra en un supermercado de la cadena Hyper Cacher, especializado en productos consumidos sobre todo por los judíos ortodoxos. Armado hasta los dientes, secuestra a los empleados y a los clientes durante varias horas. Es víspera de shabat y hay mucha gente haciendo sus compras para celebrar el día santo de la religión judía. Resultado: 4 muertos: Yoav Hattab, Yohan Cohen, Philippe Braham et François-Michel Saada.
Algunas horas más tarde, las fuerzas policiales de élite lanzan un asalto simultáneo al supermercado y a la imprenta a las afueras de París donde se refugiaron los hermanos Kouachi, tras una larga huida. Todos los yihadistas sucumben en el enfrentamiento con los agentes.
Video de propaganda publicado después de la muerte de Amedy Coulibaly, 11 de enero de 2015. REUTERS/Social Media via Reuters TV |
Yo soy Charlie
La indignación y la solidaridad de los franceses se expresan en el eslogan Yo soy Charlie, creado por un diseñador unas horas después del ataque contra el semanario satírico. Instantáneamente, circula en las redes sociales, se posesiona de Francia y le da la vuelta al mundo.
Tres días más tarde, una gigantesca manifestación republicana, de más de un millón de personas, se concentra en la Plaza de la República, en París, encabezada por cincuenta jefes de estado y de gobierno de diferentes países.
Al mismo tiempo, se realizan actos similares en otras ciudades de Francia y de diversos países en Europa y el resto del mundo. Todos los manifestantes son Charlie.
El caricaturista Luz - Rénald Luzier - presenta la portada de Charlie Hebdo el 31 de enero, la primera edición del semanario después del atentado. AFP PHOTO / MARTIN BUREAU |
François Hollande: homenaje y medidas un año después
Tres placas conmemorativas fueron descubiertas esta semana, sucesivamente, en los lugares de los ataques terroristas, en presencia del jefe del estado y del primer ministro Manuel Valls. Un recordatorio de gran sobriedad.
En su tradicional saludo de año nuevo a la policía, en la Prefectura de París -donde rindió homenaje en enero de 2015 a los tres policías asesinados por los yihadistas – François Hollande debe presentar nuevas medidas de seguridad, concretizadas en un proyecto de ley que endurece el Código Penal para luchar con mayor eficacia contra el crimen organizado y el terrorismo. Entre ellas, la flexibilización de las exigencias a las fuerzas del orden para la utilización de sus armas y una ampliación de las posibilidades de requisas y allanamientos durante la noche. De esta manera, se “reforzarían de forma perenne las herramientas y los medios a disposición de las autoridades administrativas y judiciales”.
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