lunes, 11 de abril de 2016

Confirman radiación en agua de pozo de San José Iturbide, norte de Guanajuato

* Conagua desecha las quejas de los afectados

De la Mesa de Redacción Rafael Castilleja
De Arcano Político

Alertan investigadores de la UNAM sobre niveles elevados de radiación alfa el agua del pozo que suministra a las comunidades La Cantera, La Huerta y el Fraccionamiento la Cantera, del municipio de San José Iturbide, norte de Guanajuato, lo que se relacionaría con la muerte por leucemia linfoblástica de niñas menores de 12 años.

Pidieron los pobladores que se realizaran los estudios después del fallecimiento de tres niñas y dos adultos en La Cantera en 2015, y se generó la sospecha sobre la contaminación del agua que consumen, pero sus quejas han sido rechazadas por el gobierno del estado y la Comisión Nacional del Agua (Conagua).

Marcos Adrián Ortega, uno de los especialistas que desde septiembre de 2015 participa en los estudios en los asentamientos y en el levantamiento de muestras de esa agua subterránea, expuso que los análisis han arrojado mediciones de radiación cuatro veces por encima de la permitida por la NOM-127SSA1.

En marzo del 2015, relató, habitantes de esos poblados enviaron una carta a la Rectoría de la UNAM, acompañada de 118 firmas, para solicitar ayuda para identificar las causas de la alta incidencia de leucemia en niñas de La Cantera.

Por ello, investigadores del CGeo, a cargo de Gerardo Carrasco, realizaron visitas de campo en mayo y detectaron que el pozo que abastece a estas comunidades se ubica a menos de 20 metros de distancia de un basurero, que desde 1980 contiene residuos urbanos e industriales potencialmente tóxicos, cuyos lixiviados pudieran ser la causa de la contaminación del agua subterránea y de las enfermedades de los habitantes.

Esta información, dijo, fue determinante para plantear la hipótesis sobre la posibilidad de contaminación hídrica procedente del foso como causa probable de las muertes por leucemia reportadas en años recientes en estas localidades.

En septiembre de 2015, y a pesar de la reticencia de las autoridades, se tomaron dos grupos de muestras del agua del pozo. Uno, pagado por el municipio, fue enviado a un laboratorio privado en Estados Unidos; en el financiado por la UNAM, parte de los estudios estuvieron a cargo del Instituto Nacional de Investigaciones Nucleares (ININ).

“Los costeados por la Universidad revelan que el agua tiene niveles de radioactividad alfa de 2.3 Bq/L (becquereles por litro), cuatro veces por encima de lo recomendado por la NOM-127SSA1. Los resultados del informe con financiamiento municipal no han sido revelados”, señaló Ortega.

Por ello, el CGeo recomendó practicar análisis más detallados para conocer los niveles y fuentes de toxicidad del agua, a fin de determinar si hay una relación directa entre la contaminación y las afectaciones de los habitantes de la zona.

Mientras estos estudios no se concluyan, agregaron los investigadores, los vecinos del lugar no deberían ingerir el líquido en cuestión, por lo que se recomienda proporcionarles una fuente alterna de abastecimiento e información adecuada.

Las tres instancias de gobierno de Guanajuato acordaron que la UNAM participaría en la toma de las muestras de agua del pozo, situación que no se ha dado.

Ante ello, la Universidad ha conformado un grupo con miembros de diferentes entidades académicas (de los institutos de Física, ININ y de Ciencias del Mar y Limnología, así como del propio CGeo) para tomar muestras del agua, suelo y roca a fin de identificar los radionúclidos que pudieran causar, de manera artificial o natural, la radiación alfa global observada.

En los últimos 18 años, Ortega y otros expertos del CGeo han realizado estudios del agua subterránea de los Acuíferos de La Independencia (Cuenca Alta del Río La Laja y del Bajío), que abarca casi la mitad del estado de Guanajuato y que se extrae, principalmente, para riego agroindustrial (cuatro quintas partes) y para el consumo humano e industrial (10 por ciento en cada rubro) y han detectado que contiene arsénico y fluoruro, entre otros elementos dañinos para la salud.


Los análisis sobre la cuenca realizados desde entonces han detectado que la concentración de sodio, arsénico y fluoruro se ha incrementado progresivamente.

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