jueves, 4 de febrero de 2021

Revelación

Cuento


Por Mario Luis ALTUZAR SUÁREZ

 In memoriam Marco Antonio Montes de Oca
Cd de Méx, 3 de agosto de 1932 - ibídem, 7 de febrero de 2009

 -“…número 37596! ¡Tres! ¡Siete! ¡Cinco! ¡Nueve! ¡Seis! ¡Treinta y siete quinientos noventa y seis!”, del estrado expanden las vibraciones sonoras que retumban al frente en el amplio salón vació, del niño gritón de la lotería y otro mueve una esfera enrejada para extraer una bola pequeña que observa y exclama: “¡Premio mayor! ¡Premio mayor! ¡Premio Mayor!”

Reseco el cogote y la saliva pastosa tan parecida a un fuerte pegamento, siento lastimar el paladar al querer hablar con la mano derecha alzada en donde ondea un pedazo de papel y que es ni más ni menos un billete de lotería, pero no cualquier billete ¡este tiene la magia de ser el premiado!

Se enciende una bombilla en el techo, a unos tres metros sobre mi cabeza y me sobresalto al pensar: “¿mi Espíritu se hace presente? ¡No! Según la Enseñanza el Espíritu se encuentra a menos de un metro de distancia. Entonces debe ser una lámpara sencilla y producto del ser humano”. ¡Efectivamente! Se orienta para iluminarme al escuchar a la voz de un tercer niño gritón:

-“¡Allí está el ganador! Puede pasar a recoger su premio”.

Siento flotar y desciendo sobre el tablado en donde me entregan con todo el protocolo el libro “Lorca-Neruda”, un tesoro por registrar los tres hermosos años, de 1933 a 1936, de amistad entre el autor chileno de la Tercera Residencia en la Tierra en que se fusiona el poeta viejo con el nuevo y su entorno, y Los Sonetos del Amor Oscuro con su  fuera y profundidad en el primera cuarteto: “Tú nunca entenderás lo que te quiero / porque duermes en mí y estás dormido / yo te oculto llorando, perseguido / por una voz de penetrante acero”, del granadino, víctima de la intolerancia que caracteriza a la supremacía fascista investida de cualquier doctrina ideológica.

Casi temblando por el manjar literario, prácticamente vuelo a casa para buscar una penca de plátanos, sin confundirme con el modismo “penca” de lento o tonto, aunque… viéndolo bien, así me siento al presentir el mundo que se abre en esas doscientas cincuenta y cuatro  páginas publicadas en 1998 en Santiago de Chile.

Al abrir la boca para dar el primer mordisco al plátano con la mirada en la introducción… ¡suena el despertador! Abro los ojos con la mirada en el techo blanco y el cuerpo sudoroso. Pienso:

-“¡Qué bárbaro! Cómo se manifestaron las imágenes del recuerdo de esa charla con uno de los cuatro creadores en los cincuenta del Poeticismo, el capitalino desaparecido Marco Antonio Montes de Oca al indicarme que debería cambiar mis lecturas a Pablo Neruda, Nicolás Guillén, Octavio Paz, Albert Camus, sin olvidar el amor a las raíces que influye Ramón López Velarde, Manuel Gutiérrez Nájera, Rubén Darío”.

La única duda es el tiempo. El desfasamiento es una pequeña grieta de ¡cincuenta años! Aunque los abuelos decían que lo que bien se aprende nunca se olvida y que lo bailado ni Dios lo quita.

Aunque más bien sería el compromiso adquirido con el poeticista como el anuncio literario de los reacomodos y desafíos de clase que trae como consecuencia la preservación de la identidad cultural ante fallidas transformaciones de los vividores y artífices del engaño. Y se manifiestan tres grandes íconos que desafiaron en su tiempo y forma el estatus quo. ¡Un sueño muy revelador para expandir la Luz!

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