De la Mesa de Redacción Rafael Castilleja
De Arcano Político
América Latina y el Caribe es, según la OCDE, la región
mundial que más ha avanzado en el reconocimiento formal de los derechos de las
mujeres. Contrasta la realidad con mil 678 asesinadas en 2014 en los 17 países
que ofrecen datos. Invariable en 20 años de que una de cada tres mujeres pueden
ser víctimas de violencia.
El Consejo Permanente de la OEA sostiene una reunión
ordinaria el martes 24 de noviembre de 2015, a las 10:00 EST (15:00 GMT) en el
Salón Simón Bolívar de la sede del organismo en Washington DC, para Conmemorar
el Día internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, entre
otros temas, informó en un comunicado.
Rememoró que hace ya veinte años, los Estados de las
Américas dieron el enorme paso de aprobar, en el marco de la OEA, la
“Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la violencia
contra la mujer” -conocida como “Convención de Belém do Para”. Hoy, 32 de los
34 miembros de la OEA han ratificado la Convención, y están comprometidos a adoptar “sin
dilaciones” medidas para proteger a las mujeres.
Los motivos para el regocijo son sin embargo mínimos, porque
la realidad sigue siendo dramática: según CEPAL, 1.678 mujeres -en los 17
países de la región que ofrecen datos- fueron asesinadas en 2014 por el mero
hecho de serlo. Según la ONU, en fin, hace 20 años una de cada tres mujeres podía
esperar ser víctima de la violencia en algún momento de su vida. Hoy esa
inquietante cifra se mantiene invariable.
¿Qué ha pasado? Eso es, en gran parte, lo que intenta
responder el Segundo Informe del Mecanismo de Seguimiento de la Convención de
Belém do Pará (MESECVI) de la OEA. Su conclusión es la plasmación en palabras
de lo que dicen los números: hay algunas luces, pero aún quedan muchas sombras:
“Los avances en la región en el combate a la violencia de género son desiguales
y quedan grandes retos a todos los niveles”.
A pesar de que el fenómeno de la violencia contra las
mujeres ha pasado de “invisible” a ser identificada “como una problemática real
y sistemática”, persisten demasiadas dificultades:
Solo 8 de 32 países tienen leyes integrales sobre la
violencia contra las mujeres, siendo sobre violencia intrafamiliar la mayoría
de leyes afines”.
Persisten obstáculos para evaluar el grado de avance de los
Estados - falta de información sobre la asignación del presupuesto público a la
prevención, la atención y la sanción de la violencia.
Las mujeres todavía no tienen garantizados sus derechos a
decidir, ejercer y controlar su sexualidad y su función reproductiva en
condiciones de igualdad con los hombres y libres de discriminación, prejuicios
y violencia.
Para la secretaria técnica del MESECVI, Luz Patricia Mejía,
el escaso avance en materia de protección a los derechos de las mujeres se
debe, principalmente, a “la ausencia de respuestas institucionales efectivas
que al final, más allá de las condenas públicas, lanzan un mensaje permanente
de impunidad a la sociedad”. Esta afirmación está respaldada por el nivel de
aceptación social de las propias mujeres a la violencia, que en los países que
incluye el informe va desde el 2,9 al 38,2 por ciento de la población femenina.
La presidenta del Comité de Expertas del MESECVI, Diana
González, lamenta por su parte que algunos países se han planteado disminuir el
nivel jerárquico de las entidades a cargo de la ejecución de políticas públicas
destinadas a proteger los derechos de las mujeres, “lo que implicaría una
disminución importante de su poder operativo, de su relevancia política y
financiera y, en consecuencia, un retroceso en la respuesta del Estado a las
mujeres en situación de violencia de género”.
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