Vista panorámica de una reunión del Consejo de DerechosHumanos de la ONU en Ginebra. ONU/Jean-Marc Ferre
Guterres pide una actuación mundial contra la creciente amenaza de los neonazis
De la mesa de redacciónDe nuestra asociada RNU
Los movimientos supremacistas blancos y los movimientos
neonazis son algo más que una amenaza terrorista nacional. Se están convirtiendo
en una amenaza transnacional, asegura el titular de la ONU, que también
denuncia que ese peligro incluye hasta quienes ocupan puestos de
responsabilidad, desde donde espolean estos grupos de un modo que hasta hace
poco se consideraba inimaginable.
El Secretario General de la ONU alertó este lunes que
aprovechando la pandemia del coronavirus hay otra epidemia que se esparce a
rápidamente entre países y se incrusta en nuestras sociedades: la de los
movimientos racistas, supremacistas y neonazis. Ante esta grave amenaza,
António Guterres pide una actuación global coordinada.
Durante su discurso de apertura del 46º período de sesiones
del Consejo de Derechos Humanos, Guterres aplaudió la decisión del organismo de
informar sobre el racismo sistémico, la rendición de cuentas, la reparación y
las respuestas a las protestas pacíficas contra el racismo. También llamó a
intensificar la lucha contra estas ideologías.
“El peligro de estos movimientos avivados por el odio crece
día tras día. Hay que llamarlos por su nombre: Los movimientos supremacistas
blancos y los movimientos neonazis son algo más que una amenaza terrorista
nacional. Se están convirtiendo en una amenaza transnacional”, advirtió.
Guterres explicó que estos grupos han aprovechado la
aparición de la pandemia del coronavirus para aumentar sus filas mediante la
“polarización social y la manipulación política y cultural”, y que representan
la mayor amenaza para la seguridad interna de varias naciones.
“Un frenesí de odio invade a grupos e individuos, que
recaudan fondos, reclutan personas y se comunican por internet en su propio
país y en el extranjero y que viajan por el mundo para adiestrarse juntos y
poner en red sus ideologías alimentadas por el odio”, avisó.
Un peligro que incluso llega hasta las personas “que ocupan
puestos de responsabilidad” y que espolean a estos grupos de un modo “que hasta
hace poco se consideraba inimaginable”.
Por ello, destacó la necesidad de llevar a cabo “una acción
mundial coordinada para acabar con este grave y creciente peligro”.
La COVID-19 no puede ser una excusa para suprimir libertades
Pero estos grupos distan de ser los únicos movimientos que
aprovecharon las complicadas circunstancias derivadas de la epidemia. Guterres
extendió su mensaje a las autoridades de algunos países que han usado
“políticas de mano dura” en cuestiones de seguridad, y han adoptado medidas de
emergencia para “aplastar la disidencia, criminalizar las libertades básicas,
silenciar la información independiente y restringir las actividades de las
organizaciones no gubernamentales”.
Unas acciones que resultan en la detención, persecución,
intimidación y vigilancia de defensores de los derechos humanos, periodistas,
abogados, activistas políticos y médicos únicamente por cuestionar las respuestas
de los Gobiernos a la epidemia.
Alertó que las restricciones relacionadas con la pandemia se
están usando “para subvertir los procesos electorales, debilitar la voz de la
oposición y suprimir las críticas” y que, en determinadas ocasiones, se ha
dificultado el acceso a información vital sobre la COVID-19, mientras que se ha
incrementado la desinformación.
El crecimiento exponencial de los usuarios de internetofrece oportunidades pero también fomenta preocupaciónpor las violaciones de
privacidad. Captura de pantalla.
No se puede permitir el uso y el abuso de las plataformas
digitales
A continuación, advirtió sobre la creciente importancia de
las plataformas digitales y el “uso y abuso” que éstas hacen de los datos
recopilados de cada persona, ya que se carece de control sobre esa información.
“No sabemos cómo se ha reunido tal información, quién lo ha
hecho ni con qué fines. Esos datos se utilizan con propósitos comerciales: para
fines publicitarios y de mercadotecnia y para que las empresas aumenten sus
beneficios. Los patrones de comportamiento se están comercializando y vendiendo
como contratos de futuros”, explicó.
El Secretario General avisó que esta gestión irregular de
los datos ha provocado nuevos modelos de negocio cuyo resultado es contribuir
“a una concentración cada vez mayor de la riqueza y la desigualdad”, y que
también se usan para “moldear y manipular nuestras percepciones” sin apenas
darnos cuenta.
“Los Gobiernos pueden explotar esos datos para controlar el
comportamiento de su propia ciudadanía, violando los derechos humanos de
personas o grupos. Todo esto está lejos de ser ciencia ficción o pronósticos
distópicos sobre el siglo XXII. Está sucediendo aquí y ahora. Y exige un debate
serio”.
Para lograrlo, puso como ejemplo la Hoja de Ruta para la
Cooperación Digital de la Organización.
Bachelet: El uso de la fuerza no acabará con la pandemia
Por su parte, la Alta
Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos destacó que el combate a la
pandemia pasa por “reconocer y reparar las fracturas que han socavado la
capacidad de recuperación de nuestras sociedades”.
Michelle Bachelet indicó que la preparación de los esfuerzos
de recuperación nos da la posibilidad de recomponer sistemas mejores y más
inclusivos “que aborden las causas profundas y nos preparen para hacer frente a
los retos que sin duda tendremos que afrontar”.
Para conseguirlo, Bachelet apeló a eliminar cualquier forma
de discriminación; a fomentar una participación pública relevante para elaborar
políticas más eficaces; a reunir toda la capacidad operativa de todos los
organismos de la ONU para apoyar a los Estados; y a priorizar la construcción o
el refuerzo de los sistemas para hacer realidad el derecho a la salud y el
derecho a la protección social.
“Porque creo que todos somos conscientes de que el uso de la
fuerza no acabará con esta pandemia. Enviar a los críticos a la cárcel no
acabará con esta pandemia. Las restricciones ilegítimas a las libertades
públicas, la extralimitación de los poderes de emergencia y el uso innecesario
o excesivo de la fuerza no sólo son inútiles y carecen de principios. Disuaden
de la participación pública en la toma de decisiones, que es la base de la
elaboración de políticas sólidas”, destacó.
La Alta Comisionada manifestó que el escenario para acabar
con la pandemia y acelerar una recuperación duradera y resistente es el de “la
aplicación efectiva de los principios de derechos humanos, basada en la
confianza pública”.
Para lograr esta confianza, Bachelet declaró que debe
contarse con “una administración transparente, responsable e inclusiva, basada
en una prensa libre, instituciones democráticas eficaces y la participación
significativa del público en la política”.
Bachelet destacó que todos los países deberían prestar un
mayor apoyo a “estos pilares esenciales” y a las organizaciones de la sociedad
civil “libres e independientes”.
Ayudar a los más vulnerables
El presidente de la Asamblea General de la ONU, Volkan
Bozkir, subrayó que la mejor manera de recuperarse de la pandemia es centrarse
en las necesidades básicas de la población, entre ellas las nuevas vacunas
contra el coronavirus.
"Es esencial que todas las respuestas a la pandemia de
COVID-19 se centren en los derechos humanos y promuevan la protección de
nuestros ciudadanos, incluidos los más vulnerables, que son los que más
necesitan nuestra atención y consideración", destacó.
Bozkir explicó que "esto incluye garantizar la distribución equitativa y justa de las vacunas para todos. Es fundamental que se facilite la participación de la sociedad civil, el sector privado y todas las partes interesadas, y que se les proporcione información durante la planificación y la evaluación de las respuestas."
No hay comentarios:
Publicar un comentario